El gobierno de Brasil cedió al "lobby" empresarial agropecuario y decidió impedir el ingreso de productos lácteos uruguayos. Y de este lado de la frontera se encendieron todas las alarmas. La presión de los productores brasileños se venía intensificando e incluso un grupo de ellos bloqueó el mes pasado varias horas el puente que une Río Branco con Brasil. A Brasil nunca le interesó en realidad el Mercosur y ahora con un gobierno de derecha busca terminar de liquidarlo con argumentos absolutamente ridículos
El ministro de Agricultura norteño, Blairo Maggi, anunció tras reunirse con el Frente Parlamentario del Agronegocio, que la medida solamente será revertida si se comprueba que el 100 % del volumen de leche exportado a Brasil haya sido efectivamente producido en Uruguay. Maggi dijo que "sectores organizados, productores, sindicatos, asociaciones, federaciones, todos reclaman mucho por la cantidad de leche importada y alegan que el producto uruguayo sería insuficiente para exportar las cantidades que llegan a Brasil".
El canciller Rodolfo Nin Novoa ya hizo saber la molestia del gobierno uruguayo por la traba a su colega brasileño Aloysio Nunes, informó "Subrayado". El canciller será citado al Parlamento por el Partido Nacional.
La semana pasada, la Federación de Agricultura de Rio Grande do Sul (Farsul) envió un documento a los parlamentarios en el que argumentaba que Uruguay estaba haciendo "dumping" con los lácteos (o sea vendiéndolos por debajo de sus costos de producción) y recomendó controlar los procesos de importación.
"Es la primera medida práctica que estamos tomando. Ya había defendido públicamente que debemos negociar con Uruguay cuotas, (siguiendo) el ejemplo de lo que ya hay con Argentina. Uruguay no se siente confortable para hacer eso, pero es una necesidad del mercado brasilero", explicó Maggi. Y adelantó que una misión brasileña técnica vendrá a Uruguay.
Guerra de cifras.
La Federación de Agricultura de Rio Grande do Sul (Farsul) había pedido días atrás al Departamento de Defensa Comercial (Decom) del Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios, que abriera una investigación sobre una probable práctica ilegal de comercio con los productos lácteos uruguayos. La Farsul sostuvo que hay un déficit de 52 millones de litros de leche en Uruguay y que la producción en 2016 fue de 1,77 millones de litros. Farsul, sostiene que el mayor volumen de lácteos uruguayos se vuelca a Rio Grande do Sul y que ese estado perdió el 22% de los productores lecheros en los últimos dos años.
Uruguay rechaza enfáticamente la acusación. El presidente del Instituto Nacional de la Leche, Inale, Ricardo de Izaguirre, dijo a El País que "es una acusación alevosa". "En 2016 se vendió más leche de la que se produjo porque había stock de lácteos de 2015", explicó. Según de Izaguirre, "no hay importaciones que justifiquen ese argumento". La "triangulación" implica importar leche de otro país, procesarla y venderla como producto terminado dentro del Mercosur. "No importamos leche de Nueva Zelanda, como se acusa, ni de ningún otro país", aseguró de Izaguirre.
El sector lácteo se ha visto muy afectado por los malos precios internacionales en los últimos años. Pese a todo, en 2016 ocupó el cuarto lugar del ranking de exportaciones por sector en 2016, con US$ 563 millones vendidos. Esa cifra representó el 7% del total de las exportaciones en 2016. En los nueve primeros meses del año, según Uruguay XXI, los volúmenes colocados en Brasil se retrajeron 42%.
Fernando Valverde, presidente de la Intergremial de Productores de Leche (IPL) dijo a El País que "la producción venía repuntando en esta primavera y el corte en la emisión de licencias de importación adoptado por Brasil preocupa mucho". "Lo más preocupante son los argumentos que maneja el gobierno de Brasil, porque es una acusación totalmente irreal", agregó el gremialista.
Peligro para una industria en reestructura.
La Federación de Trabajadores de la Industria Láctea entiende que Brasil incurre en un proteccionismo inaceptable, "y se corta solo" afectando a los productores y trabajadores uruguayos. "En toda la industria uruguaya hay un proceso de reestructura, en Pili, en Coleme, en todo el sector, y estamos tratando de evitar que la variable de ajuste sean los trabajadores y esta actitud de Brasil complica mucho más", dijo el dirigente Carlos Cachón.
"No debe generarse una guerra de pobres contra pobres. Y hay que buscarle la vuelta para que la industria pueda subsistir", señaló. La industria emplea hoy a unas 5.000 personas y ha perdido recientemente unos 1.500 empleos como consecuencia del cierre de las empresas Schreiber Foods (San José) y Ecolat (Colonia). El sindicato está realizando contactos con la Intendencia de San José para intentar reflotar el proyecto de Schreiber Foods. El gremio también realiza gestiones para que subsista la cooperativa Coleme, de Cerro Largo, la más antigua del país.
En Conaprole —que tiene una fuerte exposición al mercado brasileño— la situación laboral está hoy tranquila, pero la principal empresa láctea de Uruguay podría verse afectada por la medida brasileña, dijo Cachón.
En 2016 Uruguay exportó productos lácteos por US$ 350 millones al vecino del norte. Ese monto, a su vez, es aproximadamente el 30% del total exportado por Uruguay a Brasil.
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