El
lanzamiento del martes "fue el primer paso de una operación militar del
Ejército Popular de Corea en el Pacífico y un significativo preludio
para contener a Guam", dijo Kim Jong-un, citado por la agencia estatal
KCNA. Los medios de comunicación norcoreanos publicaron hoy numerosas
fotografías del disparo del proyectil de medio alcance, del tipo
Hwasong-12. El líder norcoreano presenció y ordenó el lanzamiento, que
ocurrió a primera hora de la mañana del martes y puso en alerta la isla
septentrional de Hokkaido, en Japón.
La prueba, según Kim, estuvo destinada a contrarrestar los ejercicios militares conjuntos entre Corea del Sur y Estados Unidos en la península coreana. Fue una forma, según KCNA, de probar la capacidad operativa "de guerra real" del Ejército norcoreano. "Es necesario seguir adelante con los trabajos que pongan nuestra fuerza estratégica sobre una base moderna mediante más ejercicios de lanzamiento de cohetes balísticos con el Pacífico como objetivo", aseguró Kim.
A mediados de agosto, y tras una inédita escalada belicista entre Washington y Pyongyang, la propaganda norcoreana anunció que el régimen tenía entre manos un plan para disparar cuatro misiles hacia Guam, una isla situada en el Pacífico en la que viven 160.000 personas. Kim se echó para atrás y dijo que esperaría "un poco más" para observar los movimientos de Estados Unidos en la región. Con el lanzamiento del martes, Pyongyang quiso demostrar -no sin el riesgo de fallar- que tiene capacidad de cumplir su promesa, pero evitó lanzarlo dirección Guam. El misil recorrió unos 2.700 kilómetros hacia el noreste, mientras que la pequeña pero estratégica isla está a unos 3.000 hacia el sureste.
Los líderes de Japón y Corea del Sur, Shinzo Abe y Moon Jae-in, acordaron este miércoles incrementar la presión sobre Corea del Norte hasta "un nivel extremo" y buscar nuevas sanciones "más efectivas y específicas" para que las apruebe el Consejo de Seguridad de la ONU, informa Yonhap. La reunión del martes en Nueva York se saldó con una condena unánime pero sin nuevos castigos, porque apenas ha habido tiempo de que se noten los efectos de los impuestos a principios de mes.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, prometió el miércoles "una respuesta necesaria" al último lanzamiento, pero pidió "consenso" para aprobar nuevas sanciones económicas. China, que ha votado a favor a las últimas sanciones de la ONU y ha sido criticada por no cumplirlas a rajatabla, teme que el ahogamiento económico del régimen norcoreano desemboque en inestabilidad en el país que termine por cruzar la frontera. Washington recordó el martes que "todas las opciones están sobre la mesa", y Wang urgió horas después a buscar "vías pacíficas y diplomáticas" para resolver el entuerto norcoreano.
La prueba, según Kim, estuvo destinada a contrarrestar los ejercicios militares conjuntos entre Corea del Sur y Estados Unidos en la península coreana. Fue una forma, según KCNA, de probar la capacidad operativa "de guerra real" del Ejército norcoreano. "Es necesario seguir adelante con los trabajos que pongan nuestra fuerza estratégica sobre una base moderna mediante más ejercicios de lanzamiento de cohetes balísticos con el Pacífico como objetivo", aseguró Kim.
A mediados de agosto, y tras una inédita escalada belicista entre Washington y Pyongyang, la propaganda norcoreana anunció que el régimen tenía entre manos un plan para disparar cuatro misiles hacia Guam, una isla situada en el Pacífico en la que viven 160.000 personas. Kim se echó para atrás y dijo que esperaría "un poco más" para observar los movimientos de Estados Unidos en la región. Con el lanzamiento del martes, Pyongyang quiso demostrar -no sin el riesgo de fallar- que tiene capacidad de cumplir su promesa, pero evitó lanzarlo dirección Guam. El misil recorrió unos 2.700 kilómetros hacia el noreste, mientras que la pequeña pero estratégica isla está a unos 3.000 hacia el sureste.
Los líderes de Japón y Corea del Sur, Shinzo Abe y Moon Jae-in, acordaron este miércoles incrementar la presión sobre Corea del Norte hasta "un nivel extremo" y buscar nuevas sanciones "más efectivas y específicas" para que las apruebe el Consejo de Seguridad de la ONU, informa Yonhap. La reunión del martes en Nueva York se saldó con una condena unánime pero sin nuevos castigos, porque apenas ha habido tiempo de que se noten los efectos de los impuestos a principios de mes.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, prometió el miércoles "una respuesta necesaria" al último lanzamiento, pero pidió "consenso" para aprobar nuevas sanciones económicas. China, que ha votado a favor a las últimas sanciones de la ONU y ha sido criticada por no cumplirlas a rajatabla, teme que el ahogamiento económico del régimen norcoreano desemboque en inestabilidad en el país que termine por cruzar la frontera. Washington recordó el martes que "todas las opciones están sobre la mesa", y Wang urgió horas después a buscar "vías pacíficas y diplomáticas" para resolver el entuerto norcoreano.
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