Era en Moscú 1936 y otra vez estaban frente a frente dos genios del
ajedrez: el cubano José Capablanca (1888 - 1942) y el matemático y
filósofo prusiano Emanuel Lasker (1868 - 1941). Antes de la partida, el
cubano estaba inquieto sobre cómo manejarse ante aquel hombre al que ya
había vencido pero del que no podía descuidarse.
Lasker
era especialista en explotar los aspectos psicológicos del juego, y
tenía la habilidad de obtener ventajas de las carencias puntuales de sus
contrincantes.
Capablanca se hacía estas preguntas: ¿Jugar pacíficamente y esperar? ¿Salir a ganar sin piedad? ¿Arriesgar mucho o ser prudente?
Jacobo
Roklin, maestro soviético y amigo personal de Capablanca, le aconsejó
que saliera a buscar la victoria. "¿Y qué respondo si el viejo Lasker
inicia la partida con 1.e4?", le preguntó el cubano con precaución de la
maestría de su rival en la "Apertura Española". "En ese caso, usted
podría responder con una Siciliana", dijo Roklin. Y la "defensa
siciliana" en manos de Capablanca era un arma mortal.
El presidente Tabaré Vázquez
se enfrenta este verano a un tablero de ajedrez y deberá tomar
decisiones drásticas, y el resultado de esas movidas será decisivo en su
gestión de gobierno y también en la suerte política del Frente Amplio.
¿Se animará a una siciliana?
El
Frente Amplio sufre una crisis más dura de lo que creen sus dirigentes.
Pierde militantes, adherentes, simpatizantes y votantes; no logra
recomponer liderazgo central, ni encuentra liderazgos sectoriales
claros, y no sale de un estado de crispación interna que desalienta a
los frentistas. Lo cubre y lo disimula, pero ese estado le inmoviliza.
Le será muy difícil zafar de esa crisis.
Vázquez deberá despegarse de esa imagen frentista sin perder apoyo de la bancada, pero su gobierno deberá trascender al Frente si pretende mejorar aprobación de gestión.
El
capital político del presidente está a la vista con alta popularidad,
en términos brutos y netos. Si apenas un tercio aprueba su gestión pero
la mitad le expresa simpatía, quiere decir que depende de él la
recuperación de imagen gubernamental.
No hay
misterio sobre lo que debe hacer para lograr mayor aprobación: precisa
mejorar la gestión y que eso sea percibido por la gente. Parece fácil,
pero requiere acciones.
Las
preocupaciones de la gente están en la seguridad pública, en la
economía y en la educación. ¿En cuál de esas áreas habrá acciones
políticas nuevas y en cuáles habrá cambios de funcionarios?
El
presidente de la ANEP, Wilson Netto, no superará el bochorno de salir a
festejar las pruebas PISA como un gol contra el diario "El País". Pero
el problema no fue su exposición al ridículo, sino que todo el país
sigue esperando acciones en la enseñanza, para mejorar el servicio
educativo.
Netto "está nominado".
No es el único en esa área, y habrá que ver qué pasa con cargos en Secundaria y en el propio ministerio.
El
ministro del Interior, Eduardo Bonomi, sí impulsó reformas en la
policía e introdujo tecnología, pero las encuestas muestran que ha
perdido la confianza de la gente. El anuncio de un plan de seguridad que
muestre a la gente la expectativa de un cambio sustancial, requiere la
imagen de un nuevo rostro del combate al delito.
Bonomi, también "está nominado".
En
el área económica no se ha visto una coordinación efectiva entre los
ministerios involucrados en el caso UPM, y hay demoras burocráticas en
infraestructura con cruce de señalamientos de responsabilidades. Es
posible esperar cambios en esta área de gobierno.
La
ministra de Industria, Carolina Cosse, termina mal el año. Había salido
dura contra los estacioneros, encabezó la cruzada con la fórmula de
recorte y redistribución de ingresos, y debió salir de la jugada; y ahí
ANCAP encaró un diálogo que dejó atrás las fórmulas que ella había
enarbolado como única, pasible de algunas modificaciones leves.
No fue el único tema en el que sale mal parada.
En una coalición de gobierno no es posible cambiar piezas de un mismo color: Bonomi, Netto y Cosse llegan por la vía del MPP.
Y
no es suficiente con mover algunas piezas; el presidente deberá mirar
el tablero en su conjunto y pensar que el 1º de marzo cumplirá dos años
de gestión y le quedará la mitad de tiempo de gobierno efectivo.
Volviendo
al ajedrez, el "Gambito de dama declinado" consiste en rehusar la
oferta de capturar el peón de las blancas, que está en la cuarta casilla
de la fila del alfil del Rey. En definitiva, esa y otras movidas,
consisten en sacrificar piezas.
La leyenda del
ajedrez que relata Julio César de Mello y Souza, alias "Malba Tahan",
en su libro "El hombre que calculaba", justamente gira sobre la
necesidad de sacrificar una pieza clave para lograr la victoria. Perder
un alfil para conservar la dama, y para salvar al rey; o saliendo del
tablero del juego, perder un soldado para salvar al reino.
Las vacaciones de verano servirán a Vázquez para analizar el tablero y definir las jugadas.
El
presidente se hará las mismas preguntas de Casablanca en 1936:
¿Prudencia o riesgo? ¿Defender con cautela o decidir sin piedad?
¿Defensa siciliana implacable? ¿A lo Capablanca o con prudencia?
¿Gambito de dama rehusado? De sus respuestas dependerá su suerte
política.
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