-- --

Buscar información

Facebook y Twitter

jueves, 5 de abril de 2018

MEXICO: MIENTRAS UN TRUMP HISTERICO HABLA DE ENVIAR A LAS FUERZAS ARMADAS YANQUIS A LA FRONTERA, EL PUEBLO AZTECA AYUDA A CIENTOS DE REFUGIADOS QUE HUYEN DE LA MUERTE EN CENTROAMERICA


Líderes de la caravana centroamericana que atraviesa México en dirección a Estados Unidos de América, confirmaron que su objetivo ya no es llegar hasta Tamaulipas, sino que llegarán a la ciudad de Puebla  en el centro del país, donde se informará a los migrantes de las distintas salidas legales que tienen a su alcance. La organización 'Pueblos sin fronteras', convocantes de la marcha, desiste de esta forma en su objetivo de trasladar a los 1.100 migrantes desde una frontera a otra, tras la sucesión de tuits enviados por un histérico presidente Donald Trump en los que amenazó con enviar a la Guardia Nacional a la frontera para impedir su acceso al país o incluso cortar los fondos de ayuda a Honduras, de donde proceden la mayoría de migrantes que salieron hace diez días desde la frontera con Guatemala.


"Vamos a llegar hasta Puebla en distintos autobuses.
Allí se informará a todos los emigrantes de las opciones legales que tienen y de las dificultades para conseguir el estatus de refugiado en Estados Unidos, lo que implica pasar hasta un año en un régimen semicarcelario hasta que se resuelva su situación", dijo a el diario El País de Madrid, Rodrigo Abeja, uno de los organizadores de la caravana.

Ante esta situación los migrantes podrán escoger entre disolver la caravana, que sigue conformada por 1.100 personas, y seguir camino por su cuenta hacia el norte, o solicitar refugio y asilo en México. Todo indica que, ante el negro panorama descrito, será México quien absorba las consecuencias de la crisis humanitaria que se vive en Centroamérica y que se ha detenido temporalmente en Oaxaca.

La caravana de migrantes que, según el presidente Donald Trump amenaza la seguridad de Estados Unidos de América, ni es temible, ni se ha disuelto. Tampoco va a retroceder por el momento, pese a los deseos del mandatario, que ha obligado a México a buscar una salida que contente al vecino del norte y responda a las demandas de los migrantes.

La caravana que Trump amenaza con frenar enviando al Ejército a la frontera está compuesta por 1.200 personas, la mayoría hondureños agotados y mal comidos, de los cuales 300 son niños y entre los que hay una decena de ancianos y mujeres embarazadas. Hasta el momento sus tuits no frenan el avance pero sí han puesto luz y reflectores sobre una caravana que se celebraba cada año en medio de la indiferencia.

Tirada en el suelo y cubierta por el sol con unas telas, Génesis, de 25 años, da leche y mece a su hijo nacido en un mugriento baño de Tapachula hace solo un mes.

En la ciudad fronteriza trabajaba como asistenta mientras esperaba una respuesta a su solicitud de visa humanitaria con la que poder atravesar el país. Cuando se enteró de que varios cientos de migrantes se habían organizado para avanzar en masa hacia el norte tomó a su bebé recién nacido y se unió a ellos sin dudarlo. "Sé que corre peligro pero él es el motor que me mueve. No quiero que tenga la vida que tenemos en Honduras donde solo hay violencia y pandillas y no hay oportunidades de trabajo", describe con el niño en brazos bajo el infernal calor del Istmo.

La caravana dormitaba este martes en Matías Romero, un pueblo de Oaxaca por donde pasa el tren conocido como La Best y donde han acampado y son alimentados por la población que además les ha cedido un lugar donde quedarse. La más reciente exageración de Trump es que México no hace nada para detener la emigración ilegal. Los datos oficiales señalan, sin embargo, que los cruces fronterizos ilegales por la frontera entre México y Estados Unidos están en mínimos históricos frente a las deportaciones mexicanas de centroamericanos que marcan máximos nunca vistos.

Tras el revuelo organizado por los tuits de Trump, el objetivo ahora de los migrantes es seguir avanzando pero sin que se note. Ese es al menos el acuerdo alcanzado entre los organizadores del 'Viacrucis del migrante' y las autoridades mexicanas. Para ello, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha ofrecido tres salidas legales que cambiarían la situación irregular en la que se encuentran tras haber entrado sin documentos desde Guatemala: una visa humanitaria, una visa de tránsito o una visa para solicitar asilo y refugio.

"Trump nos ha hecho un favor con sus tuits", confiesa Rodrigo Abeja, uno de los organizadores de la marcha, quien reconoce el carácter político y reivindicativo de una protesta que se organiza cada año desde 2008 durante la Semana Santa y que esta vez ha llenado periódicos y noticieros.

"Si vamos en bola me siento seguro. Aquí nos protegemos, nos atienden y no estamos expuestos a los robos y abusos", explica Héctor Hernández, hondureño de 28 años que salió de su país hace una semana huyendo de la violencia de las pandillas que asesinaron a varios amigos y que le enviaron una advertencia: "O trabajas para nosotros o serás el siguiente", recuerda con lágrimas en los ojos. Después de varias semanas vagando solo y a la deriva, Héctor se encontró con la caravana y decidió unirse a ella.

"Hay más corazón en un mexicano que en 10 políticos hondureños", añade su amigo Ricardo Ávila, abrumado por la ayuda que han recibido durante todo el camino desde la frontera. Ricardo huyó de su país hace 20 días tras la crisis desatada con la victoria electoral de Juan Orlando Hernández, en noviembre, que aumentó la polarización y la represión en el país.

La caravana partió el 25 de marzo de Tapachula, en la frontera con Guatemala, y caminó hasta Matías Romero, en Oaxaca -a 422 kilómetros y 86 horas de distancia a pie- mientras Trump escribía tuits.

"Hace 10 años organizamos la primera caravana y desde hace tres la hacemos de frontera Norte a frontera Sur. El objetivo es visibilizar la indefensión de los migrantes, defender el derecho al libre tránsito, presionar a COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) y lograr más recursos para desbloquear las miles de peticiones de asilo presentadas que siguen sin respuesta", explica Irineo Mújica, coordinador de la organización Pueblos sin Fronteras.

"Trump amenaza con enviar el Ejército a la frontera pero México ha tratado de responder de forma humanitaria. Hay derechos de la población que deben ser ejercidos y que son anteriores a Trump", defiende Mújica mientras habla rodeado de hondureños despistados ante el repentino protagonismo obtenido.

Muchos de ellos llevaban meses varados en Tapachula a la espera de una respuesta oficial. Ahora han visto como su estatus legal puede solucionarse en pocas horas desde que Trump los colocó en el centro de sus iras.

Más de 1.000 migrantes centroamericanos acampan en el municipio de Matías Romero, en Oaxaca, mientras esperan para avanzar hacia la frontera norte. Mal comidos y agotados, su sola presencia en suelo mexicano ha enardecido al presidente Donald Trump que este miércoles anunció que militarizará la frontera para impedir su llegada. Las autoridades mexicanas buscan una respuesta legal que calme sus protestas y atienda la crisis humanitaria que se vive en la frontera sur.


A la ira del mandatario estadounidense, la población de Oaxaca ha respondido con enormes muestras de solidaridad. Estas son algunos de los rostros que componen la caravana.

Cargando con un bebé nacido en el retrete
 
Génesis sostiene a su hijo César


Tirada en el suelo y cubierta por el sol con unas telas, Génesis Graciela, de 25 años, da leche y mece a su hijo nacido en un mugriento baño de Tapachula (Chiapas) hace solo un mes. En la ciudad fronteriza trabajaba como asistenta mientras esperaba una respuesta a su solicitud de visa humanitaria con la que poder atravesar el país. Cuando se enteró de que varios cientos de migrantes se habían organizado para avanzar en masa hacia el norte tomó a su bebé recién nacido y se unió a ellos sin dudarlo. “Sé que corre peligro, pero él es el motor que me mueve. No quiero que tenga la vida que tenemos en Honduras donde solo hay violencia y pandillas y no hay oportunidades de trabajo”, describe aferrada al niño bajo el infernal calor del Istmo.

Una diputada hondureña que huye de JOH


María Colindres Ortega, fue diputada nacional del partido LIBRE, de Manuel Zelaya, por el departamento de Yoro hasta la polémica victoria en el mes de noviembre de Juan Orlando Hernández. Las elecciones fueron consideradas fraudulentas por la oposición y la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció graves irregularidades, lo que dio origen a unos disturbios que dejaron más de 30 muertos.
 
María Colindres, diputada migrante hondureña
“A partir de entonces comenzó una ola represiva sin precedentes en el país. Los opositores somos clasificados y amenazados. Ha habido una matanza selectiva de líderes políticos, sociales o ecologistas que no se detiene”, argumenta María.

“Nunca había pensado que tendría que dejar mi país y menos tener que emigrar en estas condiciones”, lamenta desde el suelo. Su objetivo es llegar a Estados Unidos y solicitar asilo político. Atrás dejó siete hijos y una carrera política a la que algún día espera regresar para empujar la transformación de su país.

Los Baires, cuatro generaciones metidas en una bolsa de plástico

Blanca, Marlén, Clara y Elena o, lo que es lo mismo, la familia Baires al completo. Una bisabuela de 63 años, una abuela de 47, una madre de 26 y una nieta de 7.

Cuatro generaciones de mujeres salvadoreñas que huyeron con lo puesto de su país y que este miércoles amanecieron un día más sobre la hierba de lo que, hasta la semana pasada, era un campo de fútbol. Hoy es un inmenso recinto lleno de basura donde cientos de familias aguardan para seguir con su objetivo de alcanzar la frontera norte.

La familia Baires, descansa en el campo de fútbol de Matías Romero


Toda la familia dejó el país en cuestión de horas y metieron el equipaje en unas pocas bolsas de plástico. En ellas va algo de ropa y el papel que les amargó la vida. Una hoja escrita a mano que las pandillas le dejaron. En él los obligan a abandonar su casa en el menor tiempo posible con una frase “y si no, toda la familia Baires va a morir”.

“Allá la cuestión de la mara está muy tremenda. Hay que salir a las horas que ellos te marcan y hacer lo que ellos indican”, explica Marlén para describir su colonia en La Paz donde se ganaban la vida vendiendo fruta. “En El Salvador vivíamos todos juntos y la advertencia era para todos”, recuerda.

Hace dos meses que esperaban en Tapachula una respuesta a su solicitud de asilo pero cuando se enteraron de la existencia de una caravana que pretendía llegar a Tijuana se sumaron sin dudarlo.

Persecución del colectivo LGTB


“En Honduras es imposible vivir sin tener que ocultar tus preferencias sexuales. Es una tortura para gais, lesbianas y transexuales somos agredidas y asesinadas con total impunidad”, relata. Después de un mes en la ciudad de Tapachula se unió a la caravana cuando se enteró que pretendía llegar a Tijuana, donde quiere pedir la condición de refugiado.Una decena de miembros de la comunidad LGBT se han sumado a la caravana en busca de protección antes de pedir asilo en Estados Unidos. Todos ellos han sufrido palizas y agresiones antes de abandonar Honduras. Uno de los casos más dramáticos es el de los transexuales. Shannel Smith, el seudónimo que elige para la entrevista, explica que le obligaron a vender droga y al negarse recibió tres disparos, dos le dieron en el brazo y otro en el pecho. Sobre el pasto del recinto deportivo muestra la cicatriz, aun sin curar, que le dejó la agresión.

Solidaridad mexicana con los migrantes centroamericanos
 
Vecinas de Matías Romero, Oaxaca, repartiendo comida a los migrantes
Pocas horas después de que más de 1.000 centroamericanos tomaran su pueblo y se instalaran en el campo de fútbol, un grupo de mujeres de Matías Romero, en Oaxaca, se organizó para atenderlos. Una compró arroz, otra tomates, otra frijoles, tortillas y bolillos y otra más cocinó toda la noche. De sus ollas han salido más de 1.500 raciones de comida para los migrantes a los que un día antes no conocían.

Desde el lunes, Rosalía, Maribel, Olivia, Aura, Beatriz…llegan cada mañana para dar de comer “a esta gente que sufre y a la que debemos echar una mano”, explica la primera mientras vuelca una cuchara tras otra de arroz en platos de unicel. Se hacen llamar mujeres emprendedoras y ante la ausencia de autoridades defienden que la sociedad siempre va por delante de sus autoridades “como sucedió en el último terremoto”, insiste.

Fuente: El País de M.


No hay comentarios: