Hace más de 6 meses que la farmacia Lagomar, en Ciudad de la Costa, se encuentra a la venta, pero no aparecen compradores. “El mercado está quieto”, comentó el hijo del dueño.Como esa hay “muchas” otras que están siendo ofrecidas porque el volumen de ventas cayó, en un mercado que se hizo más competitivo con las cadenas y también las farmacias de las mutualistas, dijeron fuentes del sector farmacéutico. La rentabilidad del negocio viene “muy castigada”, añadieron.
En ese contexto, ya desde hace algunos años las farmacias tradicionales buscan mejorar sus números vendiendo artículos de limpieza, higiene personal, accesorios de belleza y juguetes, por ejemplo, además de remedios. Y las cadenas se preparan para vender por Internet y buscan diferenciarse prestando servicios a través de aplicaciones tecnológicas que agreguen valor e información sobre la salud del cliente.
El mercado
El sector farmacéutico uruguayo es relativamente cerrado y la cantidad de licencias está limitada.
De acuerdo con la ley 15.703 de 1985, el Ministerio de Salud Pública (MSP) es el encargado de autorizar el funcionamiento de las farmacias, disponer la suspensión de los establecimientos, fijar las exigencias —técnicas, sanitarias, de ubicación, locativas— y supervisarlas, entre otras tareas. Para funcionar, estos comercios deben contar con la dirección técnica de un químico farmacéutico.
Hay unas 1.300 —700 en Montevideo y 600 en el interior—, estimaron fuentes empresariales consultadas.
Pero, de hecho, actualmente el MSP está haciendo un relevamiento a través de sus oficinas departamentales a fin de determinar exactamente el tamaño del mercado.
En general, las farmacias comerciales (o “de primera categoría”, como se las denomina) son empresas pequeñas donde el stock de medicamentos es bajo, lo mismo que la rotación del inventario.
Según un estudio del Instituto Uruguay XXI, en 2010 la industria farmacéutica canalizaba 46% de las unidades físicas de medicamentos a través de las mutualistas, 28% en las farmacias y droguerías, y 26% al Estado.
La propiedad de las farmacias ha sido materia controvertida en los últimos años. La regulación más reciente al respecto, un decreto del 4 de abril, flexibilizó el límite que el gobierno de José Mujica había fijado (máximo de 15 locales por persona física, jurídica o conjunto económico) y lo estableció en 10% del mercado. Sin embargo, la nueva norma sigue sin conformar a los dueños de algunas cadenas que en los últimos años fueron ganando participación y aspiran a seguir expandiéndose.
El jugador más grande es Farmashop, que tiene 92 locales. Le sigue San Roque con 35, Lyon Pigalle con 12, El Túnel con siete, Tienda Inglesa con seis, Trouville con cinco y Urroz con cuatro. Tundisi y Crillón cuentan con menos farmacias.
Farmashop pertenece al fondo de inversión de origen estadounidense Linzor Capital Partners. Su ejecutivo principal, Tim Purcell, quien estuvo hace pocas semanas en Montevideo, declaró a Búsqueda que la empresa ya tiene prácticamente el 10 % del mercado y no puede seguir creciendo. A su juicio, el decreto de abril pasado no resolvió el “tema de fondo”, por lo que se mantiene desde 2013 el trámite de revocación frente al Tribunal de lo Contencioso Administrativo. La restricción le genera a la empresa “un daño importante. Estamos bastante decepcionados”, señaló.
Agregó que la intención de Farmashop no es “crecer explosivamente” sino llegar a una participación de entre 12 % y 15 % del mercado.
A su juicio, el tope “no tiene ninguna lógica”.
Aseguró que quienes pusieron dinero en Linzor Capital son inversores “muy resilientes” y que seguirán buscando resolver el problema.
Purcell explicó que Farmashop ha mejorado su desempeño desde que fue adquirida por el fondo de inversión en 2013, porque es “un poco más grande y da mejor atención y servicio a los clientes”. Sin embargo, apuntó que “de la forma como se calcula el valor de una compañía, los parámetros han cambiado.
No vale lo mismo una que tiene la posibilidad de crecer que otra que no la tiene”.
Informó que en el año pasado la cadena —que, según dijo, cuenta con 1.450 empleados— tuvo ventas por U$S 120 millones. Y estimó que en 2016 la facturación aumentará, a pesar de la desaceleración de la economía.
Distintas visiones sobre la regulación del mercado y la forma de encarar el negocio hacia el futuro llevaron a que un grupo de cadenas formara una nueva gremial. La Cámara Uruguaya de Farmacias y Afines (CUFA), que hasta ahora está integrada por Farmashop, San Roque, Urroz, Lyon Pigalle y la tradicional farmacia Atahualpa, empezó a funcionar este año.
El presidente de CUFA, Gonzalo Miranda, señaló a Búsqueda que la nueva gremial también está abierta a empresas que tengan un solo local, y dijo que ya recibió el interés de asociarse de otras 10 farmacias. Explicó que se formó a partir de los diferentes intereses y prioridades con las organizaciones que ya existían, como la Asociación de Farmacias del Interior (AFI) y el Centro de Farmacias del Uruguay. Como ejemplo mencionó el hecho de estar actualizados con los cambios tecnológicos.
Sobre ese asunto, la CUFA está desarrollando una campaña para que los usuarios del sistema de salud reclamen la receta médica impresa con la prescripción correspondiente. Es que el gobierno viene impulsando la informatización de las consultas médicas —que incluye los servicios de farmacia—, que ya se aplica en algunos centros públicos. A los ojos de las farmacias de fuera del canal mutual, dicho sistema les resta clientela.
Tique
Igualmente, el mercado de medicamentos para las farmacias tradicionales se achicó con la acción de las mutualistas, que con el tique exonerado o a bajo costo expenden cada vez más remedios a los usuarios.
Las fuentes consultadas recordaron que históricamente la venta de remedios representaba 90% de la facturación de las farmacias, lo que fue bajando hasta ubicarse primero en 75% y actualmente en cerca de 60%.
Señalaron que el tique mutual, en promedio es de $ 180, un valor que prácticamente no ha subido en los últimos años, mientras que el precio de los medicamentos viene aumentando. Eso ha dejado en desventaja a las farmacias, ya que antes tenían más cantidad de artículos por debajo del valor del tique mutual que en la actualidad, explicaron.
Afirmaron que aun hay entre 30% y 40% de medicamentos que son más accesibles en la farmacia, en relación al precio del mutualismo.
El presidente de AFI, Fermín Arguiñarena, declaró a Búsqueda que “el negocio está torpedeado por todos lados”. Dijo que la venta y la rentabilidad ha decrecido y se quejó del “poco espacio” que les deja el sistema de salud. Alegó que por eso, cada vez venden “más cosas: peluches, gorras, pashminas, Coca-Cola, para tratar de equilibrar el presupuesto”.
Dijo que las farmacias en el interior del país tienen que asumir exigencias y costos más altos que otro tipo de comercios. Se quejó de la informalidad y consideró que las intendencias podrían “hacer algo más” para combatir la venta irregular. “Me consta que hay almacenes que venden un morrón o una cebolla, así como venden un medicamento”, cuestionó el empresario.
A la venta
En el portal Mercado Libre figuran actualmente cuatro avisos de farmacias a la venta: la de Lagomar por US$ 48.500, “Tajes”, en Carrasco, por US$ 45.000, otra por el mismo valor en Las Piedras y la última en Tres Cruces, por US$ 30.000.
El valor de las farmacias varía de acuerdo al volumen de venta que posea el negocio, lo que tiene que ver —entre otras cosas— con su ubicación y stock de productos, explicaron las fuentes. Agregaron que usualmente el precio se fijaba calculando dos o tres meses de facturación más el valor del inventario, si bien algunos pagaban un poco más.
Miranda informó que varias farmacias han tenido que cerrar porque les fue “imposible” mantenerse. Recordó que algunas tradicionales, como Crillón y las ubicadas en los supermercados de Tienda Inglesa, se presentaron a concurso hace unos meses.
Con una rentabilidad “muy castigada”, el valor de la farmacia ha disminuido, indicó el titular de la CUFA.
“Hace 20 años la gente se jubilaba, conseguía un capital y entraba en el negocio porque era un trabajo tranquilo, limpio, y del que una familia se podía encargar”, comentó. Actualmente tener una farmacia, empleados y cumplir con todas las exigencias es “complicado”, dijo.
Apuntó que desde que salió el último decreto que fija el máximo de participación en 10 %, muchas farmacias están a la venta. Pero —señaló— “no hay nuevos compradores. Los que podían estaban impedidos y ahora que se liberó un poco, todavía no han empezado a comprar los que pueden hacerlo”. Estimó que eso sucede porque “no hay un mercado que permita hacer el negocio sustentable”.
“Casi no hay interesados. Ese es el mejor indicador de que el negocio no es atractivo”, remarcó.
Fuente: Búsqueda
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