Es sabido que el turismo, "la industria
sin chimeneas", es una de las grandes fuentes de riqueza y empleo en
nuestro país como suele recordarlo el ministerio respectivo. Y es
notorio que dentro de esa próspera industria nacional el atractivo mayor
es Punta del Este. Sobre esas bases cabría suponer que las
autoridades nacionales se desvelan por la suerte del que suele
denominarse "nuestro principal balneario", pero los hechos demuestran
que no es tan así.
Uno de esos hechos es de tal contundencia que basta
exponerlo para captar el desinterés con que el gobierno maneja este
tema. Ese hecho lamentable es que Punta del Este perdió su condición de
escenario de las carreras del campeonato mundial de Fórmula E de
automovilismo cuyas dos últimas pruebas se corrieron allí. La perdió a
manos de otra gran plaza turística, Marrakech, sin que existan
perspectivas razonables de que se pueda recuperar este evento deportivo
de resonancia mundial.
Las causas de esa pérdida, según los organizadores de
la prueba, hay que buscarlas en la falta de apoyo del gobierno. En
cambio, la responsabilidad de la Intendencia de Maldonado queda salvada
puesto que tanto en diciembre 2014 como en el mismo mes de 2015 respaldó
a fondo a los organizadores de esta prueba internacional.
Importa señalar las fechas por cuanto la comuna
fernandina estaba conducida en el primer caso por representantes del
Frente Amplio y en el segundo por los del Partido Nacional. En ambos
casos las autoridades comunales coincidieron en entender que la
presencia de la Fórmula E y sus ases en Punta del Este, justo al
comienzo de la temporada veraniega, constituían un eficaz llamador para
el turismo internacional.
No lo aceptó así, a su turno, el ministerio de Turismo
el que, según se informa, tuvo desde el comienzo claras diferencias con
los organizadores de la competencia, lo que determinó que el apoyo
estatal fuera prácticamente inexistente. Sería interesante que se
explicaran las razones de ese abandono por parte de la ministra del
ramo, siempre presta a cantar loas a su actuación.
Recuérdese si no
cuando hizo el balance de la última temporada y atribuyó a los méritos
exclusivos de su ministerio un incremento de turistas cuya principal
explicación radicaba en el cambio de gobierno en Argentina y las nuevas
medidas adoptadas en materia de viajes al exterior por el país vecino.
Aparte de esa actitud negativa del ministerio de
Turismo la Fórmula E soportó otra andanada adversa del Estado uruguayo.
En diciembre del año pasado, el mismo día de la carrera, inspectores de
la Dirección General Impositiva entraron de forma espectacular al
circuito para intimar a los organizadores y representantes de las
distintas escuderías a presentarse en sus oficinas.
Además de no haberla
exonerado de impuestos como sí se hizo en otros espectáculos de menor
cuantía, se acosó a la prueba de una forma nunca vista en estas
competencias internacionales.
Tan mala experiencia debió influir a la
hora de renovar la confianza en Uruguay como anfitrión de la tercera
carrera. No en vano varios competidores calificaron esa acción realizada
poco antes de la largada como totalmente inoportuna.
Este desdichado episodio trajo a la memoria otra
situación de similares dimensiones ocurrida décadas atrás en torno a la
más famosa de las pruebas náuticas mundiales: la regata Whitbread que
tuvo a Punta del Este como puerto de escala en varias ocasiones.
En ese
caso también mediaron desinteligencias con las autoridades y la falta de
apoyo estatal para que Punta del Este quedara excluida de una
competencia de repercusión universal. En los cinco continentes todavía
hoy el nombre del balneario esteño sigue asociado a una regata que
continúa concitando la atención de aficionados de todas las latitudes.
No hay que ser un experto en materia de turismo para
comprender que sin un calendario de eventos atractivos es difícil
promover las virtudes del balneario ante los turistas extranjeros.
Entender este punto es esencial para Punta del Este, cuyo prestigio se
basa casi exclusivamente en sus atractivos naturales.
A ellos es preciso
agregarle mejores servicios y una programación que atraiga a los
visitantes, sobre todo en un balneario cuya temporada es demasiado corta
y que necesita acrecentar sus ofertas para lograr extenderla el mayor
tiempo posible.
Por todo ello la pérdida de la competencia
automovilística de la Fórmula E es una mala noticia para Punta del Este y
una razón para evaluar si el ministerio de Turismo cumple con eficacia
los objetivos que tiene asignados.
Fuente: El País
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