El estudio, realizado por los arquitectos Gonzalo
Bustillo y Mariana Ures, estableció que la sumatoria de los valores
reales de estos inmuebles —en base a datos del Servicio de Catastro y
Avalúo de la Intendencia— es de US$ 10,5 millones, monto que equivale
al costo de construcción de cinco edificios de vivienda de diez pisos de
altura.
Hay otra comparación que puede hacerse y que también es
elocuente: la superficie total de los padrones identificados es de
30.392 m2, un área que equivale aproximadamente a cinco manzanas de ciudad.
Si bien todas las deudas originales de estos inmuebles
ascienden a apenas US$ 62.689, el total de la deuda acumulada, sumando
multas y recargos, ronda los US$ 2 millones. No obstante, el 67% de los
inmuebles visiblemente abandonados no tiene deudas: son solamente 12 los
padrones morosos, destaca el informe.
Durante el relevamiento del área del Municipio CH, que
demandó un año de trabajo y en el que también participó la Defensoría
del Vecino, se identificaron 15 inmuebles "en condición de potencial
intrusión de terceros". Del conjunto de 90 viviendas, hay 29 con
obstrucción total de sus aberturas en planta baja.
De considerarse los inmuebles tapiados total y
parcialmente, la cifra asciende a 40 casos. A su vez, se determinó la
existencia de 19 inmuebles que, por su estado ruinoso, presentan "riesgo
ostensible".
En cuanto a la titularidad, 73 registros obtenidos en
el proceso de análisis permitieron establecer que en el 62% de los
casos pertenecen a personas físicas, 36% a personas jurídicas y 1% al
Estado. Sobre el restante 1% no hay datos.
El Municipio CH es el de mayor densidad demográfica
del Uruguay, con una población total de unas 160.000 personas. Según el
estudio, tiene un inmueble abandonado cada 11 manzanas.
Motivos.
El documento señala que en los últimos 25 años en
Montevideo se ha escrito y analizado mucho sobre el problema del
vaciamiento de áreas centrales. "Pero en el mismo período, no se han
aplicado instrumentos de política pública directos para el manejo de los
edificios vacíos en dichas áreas", sentencia.
Frente a la pregunta de por qué hay tantos edificios
abandonados en la capital del país, los expertos concluyen que "como
sociedad no hemos generado normas que sean un signo claro de desestímulo
y transformación activa de dicha práctica social". Y que "el nuevo
marco jurídico para el manejo del tema no instituye la noción de que
dejar propiedades vacías durante extensos períodos es una práctica
contraria a la construcción de un proyecto sostenible de ciudad".
"Si bien existen un conjunto de normas, tales como
impuestos a la edificación inapropiada, dirigidas a regular situaciones
de riesgo edilicio, ruinosidad, y construcciones tapiadas, al día de hoy
no se cuenta con sistemas de inspección que permitan la aplicación de
la norma", agrega el documento.
"La inexistencia de mecanismos de inspección de
rutina sobre el amplio espectro de casos de edificación inapropiada,
además impedir la aplicación de la norma y el intento de regulación del
fenómeno, redunda en una pérdida de posibilidades de recaudación por
parte de la Intendencia", agrega.
Áreas centrales.
Según el censo de 2011, el municipio que presenta
mayores dificultades con las viviendas abandonadas es el B, que abarca a
Ciudad Vieja, Barrio Sur, Palermo, Centro y Cordón. En tanto, la mayor
concentración de casas vacías se da en el casco histórico; el CCZ N° 1
es donde el porcentaje se separa ampliamente del resto de los comunales.
Según otro estudio realiza-do el año pasado por la
Facultad de Arquitectura, en las áreas centrales de Montevideo
—contenidas fundamentalmente dentro de los municipios B y C— hay 339
padrones visiblemente abandonados. Podría parecer poco en un plano de
2.500 manzanas, pero si se las pusiera todas juntas, abarcarían 15
manzanas enteras, o 2.350 viviendas "tipo" de 75 m2.
Mientras que en Reducto o Brazo Oriental la cantidad
de viviendas abandonadas resultó ser casi "nula", en la Ciudad Vieja
fue más de las que imaginaron los arquitectos. En una zona tan histórica
como neurálgica para la actividad económica y comercial del país, los
"agujeros negros" son el doble que en el Centro.
A su vez, hacia el sur de 18 de Julio hay más
abandono que en la zona norte. Desde el Ministerio de Desarrollo Social y
la Intendencia de Montevideo se ha advertido que el crecimiento
habitacional hacia la periferia es un gasto muy oneroso para el Estado.
Construir nuevos barrios, llevarles saneamiento, agua potable y energía
eléctrica, es mucho más costoso que recuperar los espacios abandonados
dentro de la ciudad, donde existen servicios y la infraestructura
necesaria.
Los trabajos de investigación realizados en varios
barrios por los arquitectos Bustillo y Ures entre los años 2014 y 2016,
sobre inmuebles visiblemente abandonados en áreas centrales de
Montevideo, han llevado al reconocimiento y redefinición del abandono
como una dinámica centralmente asociada a la "no explotación edilicia".
Muy pocas veces estos casos tienen que ver con deudas o procesos
judiciales.
Sobre un área urbana analizada de 3.000 manzanas y
un total de 400 casos identificados como inmuebles visiblemente
abandonados, entre el 85% y el 95% de los casos tienen como rasgo
central la potencial "no explotación" o "vacío edilicio".
Algunos cálculos indican que en Montevideo hay unas
17.000 propiedades vacantes y ruinosas, y un stock aproximado de 13.000
en alquiler. Todo esto ocurre ante un reclamo permanente de viviendas y
de rebaja de alquileres, en el que la oferta y la demanda juegan un rol
fundamental.
Un conjunto de proyectos que cayeron en saco roto.
Desde la restauración democrática se han presentado 8 proyectos de ley al Parlamento para solucionar el problema de las
viviendas abandonadas. Una legislatura tras otra, estos proyectos fueron
a caer a saco roto. Y, una legislatura tras otra, fueron reciclados
para de todas maneras volver a fracasar.
En abril de 2015 entró al
análisis de la Comisión de Vivienda de la Cámara de Representantes un
proyecto de ley del frenteamplista Alfredo Asti que busca un cambio
jurídico a la situación de los bienes inmuebles en estado de abandono.
Fuente: El País
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