Bajo el título "Brasil: consolidar la ruptura histórica realizada por el PT", el destacado pensador brasileño Leonardo Boff, realiza un análisis de la historia que muestra las formas de explotación que las clases dominantes brasileñas impusieron a las grandes masas del pueblo a lo largo de 500 años hasta llegar "a la victoria de un hijo de la pobreza, Lula", lo que significó "un escándalo de los escándalos para las mentes sumisas y alineadas con los poderes mundiales".
"Para mi el significado mayor de estas próximas elecciones, es consolidar la ruptura que Lula y el PT han instaurado en la historia política brasileña, derrotaron a las élites económico-financieras y a su brazo ideológico, la gran prensa comercial"
Sobre esas bases estampa su juicio sobre el mayor atributo de los gobiernos de Lula en estos términos:
"Un obrero, representante de la cultura popular, un no educado académicamente en la escuela de los faraones, llega al poder central y devuelve al pueblo el sentimiento de dignidad, de fuerza histórica y de ser sujeto de una democracia republicana, en que 'la cosa pública', lo social, la vida maltratada del pueblo ha ganado centralidad".
Dice que, en la línea de Gandhi, Lula anunció: "No vine para administrar, vine para cuidar; una empresa la administro, un pueblo vivo y sufrido lo cuido" y en ese cuadro se ha erigido en el "instaurador de un nuevo tiempo en la política brasileña".
Este concepto medular está asentado en el conjunto de las políticas sociales emprendidas por el gobierno brasileño, que enumera prolijamente: Hambre Cero y después Bolsa Familia, Crédito Consignado, Luz para Todos, Mi Casa mi Vida, Agricultura Familiar, Pro Universidad), Escuelas Profesionales, todo lo cual ha engendrado un salto de calidad: "millones pasaron de la miseria sufrida a la pobreza digna y laboriosa y de la pobreza a la clase media. Toda la sociedad se movilizó para mejor".
Esta derrota infligida a las élites excluyentes y anti-pueblo debe ser consolidada en esta elección por una victoria convincente, estima Boff, para que se configure "un no retorno definitivo" y pueda proclamarse que "terminó el largo amanecer".
Extrae la lógica conclusión que "urge derrotar a las fuerzas reaccionarias que se esconden detrás del candidato de la oposición".
(Explica: "No juzgo a la persona, eso es cosa de Dios, sino lo que representa como actor social").
Y trae a colación la obra de Celso Furtado, a quien considera el mejor pensador en economía, quien en su obra de 1993 titulada "La construcción interrumpida" advierte acerca de las fuerzas que se proponen precisamente interrumpir el proceso de formación de un Estado-nación en Brasil.
"Estas no pueden prevalecer. Estamos en capacidad de completar la construcción de Brasil, derrotándolas con Lula y con las fuerzas que realizarán el sueño de Celso Furtado y el nuestro", concluye.
Las realizaciones positivas del gobierno de Lula se siguen materializando mientras sigue su curso la campaña hacia las elecciones generales del 3 de octubre.
Por ejemplo, en materia de viviendas, sobre la base del programa Mi Casa, Mi Vida, que cita Leonardo Boff.
El pasado sábado 18, Lula entregó un conjunto de viviendas en la residencial Casas do Parque de la ciudad de Campinas en el estado de Sâo Paulo, en condiciones de financiamiento que se adaptan a la situación de personas de bajos ingresos.
En esa ciudad ya hay 12 mil viviendas con financiación aprobada por la Caixa Económica Federal, de las cuales 6 mil son para personas que ganan hasta 3 salarios mínimos. En el segundo compromiso de su agenda de ese día, el presidente entregó 106 apartamentos de unidad habitacional en la ciudad de Osasco.
El gobierno subsidia una parte del valor de las casas y permite que personas pobres vivan con dignidad, señaló.
El programa mencionado ya tiene 656 mil viviendas contratadas y se confía en completar las 344 mil restantes para llegar al millón de viviendas comprometidas hasta fin del año (y del actual mandato).
En fecha próxima se lanzará la segunda fase del Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC), en el cual está incluido el programa de vivienda, mediante el cual se aspira a concretar dos millones de casas en los próximos cuatro años, pero el presidente advirtió que la solución definitiva del problema es una labor para más de un mandato.
En el acto, desde el público se comenzó a vivar el nombre de Dilma Rousseff a la que Lula evitó referirse, y comentó con buen ánimo que si lo multaban por esa razón les enviaría la cuenta a los asistentes.
Niko Schvarz
Fuente:La República
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