Que un contenedor lleve un alimento uruguayo a un país como Alemania debería ser tan motivo de orgullo, como que un jugador que sale del
campito de este o aquel barrio llegue a jugar en el Bayern Munich o en
el Werder Bremen. Es clasificar al Mundial de ese producto. Llegar a un
mercado de alta exigencia, captar valor que remunera el trabajo
uruguayo.En definitiva, se trata del esfuerzo de un equipo.
Gente que soñó con algo, lo planificó, ejecutó y finalmente logró que
ese sueño se materializara. Y si esa mística permeara en nuestra
cultura, en una alta proporción de nuestra pequeña población, podríamos
ir conquistando nicho tras nicho, góndola tras góndola con productos que
hoy ni imaginamos exportar. Pero un descuido puede significar perder todo el esfuerzo realizado
En algunos casos especiales no solo
implica un trabajo arduo en un equipo humano. Implica también el
trabajo de la colmena, ejemplo de equipo si los hay y clave en el
funcionamiento de los ecosistemas. Las abejas yendo de flor en flor
facilitan la polinización cruzada, que tanto le gusta a la mayoría de
las plantas. Por ejemplo, este trabajo permite que haya mejores
praderas, es clave en los citrus y desde hace millones de años de
nuestros montes nativos y praderas.
La miel es un ejemplo
silencioso de la oportunidad uruguaya. Sin demasiados fuegos de
artificio y con perfil bajo accede a las góndolas más exigentes y sus
productores trabajan en silencio y a su propio costo para abrir el
mercado chino.El trabajo de los uruguayos y sus abejas logra llegar a
las góndolas germánicas. Pero cuando hace unos días llegaron los
contenedores a Alemania, fueron rechazados y devueltos. Un desastre. Se
pierde un montón de dinero y esfuerzo. Pero mucho más grave que eso, se
pierde prestigio y posicionamiento país.
Es un golpe a la
estrategia que el país entero intenta construir. Uruguay Natural, país
agrointeligente, confiable, serio, que desde el fútbol a la carne
vacuna, pasando por el vino y el arroz, se diferencia por la calidad de
lo que hace. El prestigio que como sociedad genera fuera de fronteras y
que abre las puertas del agregado de valor. Y en el caso de la
contaminación de la miel, los apicultores se comen un garrón. No fue por
un descuido de ellos, por una mala praxis.
Lamentablemente eso tan grave pasó. Uruguay exportó miel a Alemania, pero llegó con rastros de glifosato y los alemanes la rechazaron. Un desastre. Y por el tipo de producción
cabe decir que los productores de miel parecen ser víctimas en este caso
de sistemas de producción que no están bajo su control, en los que los
insectos sociales se contaminan y con ello la miel que producen.
Esto
que pudo ser un accidente o un problema de coordinación entre
agricultores y apicultores pasó a ser un factor de enojo colectivo por
parte de muchos productores de miel que recibieron un comunicado que
convirtió el pesar por los contenedores rechazados en indignación. En el
mismo, la Dirección General de la Granja les decía que "ante controles
de residuos de agroquímicos en la miel a nivel mundial, las prácticas de
los apicultores son determinantes para el éxito. Por lo tanto, instamos
a que se evite el uso de herbicidas para el control de malezas en los
apiarios". Los apicultores consideraron ese comunicado "canallesco. Un
absurdo lavado de manos".
Lo cierto es que el lavado de manos es
colectivo. Los apicultores suelen ser pequeños productores
emprendedores, pero concentrados en su tarea más que en hacer lobby o
reclamar titulares de prensa. Pero es necesario levantar la voz por
ellos. Es muy malo para la imagen país, es muy mal síntoma sobre el
estado real del llamado Uruguay Natural.
Sin lobby, sin
capacidad de presionar, los productores de abejas están a merced del
sistema político. Quedan 60 días para que la próxima cosecha de miel
llegue. Una carrera contrarreloj para asegurar que llega sin residuos a
los mercados más exigentes. Antes de fin de año llega una misión de
China interesada en comprar miel.
Los productores merecen
respuestas. Y más allá de eso, la miel es un síntoma de que para ser un
país natural creíble queda mucho camino por recorrer. En tiempos de
internet y redes
Al respecto el Presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo
Apícola, Mario Mondelli estuvo reunido con autoridades uruguayas y pidió
informar sobre los niveles de cada lote reclamado o rechazado previo al
embarque. “No tenemos esta información de primera mano pero parece que
hay gran preocupación en el Ministerio de Ganadería y Agricultura y se
pueden esperar medidas a corto plazo”, aseguró Mondelli.
Además agregó “personalmente creo que la composición de los lotes no
puede aportar mucho en cuanto a determinar la situación por zonas. Los
lotes se conforman por color generalmente y puede haber un total de 20
productores distintos quienes a su vez pueden haber sacado la miel en
regiones alejadas unas de otras”, y culminó “lo mejor sería hacer un
muestreo rápido directamente de las colmenas para determinar en que
lugares hubo mal uso, abuso u otro factor de contaminación”.
Por su parte, Cristophé Lheritier (exportador de Uruguay) aseguró que
éste es un problema general y profundizó “encontraron glifosato en miel
de Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, México, Estados Unidos. Son miles
de toneladas que se usan en todo el mundo desde hace muchos años. En la
orina de la gente hay glifosato también”.
El apicultor Ernesto Rey manifestó “por lo que dicen, en Uruguay no se
estaba controlando. Es de esperar, porque no hay control sobre los
agricultores”.
Por último, es importante remarcar que desde hace años la Unión Europea
tiene un límite de 50 partes por billón para el glifosato en mieles pero
hasta ahora no se media o se exigía cumplir este parámetro.
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