La monarquía medioeval que gobierna Corea del Norte les prohibió a sus deportistas
olímpicos que accedieran al plan del desarrollador de productos
electrónicos, Samsung, que le ofreció a todos los atletas un teléfono Galaxy S7.
La
entrega del smartphone alcanzaba un total de 12.500 dispositivos de los
cuales 11.200 se repartirían entre los atletas de los 206 países que
participan de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Sin
embargo, el Comité Olímpico de Corea del Norte les negó la posibilidad a
sus deportistas olímpicos de llevar el teléfono móvil "en la entrada al
estadio de Maracaná durante la ceremonia de apertura", según ha
informado Radio Free Asia.
Más tarde, les fue arrebatado el smartphone porque era una forma de que
Samsung fomentara la tecnología de Corea del Sur entre los norcoreanos.
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