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miércoles, 11 de octubre de 2017

D. TRUMP: CUALQUIER EXCUSA ME VIENE BIEN PARA ROMPER EL ACUERDO CON CUBA

Un enigma científico yace en el corazón de una extraña confrontación entre los gobiernos de Estados Unidos de América y Cuba.Según el Departamento de Estado yanqui, casi dos docenas de diplomáticos en la embajada en La Habana han padecido una serie de síntomas médicos misteriosos, que incluyen pérdida de la audición y dificultades cognitivas. Los científicos tienen serias dudas sobre el origen de esos síntomas.


Después de llegar a la conclusión de que su personal estaba bajo un ataque invisible, el departamento retiró al personal no fundamental de La Habana y lanzó un comunicado para exhortar a los estadounidenses a no visitar la isla. El martes, el gobierno de Trump expulsó a quince diplomáticos cubanos de Estados Unidos.

El Departamento de Estado no ha ofrecido más detalles acerca de las condiciones médicas de los empleados afectados; sin embargo, funcionarios del gobierno han declarado de manera anónima que los diplomáticos podrían haber sido atacados con algún tipo de arma sónica. No obstante, los expertos en acústica dicen que esa es una teoría que parece sacada de una película de James Bond.

El sonido puede causar molestia e incluso daño severo y los investigadores han explorado la idea de armamento sónico durante años. Sin embargo, los científicos dudan que un arma de ultrasonido oculta pueda explicar lo que sucedió en Cuba.

“Yo diría que es bastante improbable”, dijo Jurgen Altmann, físico de la Universidad Tecnológica de Dortmund en Alemania y experto en acústica.

Durante décadas, los investigadores militares han tratado de transformar el sonido en un arma no letal que pueda detener a los soldados enemigos en batalla.

“¿Para que contraatacar con batutas y pistolas si podrías usar algo más simple, como un generador de sonido?”, dijo el Dr. Geoffrey S. F. Ling, neurólogo en la Universidad Johns Hopkins y antiguo director de la Oficina de Tecnología Biológica de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados para la Defensa.

El Pentágono patrocinó el desarrollo de bocinas de alta frecuencia para mandar ráfagas de sonido de largo alcance. La Marina los utilizó para mantener a raya a los piratas, mientras el ejército los envía a los puntos de revisión. En años recientes, la policía ha utilizado los llamados aparatos acústicos de largo alcance para dispersar a las multitudes, como a los manifestantes en Ferguson, Misuri.

Sin embargo, estas armas funcionan porque son insoportablemente ruidosas y si una hubiera sido utilizada para atacar diplomáticos en Cuba, no habría lugar a dudas. Así que la especulación se ha virado hacia otra posibilidad: un aparato que produce un sonido fuera del rango del oído humano.

Una posibilidad es el infrasonido, un sonido de baja frecuencia que no puede ser escuchado por humanos. Un informe del Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de la Salud en 2002 señaló que los militares han tratado de crear un arma de infrasonido, pero no habían tenido éxito porque es difícil centrar la longitud de onda. El principal efecto del infrasonido en humanos “parece ser molestia”, concluyó el informe.

El ultrasonido es una opción más probable. Si el ultrasonido alcanza frecuencias mayores a 20.000 hercios —más allá del oído humano—, puede dañar tejido si se produce con suficiente poder.

Los doctores dirigen ondas de ultrasonido para deshacer cálculos renales. Hace décadas, los investigadores crearon en el laboratorio un rayo de ultrasonido intensamente poderoso que puede matar a un ratón a poca distancia.

Los rayos de ultrasonido menos poderosos no causan daño y tienen una gran variedad de usos médicos, como los muy comunes escaneos médicos. Sin embargo, hay evidencia anecdótica de que a ciertos niveles, pueden hacer que la gente se sienta muy incómoda.

Steven L. Garrett, quien enseñaba acústica en la Universidad Penn State antes de retirarse el año pasado, solía hacer demostraciones de rayos ultrasónicos a sus alumnos. Varias veces sintió náuseas y tuvo dolores de cabeza, al punto que decidió utilizar equipo de protección.

“No los usábamos a menos que nos pusiéramos tapones de oído y orejeras”, dijo.
La embajada de Estados Unidos en La Habana. En respuesta al “ataque”, el gobierno de Trump expulsó a diplomáticos cubanos de Estados Unidos.

Desafortunadamente, anécdotas como esta conforman casi todo lo que los científicos saben sobre los efectos del ultrasonido en la salud. “Los datos son muy pocos”, dijo Timothy Leighton, profesor de Acústica Ultrasónica y Submarina en la Universidad Southampton.

Es difícil conseguir que la gente que dice presentar síntomas quiera ser voluntaria para los estudios, agrega. Y aunque también los militares trataron de desarrollar armas con base en sonidos fuera del espectro del oído humano, abandonaron la mayoría de los proyectos en la década de los noventa.

Incluso si alguien más ha tenido éxito al desarrollar un arma ultrasónica, dicen los investigadores, las leyes de la física hacen improbable que el aparato pueda dañar a diplomáticos a la distancia.

“El ultrasonido no puede viajar grandes distancias”, dijo Jun Qin, ingeniero acústico de la Universidad de Illinois. A mayor distancia, más débil es el sonido. Además, señaló el Dr. Garrett, la humedad de un lugar como La Habana lo debilitaría aún más.

Por otro lado, la mayor parte de un rayo de ultrasonido rebotaría en el exterior de un edificio. El poco sonido que atraviese tendría una frecuencia más baja y menos dañina.

Una manera de superar estos obstáculos sería utilizar un arma más grande; pero un vehículo enorme con un cañón de sonido gigante encima al frente de las casas diplomáticas probablemente no pasaría desapercibido.

“Si te refieres a un rifle de rayos que golpea a alguien con ultrasonido que no se puede escuchar a cientos de metros… eso no es posible”, dijo el Dr. Leighton.

Por otro lado, un aparato que emita ultrasonido instalado dentro de un edificio, podría estar suficientemente cerca y ser bastante poderoso para ocasionar daños a los moradores. Aunque, incluso una pared interna bloquearía sus ondas.

Un emisor más pequeño colocado más cerca, quizá en la almohada de alguien, podría hacer el trabajo, dijo el Dr. Qin. Sin embargo, es difícil imaginar que algo así pudiera pasar inadvertido. En teoría, un edificio podría estar lleno de pequeños emisores; no obstante, los expertos dicen que es poco probable.

A pesar de que el ultrasonido puede causar muchos de los síntomas que se reportaron, no hay evidencia de que pueda causar daño cerebral leve.

“No conozco ningún efecto acústico que pueda causar síntomas de contusión”, dijo el Dr. Altmann. “El sonido que viaja por el aire no puede sacudir tu cabeza”.

Por todas estas razones, dicen los expertos, las armas ultrasónicas no deberían encabezar la lista de las explicaciones posibles por la pérdida de la audición y los dolores de cabeza o cualquier otro síntoma que se haya observado en los diplomáticos.

“Creo que estas personas recibieron algo que los dañó”, dijo el Dr. Qin. “Pero pudo haber sido algo del medioambiente”. Las posibilidades incluyen toxinas o infecciones por virus o bacterias que pueden dañar el oído.

El Dr. Leighton dijo que la ansiedad contagiosa u otro elemento psicógeno no podía descartarse. “Si provocas ansiedad en la gente porque está siendo atacada con un arma ultrasónica, esos son los síntomas que obtienes”, dijo.

Revisar todas esas posibilidades sería difícil en este momento.

Si una misteriosa arma ultrasónica de tecnología de punta hubiera sido utilizada, tendría que haber sido fácil obtener evidencia durante el ataque, dijo el Dr. Garrett. Los micrófonos de teléfono celular muchas veces son sensibles al sonido ultrasónico, señaló, y las aplicaciones disponibles para iPhone podrían haberlo develado.

A los investigadores ahora solo les queda examinar a los diplomáticos con daños físicos reveladores, como tímpanos dañados.

“Creo que perdieron su oportunidad” de encontrar la causa, dijo. “Habría sido muy fácil”.

Fuente: The New York Times

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