Según informa la Guardia Civil, la pequeña salió el lunes por la tarde a dar un paseo por el monte con su padre y la mascota, un perro joven de raza podenco, cuando el hombre la perdió de vista cuando regresaban a casa, cerca del casco urbano de Gil-García (Ávila), un municipio de apenas 41 habitantes y a 91 kilómetros de la capital, en pleno Parque Regional de la Sierra de Gredos.
La familia alertó a Emergencias 112 y esta, al instituto armado, que recibió el aviso sobre las 19.20. Los agentes comenzaron a buscarla junto los padres, efectivos de Protección Civil, miembros del Seprona y voluntarios de los pueblos de la comarca de El Barco.
Una vecina puso a la Guardia Civil sobre la pista, al contarles que creyó oír a la niña pasar por su casa. Los agentes detectaron cerca del lugar pisadas del zapato de la menor, con el logotipo de la marca, en uno de los caminos que van al monte. Estas huellas se tomaron como referencia para la búsqueda.
Tras siete horas de búsqueda, miembros del equipo de rescate escucharon el ladrido de la mascota de la niña en respuesta a los ladridos de los perros de rastreo. Siguieron el sonido y encontraron a la menor, al lado de unas zarzas acurrucada su mascota. Estaba dormida arropada por el animal.
Fue el sargento jefe del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil de Ávila, Jorge López, quien la localizó poco antes de las dos de la madrugada cuando iba con otro agente y tres voluntarios con un perro en una zona escarpada, el paraje Arroyo de la Gregoria.
Enma estaba "hecha un ovillo, tiritando y abrazada a su perro", según declaró el sargento a Ávila Red, que la cogió en sus brazos. "Estaba tranquila y sólo tenía algunos rasguños", añadió López. "Si no es por el perro no la encontramos", dijo a la agencia de noticias Ical un miembro de la agrupación de Protección Civil de El Barco de Ávila, Ricardo Salinas.
La niña estaba a cuatro kilómetros del lugar donde desapareció. "Si no llego a estar en la búsqueda no me creo que anduviera tanto. ¿cómo es posible?", se preguntó Salinas. Pero el caso es que dieron con ella y todo gracias a que el perro comenzó a ladrar con las primeras gotas de lluvia que caían sobre la noche cerrada. No había apenas luz, aunque el amplio dispositivo contó con el aliado de la buena temperatura, "igual había 17 grados o más cuando la encontramos", precisó Salinas.
La nena tenía hambre. "No podéis imaginaros cómo se comió unos regalices que le dieron", cuenta Esradio. Una vez comprobado que el estado de la menor era bueno, la llevaron a los servicios sanitarios desplazados al lugar para que la reconocieran y poco después se reencontró con sus padres.
Fueron horas de angustia, pero también horas en las que se demostró que cuando hay que arrimar el hombro se hace sobremanera y es que fueron decenas y decenas de vecinos de Gil García los que se echaron a la calle y con ellos los de localidades cercanas y por supuesto la Guardia Civil y su grupo de Rescate e Intervención en Montaña de El Barco de Ávila, efectivos del Servicio de Emergencias 112, Protección Civil de El Barco, pero también de la zona del valle del Jerte, en definitiva, llovió la colaboración ciudadana y el resultado fue el mejor posible.
Ahora las cosas se ven muy bien pero reconocen en el seno de la Agrupación de Protección Civil de El Barco de Ávila que se temieron lo peor sobre todo porque la niña era muy pequeña y porque la noche se echó encima.
La búsqueda fue multitudinaria, tanto que en un momento dado se produjo cierto caos y se tuvo que enviar a gente de vuelta a casa para ser más eficaces. El pueblo es pequeño y las calles estaban llenas de coches, también las carreteras, plazas y caminos.
Muchos de los ‘rastreadores’ venían ya cansados pues habían participado previamente en la extinción del incendio que se desencadenó horas antes en el cercano término de Gilbuena, pero había que seguir y lo hicieron. Cuentan que fueron activados poco después de las 19 horas de la tarde del lunes. Fue la Central Operativa Compleja (COC) de la Guardia Civil la que reclamó su ayuda para el Dispositivo de Búsqueda y Localización. También solicitaron los apoyos de la Unidad de Helicópteros y Unidad Cinológica Especialista en Búsqueda de Personas Desaparecidas. Estos dos últimos estaba previsto que se unieran al amanecer del martes, pero gracias a muchos factores y no menos ayuda no hizo falta su presencia porque en torno a las 2,30 horas el ladrido del perro les guió hasta la zona conocida como Arroyo Gregoria, tal y como explica el alcalde de Gil García, Jorge García.
El dispositivo no estaba lejos pues ya habían detectado huellas de la menor en uno de los caminos del monte a varios kilómetros del lugar de la desaparición y estas se tomaron como referencia para la búsqueda, explica la Guardia Civil.
En definitiva tras siete horas de búsqueda el sargento jefe del GREIM de la Guardia Civil de Ávila y miembros del Seprona escucharon el Gruñido de la mascota de la niña que la acompañaba y siguieron el sonido. Junto a unas zarzas encontraron a la pequeña. Fue reconocida por los sanitarios desplazados a la zona y de allí llevada al puesto de mando que se había montado junto a la iglesia. Claramente asustada y con rasguños además de sin comer durante horas “¿No podéis imaginaros como se comió unos regalices que la dieron?”. Ni qué decir tiene que el encuentro con sus padres fue “muy emotivo” describe la Guardia Civil que también destaca su activa búsqueda para dar con su pequeña.
Ahora el Grupo de Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Ávila realiza las labores de investigación para aclarar los hechos acaecidos en Gil García.
Cabe destacar que precisamente por la gran cantidad de gente que participó en la búsqueda (entre ellos el presidente de la Diputación de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera), hubo momentos de confusión en los que no ayudó nada la llegada de la noche, de hecho hubo que salir al encuentro de un vecino de la zona que se extravió después de encontrar a la pequeña. Lo único que como llevaba móvil, contactó con un amigo y rápidamente se le pudo localizar. Serían las tres de la mañana.
Un grupo de personas que participaron en la búsqueda posaron con la niña y sus padres en el puesto de mando que se había montado junto a la iglesia para la foto de la felicidad. Una foto, en la que, sin embargo, no está Kie.
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