Alfredo Carlos Arias Sánchez (Uruguay, Shangrilá, Canelones, 28-11-1958 ), es actualmente el entrenador de club ecuatoriano Emelec. Pese a que perdió el pasado campeonato con el club Barcelona y se tuvo que conformar con el segundo lugar, Alfredo empezó a dejar su huella en el fútbol ecuatoriano. Antes, supo dejar su marca a fuego en Wanderers, fruto de su moderna propuesta futbolística.
“En Ecuador pudimos llevar adelante nuestra metodología de juego, pero lo que nos costó un poco fue poder seguir siendo protagonistas de la misma manera de local que de visita, porque hay seis o siete equipos que tienen altura y eso juega y pesa; la podés negar y podés no hablar de eso delante del plantel para que no afecte desde lo psicológico, pero está e influye”, dice.
-¿En Ecuador pudo llevar adelante su metodología de juego?
-Sí. Lo que nos costó un poco es poder seguir siendo protagonistas de la misma manera de local que de visita, porque hay seis o siete equipos que tienen altura y eso juega. La podés negar y podés no hablar de eso delante del plantel para que no afecte desde lo psicológico, pero está. Tuvimos que aprender rápido, los primeros 28 días jugamos ocho partidos, llegamos con un campeonato ya empezado, al que le habían quedado tres partidos pendientes. Fue bravo el comienzo, con varios viajes a Quito. Nos costó ganar de visitante. Ganamos todos los partidos de local y, en Quito, al principio no podíamos lograr puntos. Lo que nos costaba era en cuanto a la transmisión de la idea, nos costaba seguir siendo protagonistas en determinados pasajes de partido; no podíamos presionar de la misma manera, o recuperar en lugares donde nosotros habíamos entrenado; no podíamos atacar a ese rival con la asiduidad que pretendíamos, entonces tuvimos que adaptarnos. Todos los días aprendemos; nos tocó aprender, vimos que no era lo mismo y tuvimos que plantear diferentes alineaciones y estrategias.
-¿Qué le gustaría perfeccionar de su filosofía de juego?
-Todo. Yo quiero mejorar en todo, todos los días mejorar algo. Vos podés variar estrategias tácticamente y hemos hechos variantes. De ahora a cuando empezamos, hemos establecido cambios en cuanto a sistemas; terminamos jugando los últimos 12, 13 partidos de campeonato con línea de tres. El sistema sí lo podés cambiar, la táctica también, al igual que la estrategia y bienvenido sea, ya que uno descubre debilidades en lo que hacía antes o en el plantel que tenés. Pero lo que para mí no podés variar nunca es lo que vos pensás, es la idea de juego. En eso yo no varío. La esencia del fútbol es la pelota y todo se basa en ella. En este juego, si es elegido por tantos niños, por tantos padres que le regalan pelotas a sus hijos, es porque saben que el niño va a disfrutar con esa pelota, yendo atrás de ella. El jugador de fútbol eso lo mantiene y no lo cambia y está en nosotros darle las herramientas para entrenar un equipo y la metodología de entrenamiento que se base en la pelota y darle un estilo de juego que respete la pelota y que la quiera siempre. Partimos de esa base. Queremos tener la pelota durante má stiempo que el rival y queremos también recuperarla rápido para no estar sin ella.
-¿Qué diferencias percibió entre el fútbol ecuatoriano y el uruguayo?
-Hay muchas, igual que con el chileno. La idiosincracia de los pueblos en la historia que tiene cada país, y en el deporte específicamente, te marca diferencias. Creo, por ejemplo, que el futbolista ecuatoriano, por una situación genética, tiene un talento físico impresionante y como no tiene una historia que nos marque como a nosotros de ganar -también tenemos historia de perder- no tienen un ejemplo claro, no tienen eso que yo escucho acá de ‘vamos a hacer la nuestra’; ellos no tienen ‘la nuestra’, entonces como no tienen eso están abiertos a seguir aprendiendo, que eso es lo que creo que a nosotros acá nos limita un poco el aprendizaje. Pensamos que lo de antes y ‘la nuestra’ no tiene que variar y el mundo no sería tal si no hubiera cambios, si no estuvieras abiertos a ellos.
Encontré que en Ecuador están más abiertos a recepcionar una idea en la cual vos decís ‘bueno, vamos a ir por este lado’. Y capaz que va otro técnico y le dice otra cosa y ellos se abren y en esa capacidad el jugador crece y el fútbol también. Uruguay tiene desde el baby fútbol y desde sus formativas un potencial que hace que un futbolista ecuatoriano madure después que el uruguayo; acá se madura antes y eso le da una predominancia. El día que Ecuador tenga un mejor trabajo en formativas y la formación sea desde la niñez, como pasa acá en Uruguay, ojo. Va a haber que tener cuidado.
-¿Por qué piensa que hay tantos entrenadores uruguayos en un medio como el ecuatoriano? En un momento llegaron a ser siete al mismo tiempo.
-Se debe a que los anteriores entrenadores que trabajaron abrieron puertas. Lo que uno intenta es no cerrarlas; ojalá que nosotros podamos seguir abriéndolas. En un país como el nuestro, que tengamos siete entrenadores en un país como Ecuador, donde hay equipos muy importantes como Emelec, Barcelona, Liga de Quito, El Nacional, y todos sean dirigidos por uruguayos, a mí me da orgullo y, en segundo lugar, una gran responsabilidad en cuanto a hacer un buen trabajo.
Yo creo que el técnico uruguayo está muy capacitado, es táctico al 100 %, sabe que a donde va tiene que establecer diferentes tácticas a las que de repente practicaba y es muy responsable, porque el jugador uruguayo también lo es.
-En este año tendrá con su equipo doble competencia con el campeonato ecuatoriano y la Libertadores; ¿puede aspirar Emelec a tener como objetivo ser campeón de la Copa?
- Lo tenemos, lo tenemos como sueño e ilusión. Si es algo que casi nunca se pudo en Ecuador (a excepción de Liga de Quito en 2008), como objetivo ser campeón de la Copa no lo podés poner. Si varios otros lo hubieran realizado, el objetivo sería, sin dudas, lograr eso que es realizable. Tenemos diferentes objetivos para ver si podemos llegar un día a eso, pero sí es un sueño.
Cuando hablamos con el presidente, nosotros planteamos siempre tratar de ganar el domingo y el otro domingo y así, y si vos lográs eso, ganar mucho más de lo que perdés, seguramente vas a tener más chance de pelear el título de lo que sea. Las dos cosas vamos a pelearlas a muerte. Tenemos un plantel joven, al que llegaron ocho jugadores pero se nos fueron 14. Igual, estamos acostumbrados; nos ha pasado en otros momentos. Nos ha ido bien con planteles jóvenes.
-¿Qué significa Wanderers para usted?
-Wanderers para mí ha sido todo. Todo lo que fui como futbolista, y ahora técnico, es por Wanderers. Siempre me dio la oportunidad, siempre me abrió las puertas, ahí tengo mis mejores recuerdos y ahí va a permanecer de esa manera. Por más que vaya a otros equipos y tenga la oportunidad de trabajar en otros sitios, todos saben que nuestro corazón está en Wanderers.
-¿Cuál es su máxima aspiración en su carrera como DT?
-Y sueño con lo máximo. Lo voy a decir ahora y lo pueden corroborar mis botijas, los de la categoría sub 16 de Wanderers, que fueron los que me llevaron a Primera División. Ellos jugaban tan, tan bien, que alguien en Wanderers miró para abajo y dijo ‘capaz este puede dirigir en Primera’; fue gracias a los jugadores y esos botijas de sub 16. Yo a ellos les dije, el primer día que me senté delante de ellos: ‘muchachos, si sueñan chiquito van a ir bajito, van a conseguir cosas chiquitas, pero si sueñan en grande, después se pueden conformar con algo más cerca de lo grande’.
Ellos me preguntaban: ‘¿y usted qué sueña?’. Y yo les decía que quería ser el mejor de todos. Quiero que una vez alguien diga ‘pah, cómo jugaban los equipos de este tipo’. Si un día me toca, yo quiero dirigir lo máximo, que es la selección uruguaya. Ojo, no quiere decir que estoy pidiendo la selección, estoy hablando de que yo vivo así y cuáles son mis grandes anhelos. Cuando hacía las pizzas, mi negocio era muy chiquito y apenas podía mejorar la infraestructura del local, porque no lo podía hacer, yo igual soñaba con hacer la mejor pizza, que al cliente, cuando le daba la pizza (porque yo no tenía mozo sino que la servía yo mismo), mirara y me dijera ‘¡qué rica pizza!’. Son cosas que van con el deseo intrínseco de cada uno, de sentirse que está haciendo algo que le gusta y que es reconocido. Yo quiero algún día ser el mejor.
-¿Qué es la mejor pizza en el fútbol para usted?
-La mejor pizza en el fútbol la sirve Guardiola. Viajé tres veces a España a poder ver la metodología de entrenamiento de él, gracias a Wanderers y a Víctor Hugo Mesa. Cada vez que he podido viajar voy a España y veo la metodología de entrenamiento de gente que ha trabajado con él. Mí pizza está lejos de la de Guardiola, pero no hay dudas que quiero poner los mismos ingredientes.
“Seba” Píriz, el único uruguayo
“Pedí a (Sebastián) Píriz y pedí un zaguero uruguayo en este período de pases. Creí que el equipo en esas dos zonas precisaba carácter, porque se nos fueron jugadores así, porque se nos fue Achilier y el paraguayo Giménez.
No encontramos esos jugadores de carácter que buscábamos en las formativas de Emelec, pese a que ascendimos en este tiempo a cinco o seis juveniles que debutaron con nosotros, ya que un club debe nutrirse de su savia.
Nos va a costar porque Barcelona fue campeón con un cuerpo técnico como el de Guillermo (Almada), porque ahora fue (Gustavo) Munúa a Liga de Quito y tiene la altura a favor y es dificilísimo, pero vamos por todo. Queremos ser los campeones”.
Fuente: El País
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