Las figuras del ahora senador Álvaro Uribe y del ex procurador Alejandro Ordóñez, las principales personalidades a favor de renegociar los acuerdos de La Habana, reafirman así el peso inmenso que sus opiniones tienen entre los votantes.
No obstante, fue la férrea disciplina del partido del expresidente la que hizo posible este resultado.
La democracia participativa también gana con la cita de este 2 de octubre. A pesar de que el ‘sí’ tenía todo a su favor para imponerse –la maquinaria estatal, la sincronización con el momento histórico, el apoyo internacional–, la cita electoral demostró que las decisiones de los electores son soberanas.
Otros posibles ganadores con los resultados de este domingo son las llamadas ‘bacrim’. La reorganización de las fuerzas armadas, que buscaba enfrentar su expansión, tendrá que tener en cuenta ahora que las Farc siguen siendo una amenaza para el Estado.
La capacidad bélica del Estado no podrá concentrarse en el fenómeno neoparamilitar, sino que distribuirá su poder entre todos los grupos armados.
Gana también el Eln. Se dice que los guerrilleros están a punto de establecer una mesa pública de negociación con el Gobierno.
Su margen de maniobra se ampliaría si llegasen a sellar una alianza con las Farc que les permitiera presentar un frente guerrillero común. Los terratenientes pueden respirar tranquilos.
Si bien los acuerdos de La Habana buscaban la creación de un banco de tierras que no comprometiera la propiedad legítimamente establecida, no eran pocos los temores entre los propietarios de grandes extensiones.
Caído el plebiscito, este banco de tierras no será más una exigencia para el Estado.
Finalmente, gana la industria bélica y la seguridad nacional. La continuación de la guerra le da la tranquilidad a las Fuerzas Armadas de que seguirán siendo las más numerosas del continente.
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