“Sabemos por nuestro servicio de armas que muchas de las crisis que nuestra nación enfrenta no tienen solo una solución militar. Y esto incluye desde hacer frente a la violencia extremista de grupos como ISIS en el norte de África u Oriente Próximo hasta prevenir pandemias como el Ébola o estabilizar Estados débiles y frágiles que pueden detonar la inestabilidad”, indica la carta.
Para los generales retirados, el servicio diplomático y sus agencias de cooperación, como Usaid, resultan absolutamente necesarias para el mantenimiento del orden y la paz. “Son críticas para prevenir el conflicto y reducir la necesidad de enviar a nuestros hombres y mujeres al frente”, dicen.
El objetivo de Trump, hecho público este lunes, es aumentar el gasto militar en 54.000 millones de dólares (un 9,3%). Se trata del mayor incremento en una década y devuelve a Estados Unidos a la era Bush, cuando los conflictos de Irak y Afganistán estaban en plena efervescencia. Para lograr esta subida, el presidente ha ordenado un recorte general que afecta básicamente al Departamento de Estado y la ayuda exterior.
En este contexto, los militares recuerdan que reducir los fondos del Departamento de Estado implica depender peligrosamente de las armas: “Los militares pueden dirigir la lucha contra el terrorismo en el campo de batalla; pero necesitan de socios civiles fuertes en el combate contra los inductores del extremismo”. Por todo ello piden que se aseguren los recursos para que la diplomacia prosiga con su trabajo frente a las amenazas globales que acechan a Estados Unidos. “No es tiempo de una retirada”, concluye la misiva.
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