“Los primeros días en Río van según lo previsto”, había manifestado la amazona de los Países Bajos, cuando llegó para participar en los Juegos Olímpicos, pero todo cambió de repente cuando su caballo comenzó a sentirse mal.
“Un vuelo relajado, establos buenos, buena formación. Parzival se siente feliz y en forma”, había comentado en relación a su compañero de equipo.
El giro inesperado se dio cuando Parzival fue picado por un insecto venenoso en su cabeza y desarrolló rápidamente una hinchazón, además de tener una fiebre terrible.
El equipo veterinario que viaja junto a la deportista y su caballo, inmediatamente se abocaron para ayudar al animal, suministrándole medicación para reducir la fiebre y bajar la hinchazón, lo que lograron rápidamente.
“Por dos días dormí en los establos, me quedé con Perzi todo el tiempo y chequeaba cómo estaba cada hora. Yo no iba a dejarlo solo”, dijo Adelinde a través de las redes sociales.
A esa altura de las circunstancias Adelinde consideraba no participar en la competencia. pero los veterinarios la animaron a hacerlo, sobre todo porque los atletas tienen la presión de sus comités olímpicos y las marcas que los auspician para entran en campo, sí o sí. Pero la jinete marcó una gran diferencia al demostrar que ama verdaderamente a los animales y fue capaz de despegarse de sus victorias para el bienestar de su mejor amigo.
En principio, aceptó a regañadientes entrar a la arena para competir. Montó a Perzival y se dirigían a realizar la prueba, pero ella, que lleva varios años conviviendo con su caballo y lo conoce más que nadie, supo que él no estaba sintiéndose bien.
“Cuando entré y empecé la prueba sentí que él estaba haciendo todo lo posible por todos nosotros, pero no en sus mejores condiciones, aunque él hacía todo lo que podía, porque es un guerrero y nunca se da por vencido”, manifestó la jinete.
“Con el fin de proteger su vida, me di por vencida y renuncié a seguir la competencia. Mi amigo, es mi amigo, mi caballo que me ha dado todo toda su vida y me ha ayudado a ser la deportista que soy y que no podría ser sin él. Él no se merece sentirse mal y tener que esforzarse, no se merece no ser contemplado en su malestar físico. Así que cuando ya no pude tolerar lo que él estaba sintiendo mientras nos estábamos presentando en la arena, simplemente saludé al jurado y salí de allí con mi amigo para ocuparme de que se recupere completamente”, declaró la deportista.
Y además, a un paso de poder conseguir una medalla de oro, tuvo un gesto para destacar, “Nada vale la pena para arriesgar la vida de Parzival. Medallas podremos ganar muchas aún, pero yo no podría disfrutar recibir una, si sé que mi amigo lo está pasando tan mal para darme el regalo de un logro personal del que él ni siquiera es consciente ni le importa mucho. La vida de Parzi vale mucho más que una medalla de oro”, concluyó la deportista, logrando así el reconocimiento de organizaciones que se preocupan por el bienestar de los animales.
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