"Me emociona anunciar a mi compañero de carrera, Tim Kaine, un hombre que ha dedicado si vida a luchar por los demás", ha dicho Clinton en su cuenta de Twitter. Kaine, ha añadido, "es un optimista implacable que cree que ningún problema es irresoluble si se trabajar por arregarlo".
Kaine, un hombre blanco muy católico, puede apelar al votante centrista o conservador moderado del sur que no quiera votar al controvertido candidato republicano Donald Trump, desde el jueves aspirante oficial a la Casa Blanca junto al gobernador de Indiana, Mike Pence, del ala derecha de los republicanos. El elegido por Clinton es un animal de partido, expresidente del Comité Demócrata Nacional.
Senador influyente, Kaine procede, además, de un swing state, es decir, un estado pendular que varía de izquierda a derecha en las elecciones y, por tanto, resulta clave en los comicios, si bien en los últimos años ha sido más demócrata. Sus cambios demográficos se consideran, además, una avanzadilla de lo que ocurre en el conjunto del país. La semana pasada, Clinton estuvo en Virginia junto a Kaine en un acto de campaña. “Estamos listos para Hillary”, dijo desde el escenario. “Si quieren decir que le apoyan en español, se dice así”, animó al público traduciendo el lema Ready for Hillary. El senador ejerció de maestro en una escuela jesuita de Honduras durante su etapa universitaria y conecta con el votante hispano, así que la apuesta acerca a Clinton aún más al voto latino (con el que esta ya tiene tirón).
En 2008 Kaine formó parte de los posibles compañeros de baile de Barack Obama, quien finalmente optó por Joe Biden. El elegido supone una decepción para los sectores más progresistas del Partido Demócrata, que hubiesen preferido a figuras como la de Elizabeth Warren, senadora por Massachussetts e icono de la izquierda, o Cory Booker, senador de Nueva Jersey y figura ascendente del que se dice puede llegar a ser nuevo Barack Obama.
En cuestiones como el aborto, Kaine ha declarado su pensamiento "católico tradicional", aunque ha respetado el derecho de las mujeres, del mismo modo que es contrario a la pena capital pero como gobernador de Virginia firmó sentencias de muerte.
Cercano a España
Si Clinton ganara las elecciones, el vicepresidente americano sería un persona cercana a España. Kaine es copresidente del Foro España-Estados Unidos, que se celebra cada año y reúne a empresarios y líderes políticos para abordar la promoción empresarial y financiera entre ambos países. El mes pasado, precisamente, Kaine participó en el último encuentro que mantuvo este grupo, en la antesala del viaje de Barack Obama, y ha desarrollado una buena relación con el Rey Felipe, que ha asistido en muchas ocasiones a las citas del foro.
Finalizada la convención republicana este jueves en Cleveland, es el Partido Demócrata el que arranca su cónclave el próximo lunes en Filadelfia para formalizar la candidatura de Clinton. La exsecretaria de Estado aparecerá arropada por las grandes figuras de la formación, como Obama, Biden o su marido, el expresidente Bill Clinton, así como su hasta hace poco rival, Bernie Sanders.
Cuando llegó a Honduras en 1980, Tim Kaine tenía 22 años y era un estudiante que nunca había salido de Estados Unidos, un muchacho de la gélida Minnesota que por primera vez descubría el Tercer Mundo. Los nueve meses que pasó en El Progreso, el pueblo donde ejerció de maestro de escuela con misioneros jesuitas, le transformaron.
Hoy Kaine, uno de los senadores más influyentes en Washington, es el
candidato del Partido Demócrata a la vicepresidencia, primero en línea
de sucesión de la aspirante a comandante en jefe, Hillary Clinton. Y,
aunque sus antepasados no sean latinoamericanos, es uno de los políticos
más latinos en Washington, capaz de empatizar y comunicarse como pocos
con la minoría más pujante de USA.
Muchos de los más millones de inmigrantes y descendientes de
inmigrantes latinoamericanos ven con temor la posibilidad de que el
republicano Donald Trump
llegue a la Casa Blanca. Trump ha hecho de la criminalización de los
inmigrantes indocumentados uno de los argumentos centrales de su
campaña.
Kaine es el anti-Trump. En junio de 2013, el candidato a la vicepresidencia rompió esquemas al leer un discurso en el plenario del Senado en español. Según los registros parlamentarios era la primera vez que un senador hablaba en la lengua de casi cuarenta millones de latinos. Su español es fluido, como ha podido constatar EL PAÍS hablando con él.
“¿Cumbre es summit?”, preguntó durante una conversación telefónica en abril de 2015, en vísperas de la Cumbre de las Américas en Panamá.
“Pienso cada día en mi tiempo en Honduras”, dijo entonces Kaine, que, antes que senador, fue gobernador de Virginia y presidente del Comité Nacional Demócrata. “Cada día pienso en las lecciones de mis amigos de allí”, añadió. “Fue una de las dos o tres decisiones más importantes de mi vida”.
En Honduras Kaine conoció a Jarrell Patrick, un sacerdote estadounidense conocido como el padre Patricio. El padre Patricio le llevaba de pueblo en pueblo, donde celebraba misas en altares improvisados, según explicó The Washington Post en un artículo que dedicó en 2005 a Kaine, que entonces era candidato al cargo de gobernador de Virginia. Una vez, después de visitar a una familia con cuatro hijos que presentaban signos de malnutrición, y cuando estaban despidiéndose, el padre de la familia les dio una bolsa con comida. El padre Patricio aceptó el regalo. Tim Kaine no entendió por qué Patricio aceptaba comida de una familia que tenía dificultades alimentar a sus hijos. “Tim”, le dijo Patricio, “realmente hay que ser humilde para aceptar un regalo con comida de una familia tan pobre”. No ha olvidado la lección.
“Para mí fue un desafío entender que la gente podía vivir en esta pobreza”, dijo en la citada conversación. “Mi fe ya era católica antes, aunque muchas veces no iba a la misa en domingo. La fe de la gente allá, en medio de una situación social muy difícil, fue una gran lección para mí”.
A Kaine se le ha definido como un católico de Francisco. Conecta con las ideas de justicia social y compasión con los inmigrantes del papa Bergoglio. Francisco chocó con Trump después de criticar su propuesta de construir un muro entre México y Estados Unidos.
No es insólito que un político estadounidense hable abiertamente de su religión, como hace el devoto Kaine. Los límites entre lo público y lo privado, en este ámbito, son más tenues que en otros países. Tampoco es insólito que un político de centroizquierda como Kaine sea religioso. Lo atípico aquí es ver a un político abiertamente agnóstico o ateo. Hasta hace unas décadas, el voto católico en EE UU fue demócrata: los católicos eran los inmigrantes de clase trabajadora de origen italiano, polaco o irlandés.
Ahora el voto católico, que cada vez es más latino, está repartido. Entre los latinos católicos, el 77% apoya a Clinton en las elecciones presidenciales de noviembre, y el 16% a Trump. Entre los católicos no latinos, el 50% apoya a Trump y el 46% a Clinton, según datos del Pew Research Center. El actual vicepresidente, Joe Biden, también es católico. Sólo un presidente, John F. Kennedy, ha pertenecido a esta confesión. ¿Será Kaine el segundo? Dicen que todo senador, cuando se mira al espejo, ve a un presidente.
El nombre de Kaine ya sonó en 2008 como candidato a la vicepresidencia con Barack Obama. Y llevaba tiempo circulando como posible compañero de ticket electoral de Hillary Clinton.
“Estoy seguro de que estaré con Hillary Clinton el día de la inauguración [presidencial]”, dijo en 2015.
Kaine es el anti-Trump. En junio de 2013, el candidato a la vicepresidencia rompió esquemas al leer un discurso en el plenario del Senado en español. Según los registros parlamentarios era la primera vez que un senador hablaba en la lengua de casi cuarenta millones de latinos. Su español es fluido, como ha podido constatar EL PAÍS hablando con él.
“¿Cumbre es summit?”, preguntó durante una conversación telefónica en abril de 2015, en vísperas de la Cumbre de las Américas en Panamá.
“Pienso cada día en mi tiempo en Honduras”, dijo entonces Kaine, que, antes que senador, fue gobernador de Virginia y presidente del Comité Nacional Demócrata. “Cada día pienso en las lecciones de mis amigos de allí”, añadió. “Fue una de las dos o tres decisiones más importantes de mi vida”.
En Honduras Kaine conoció a Jarrell Patrick, un sacerdote estadounidense conocido como el padre Patricio. El padre Patricio le llevaba de pueblo en pueblo, donde celebraba misas en altares improvisados, según explicó The Washington Post en un artículo que dedicó en 2005 a Kaine, que entonces era candidato al cargo de gobernador de Virginia. Una vez, después de visitar a una familia con cuatro hijos que presentaban signos de malnutrición, y cuando estaban despidiéndose, el padre de la familia les dio una bolsa con comida. El padre Patricio aceptó el regalo. Tim Kaine no entendió por qué Patricio aceptaba comida de una familia que tenía dificultades alimentar a sus hijos. “Tim”, le dijo Patricio, “realmente hay que ser humilde para aceptar un regalo con comida de una familia tan pobre”. No ha olvidado la lección.
“Para mí fue un desafío entender que la gente podía vivir en esta pobreza”, dijo en la citada conversación. “Mi fe ya era católica antes, aunque muchas veces no iba a la misa en domingo. La fe de la gente allá, en medio de una situación social muy difícil, fue una gran lección para mí”.
A Kaine se le ha definido como un católico de Francisco. Conecta con las ideas de justicia social y compasión con los inmigrantes del papa Bergoglio. Francisco chocó con Trump después de criticar su propuesta de construir un muro entre México y Estados Unidos.
No es insólito que un político estadounidense hable abiertamente de su religión, como hace el devoto Kaine. Los límites entre lo público y lo privado, en este ámbito, son más tenues que en otros países. Tampoco es insólito que un político de centroizquierda como Kaine sea religioso. Lo atípico aquí es ver a un político abiertamente agnóstico o ateo. Hasta hace unas décadas, el voto católico en EE UU fue demócrata: los católicos eran los inmigrantes de clase trabajadora de origen italiano, polaco o irlandés.
Ahora el voto católico, que cada vez es más latino, está repartido. Entre los latinos católicos, el 77% apoya a Clinton en las elecciones presidenciales de noviembre, y el 16% a Trump. Entre los católicos no latinos, el 50% apoya a Trump y el 46% a Clinton, según datos del Pew Research Center. El actual vicepresidente, Joe Biden, también es católico. Sólo un presidente, John F. Kennedy, ha pertenecido a esta confesión. ¿Será Kaine el segundo? Dicen que todo senador, cuando se mira al espejo, ve a un presidente.
El nombre de Kaine ya sonó en 2008 como candidato a la vicepresidencia con Barack Obama. Y llevaba tiempo circulando como posible compañero de ticket electoral de Hillary Clinton.
“Estoy seguro de que estaré con Hillary Clinton el día de la inauguración [presidencial]”, dijo en 2015.
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