La migración a las tarjetas con chip ya es un hecho en Uruguay. Este desplazamiento que comenzó a fines de 2015 hace tiempo que se observa en el mercado local, potenciado por la ley de Inclusión Financiera, pero el proceso aún está lejos de completarse. En la actualidad hay bancos que por el momento no ofrecen este sistema al público en general y, los que lo hacen, no alcanzan la totalidad de sus productos. En este segmento el crédito es el que está en una etapa de penetración más avanzada mientras que en el débito es aún incipiente.
La diferencia entre un plástico que funciona con la tradicional banda magnética o con microchip reside principalmente en su seguridad. Mientras que la primera funciona con información de la tarjeta fija —como el número y fecha de caducidad— que se envía al pasarla por el lector, la de chip genera un código único de transacción que no puede ser reutilizado en otra ocasión. En definitiva, esta última dificulta su manipulación impidiendo potenciales fraudes.
Esta característica derivó en que varios países impusieran la obligatoriedad del chip en los plásticos, tales como Costa Rica y Perú. Más allá de la exigencia legal de esta medida, en EE.UU. y Europa es habitual que funcionen con esta tecnología. La medida de seguridad complica a muchos uruguayos, ya que en algunos restaurantes y comercios del extranjero solo aceptan tarjetas con chip.
Asimismo, en el mercado local el uso de efectivo ha bajado y el del plástico crece de forma exponencial. El reporte Sistema de Pagos Minorista del Banco Central (BCU) señaló a comienzos de agosto que en el primer semestre el uso del débito creció un 75% respecto a igual período del año previo.
Lo que refiere a las tarjetas de crédito, la tasa de crecimiento de las transacciones realizadas se duplicó en el comparativo interanual, y los montos por operación subieron 12%. La promulgación de la Ley de Inclusión Financiera en 2014 fue crucial para que se diera este escenario.
Dada la cada vez más frecuente adopción de este medio de pago, los bancos optan por incluir chip y así brindar más servicios a sus clientes. ¿Pero en qué etapa están algunas de las principales entidades financieras?
Transición.
El primer banco en incorporar este sistema fue Santander en diciembre de 2015. La migración la ofreció inicialmente a sus clientes premium —Select con la Visa Infinite y MasterCard Black, Visa Débito Select— para luego ampliarlo paulatinamente al resto de su cartera de clientes.
Esta se hace una vez que se vence el plástico y se solicita una renovación de la misma. "El proceso de renovación con chip está en producción incorporando los diferentes productos del banco de manera progresiva. Estimamos tener todos los productos operativos en esta modalidad a fines de año, a excepción de las tarjetas regionales", dijo a El País el gerente de medios de pago de Santander, Juan Manuel Gasparri.
Proyectan que a fines de 2018 todos sus plásticos lo tendrán incluido, precisó.
Por su parte, Itaú comenzó su migración de tarjetas de crédito a fines de 2016 y aproximadamente el 50% del parque ya lo tienen. En septiembre comenzarán con las de débito. "Esperamos a fin de año tener migrado casi el 100% del parque", estimó el gerente de Tarjetas del banco, Juan Pablo Fernández. El ejecutivo aseguró que "tenían todo para salir mucho antes", pero decidieron esperar a que el mercado estuviese más preparado y que los comercios contaran con las terminales (POS) para aceptarlos.
"Hicimos muchas pruebas con grupos de tarjetas de empleados antes de salir, no queríamos causarles inconvenientes a nuestros clientes", contó.
En el caso de BBVA, el 100% de las tarjetas de crédito Visa fueron migradas a chip, en tanto, las MasterCard se están cambiando a medida que se van renovando los plásticos. El 85% del total de tarjetas de crédito ya tiene chip. En el caso de las tarjetas de débito no comenzaron aún el proceso. El recambio comenzó hace 10 meses, explicó el gerente de Segmentos Particulares y Productos en BBVA, Emilio Díaz. Las tarjetas Visa se enviaron a domicilio para realizar la sustitución en un período corto —que ya fue culminado—, y las MasterCard se cambian cuando se reimprime el plástico por cualquier causa, o en su defecto, en la renovación.
Esta situación del débito es similar en el Banco República (BROU), aunque en breve tiene proyectado lanzar una tarjeta Visa. En lo que refiere al crédito, tienen a la MasterCard Black y próximamente iniciarán un plan de renovación de sus tarjetas de crédito Platinum, Oro, internacional y regional.
"Una limitante para expandir en Uruguay el stock de tarjetas con chip, tanto de crédito como de débito, es la baja penetración de POS (sigla en inglés para denominar al point of sale) adaptados a esta tecnología a nivel local", según información que proporcionó el área de Prensa del banco.
En el primer semestre de este año Uruguay superó los 52.000 POS (52.893). Esta cantidad es cuatro veces superior a la registrada en 2011 cuando había en el país 13.157 terminales, es decir, que aunque muchos comercios no cuenten aún con POS la tendencia es al alza.
Por último, HSBC está incursionando en esta migración actualmente. Lanzó plásticos de MasterCard con esta tecnología y para el primer trimestre del año que viene estará incorporándolo en las Visa.
Para facilitar aún más el proceso, existe la posibilidad de unir el crédito y el débito en una sola tarjeta. Al respecto la mayoría de los consultados aseguró que no es un proyecto para corto plazo, pero que más adelante evaluarán la fusión. No obstante, todavía habrá que migrar en su totalidad los plásticos de banda magnética a los de chip antes de pensar que se podrá pagar en Uruguay con una tarjeta dual.
Agrupar todas las tarjetas en una con chips "inteligentes".
El chip sirve para mucho más que para dar seguridad. Existen de varios tipos como de memoria y otros de microprocesamiento, lo que significa que tienen un sistema operativo y aplicaciones para realizar ciertas rutinas de mayor complejidad en funciones financieras. Por ejemplo, perfectamente podrían funcionar como la tarjeta de proximidad del sistema de transporte, llevar la historia clínica del titular, el control de acceso o información curricular de un alumno para generar un certificado de estudio, explicó el gerente de medios de pago de Santander, Juan Manuel Gasparri.
Pero todo esto debe planificarlo y desarrollarlo el emisor, antes de la fabricación de la tarjeta y de diseñar la personalización del chip. No se puede, con posterioridad, incorporar aplicaciones que no estuviesen previstas en el inicio.
"Santander hace tiempo que cuenta con este tipo de tarjetas de débito que se utilizan tanto para comprar y retirar en cajeros, como para utilizar en determinados servicios no financieros dentro de algunas universidades", sostuvo.
Otras entidades financieras consultadas, aseguraron que a futuro desean incorporar funcionalidades y que su potencial puede ser muy amplio.
Plástico único.
Por otro lado, están apareciendo las tarjetas "inteligentes", que permiten agrupar varias tarjetas en un solo plástico. Fuze Card, por ejemplo, tiene la capacidad de almacenar 30 tarjetas y contiene una pequeña en la que se mostrarán los datos de la tarjeta seleccionada.
Una de las principales desventajas que podría tener este sistema es que en el caso de extravío, se pierden todas a la vez. No obstante, cuenta con un sistema de localización y una función de borrado remoto. El dispositivo funciona con batería, que se carga una vez cada 30 días aproximadamente.
Pagar de forma inalámbrica sin contacto.
HSBC pretende ofrecer a futuro en Uruguay tarjetas contactless, una tecnología que permite leer el plástico de forma inalámbrica con tan solo acercar el plástico a la terminal, sin que el cliente tenga que desprenderla de su mano. A nivel local, a modo de ejemplo, el transporte público utiliza un sistema similar para abonar el boleto del ómnibus. En esta línea, uno podrá pagar todas las cuentas de esta forma. Esta tecnología ya es habitual en muchos comercios de Europa y Estados Unidos de América.
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