El músico, que había asumido la dirección de la Sinfónica a principios de 2016, envió una carta al presidente del Consejo Directivo del Sodre Doreen Javier Ibarra en la que da cuenta de una caótica situación interna, de enfrentamientos con la dirección del BNS, de la precariedad de la situación de los músicos y de la falta de atención por parte de las autoridades.
García decidió presentar su renuncia antes del ensayo realizado el jueves 14 de setiembre, “durante el tortuoso proceso que condujo al estreno del ballet Romeo y Julieta”, que se estrenó el 20 de setiembre, dice la misiva presentada este martes 26, a cuyo texto accedió Sudestada
. El jueves 14 “Me encontré entre una orquesta escandalizada, algunos de cuyos miembros me cuestionaban por no ‘defenderla’ y una Dirección del Ballet que me increpaba por no silenciarla y hacerla ensayar. Con amarga ironía noté que por primera vez en siete años, Orquesta y Ballet estaban alineados”, escribió García, dando cuenta de algo que hacía tiempo era un secreto a voces: la mala relación entre los dos cuerpos estables del Sodre.
“Me vi en el centro de un teatro fracturado en que los intereses de unos son opuestos a los de otros, ante la imposibilidad de ejecutar un calendario que se confeccionó hace casi un año, ante el desamparo para resolver problemas técnicos, organizativos y funcionales que planteé hasta el hartazgo, y con un cuerpo orquestal cuyo lugar y propósito parecen no definirse nunca”, señaló García.
Entre la lista de motivos que señaló para fundamentar su abandono del cargo el director de la Sinfónica enumeró “problemas cotidianos, estructurales y políticos en todas las áreas que, al no resolverse, obligan continuamente a improvisar soluciones puntuales y excepcionales para salir del paso”.
La Ossodre “atraviesa una crisis interna fruto en parte del sentimiento de postergación y desamparo que ha padecido durante años. Esta crisis, propia de una orquesta cuyo lugar en la Institución y en el mapa cultural nacional nunca termina de quedar claro, impacta negativamente en todos los aspectos, incluyendo también el ambiente laboral y la propia imagen del organismo”, cuestionó García.
Ante esta caótica situación, el músico explicó que existe una “sensación de desamparo”que “conduce a un estado de individualismo exacerbado, en que cada persona termina construyéndose su propio sistema de derechos y obligaciones”, escribió. En la carta García dice que es “crucial contar con herramientas y personal adecuado para velar por la disciplina, y reconstruir la autoestima de la Orquesta desde la gestión de Recursos Humanos” y recordó que este tema “fue uno de mis primeros planteos ante el Consejo Directivo al asumir el cargo. Lamento no haber encontrando eco ni obteniendo cooperación alguna”.
En su carta García también da cuenta de una situación reclamada durante muchos años, y es la falta de recursos que permitan que los músicos de la Ossodre se dediquen exclusivamente a ella y deban dividirse con la Orquesta Filarmónica de Montevideo, que depende de la Intendencia.
“Directores y mandos medios del Sodre y la Intendencia nos desgastamos coordinando horarios, fechas y contenidos para mantener un status quo que hipoteca las chances de desarrollo pleno de nuestra Orquesta. No veo el final de esta historia y creo que podríamos seguir coordinando de manera perpetua sin solución alguna”, lamentó.
Según explicó el director renunciante en el ambiente orquestal local vive un momento de extrema competencia que perjudica la calidad del trabajo: “Se compite por el público; se compite por los espacios; obviamente se compite por presentar los mejores contenidos; se compite por el tiempo de trabajo, que es limitado; y se compite por la energía de nuestros músicos, que son esencialmente los mismos, y que se desplazan de un ensayo a otro casi sin descanso, contraviniendo los dictados de la salud ocupacional y del sentido común”.
El director de la Orquesta Sinfónica el Sodre
(Ossodre), Martín García, renunció este martes y la dimisión fue
aceptada por el Consejo Directivo de la institución, informaron fuentes
de la institución cultural a El Observador y confirmó luego el propio
involucrado, ante serias discrepancias con las autoridades de gobierno
respecto al rumbo del cuerpo estable que comanda.
La
gota que rebalsó el vaso fue cuando una semana antes del estreno del
ballet Romeo y Julieta se vio embretado en líos internos entre la
Orquesta y el cuerpo de baile dirigido por Julio Bocca.
"Me encontré entre una orquesta escandalizada, algunos de cuyos
miembros me cuestionaban por no 'defenderla' y una Dirección del Ballet
que me increpaba por no silenciarla y hacerla ensayar. Con amarga ironía
noté que por primera vez en siete años, Orquesta y Ballet estaban
alineados", escribió García en su carta de renuncia, a la que accedió El
Observador.
El texto, si bien está fechado
este martes 26, fue redactado antes del ensayo del jueves 14, explicó
García en la misiva dirigida al presidente del Consejo Directivo del
Sodre, Doreen Ibarra. La dirección del organismo recibió semanas atrás
el mismo anuncio de parte de Bocca.
Fuentes
del Ballet dijeron a El Observador que durante los ensayos de Romeo y
Julieta hubo fuertes quejas de Bocca hacia la Orquesta, primero por irse
antes de hora, luego por comenzar tarde, o porque no estuvieran todos
los músicos prontos al momento de comenzar a tocar. También por
problemas con una bombita de luz y con la temperatura de la sala.
Estos
últimos dos episodios fueron mencionados en la carta. "En un teatro de
estas dimensiones, con personal para prácticamente todo, no puede
pretenderse que en el instante previo a ensayar o a dirigir, o aun
durante el ensayo, el director tenga que responder sobre aspectos
técnicos (e.g. qué tipo de lamparillas hay que usar, si falta un
instrumento, si una silla está mal puesta, o si hace frío o calor)",
dijo.
"Me vi en el centro de un teatro
fracturado en que los intereses de unos son opuestos a los de otros,
ante la imposibilidad de ejecutar un calendario que se confeccionó hace
casi un año, ante el desamparo para resolver problemas técnicos,
organizativos y funcionales que planteé hasta el hartazgo, y con un
cuerpo orquestal cuyo lugar y propósito parecen no definirse nunca",
añadió García en la carta.
El director sostuvo
que existe una "crisis", dada en parte porque la Ossodre no tiene un
lugar claro en la institución ni en el mapa cultural nacional, "fruto en
parte del sentimiento de postergación y desamparo que ha padecido
durante años", lo que "impacta negativamente en todos los aspectos".
García,
aún en ejercicio hasta el final de la programación prevista para los
próximos meses, manifestó además que "las responsabilidades, antes de
recaer sobre el director del Ballet Nacional del Sodre
o sobre los músicos de la Orquesta Sinfónica, recaen sobre el propio
Sodre y el modo más bien pasivo y conformista en que éste acompañó y
asimiló institucionalmente el éxito del Ballet Nacional", continuó.
García
se refirió además al horario de trabajo de la Orquesta, que es de medio
tiempo "cuando en realidad se necesita un organismo efectivamente
full-time".
"En Uruguay la responsabilidad de
organizar las agendas de los músicos recae sobre las propias
instituciones que co-crearon un indefendible régimen de
interdependencia. Directores y mandos medios del Sodre y la Intendencia
nos desgastamos coordinando horarios, fechas y contenidos para mantener
un status quo que hipoteca las chances de desarrollo pleno de nuestra
Orquesta. No veo el final de esta historia y creo que podríamos seguir
coordinando de manera perpetua sin solución alguna", criticó.
Además,
deploró que en ningún momento tuvo la oportunidad de formar un equipo
propio y sostuvo que "la producción técnica es un desastre".
García
había ingresado al Sodre en 2010 convocado por Bocca, quien reiteró sus
quejas respecto al Sodre la semana pasada en el programa No Toquen Nada
y dijo que se debía "unificar" el trabajo en la institución. En 2016
García asumió como Director Artístico Musical de la Orquesta Sinfónica
del Sodre.
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