Los abogados de la mujer, una salvadoreña identificada como Sara, afirman que los agentes de inmigración cortaron toda comunicación con su familia y sus abogados y la ataron de manos y tobillos mientras la transferían del hospital al centro de detención con fines de lucro Prairieland, cerca de Dallas.
Los abogados afirman que Sara sufre de convulsiones, sangrados nasales y fuertes dolores de cabeza, y que tiene que ser operada para poder seguir viviendo.
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