El pasaje sin gloria de Diego Forlán por el cono cikdo club uruguayo Peñarol, puede ser una parábola sobre la fabulosa vida de los deportistas de élite y su rápida y despiadada decadencia. En especial en Uruguay
El 25 de octubre de 2015, en el estadio Belvedere, Forlán dribleó a cuatro y se la dejó servida a un compañero para que hiciese el gol decisivo ante Liverpool. La barra brava de Peñarol al fin coreó su nombre. Pero antes y después de eso, dio poco, demasiado poco; solo un fantasma del viejo pasado. Ni sombra de aquel futbolista decisivo que los uruguayos adoraron en Sudáfrica 2010, cuando los niños jugaban a ser Forlán.
Él voló muy alto. Fue goleador de España y Europa en dos ocasiones: con la camiseta del Villarreal y luego con la del Atlético de Madrid. Llegó al Mundial de Sudáfrica en su apogeo y resultó una figura clave para que la celeste trepara hasta el cuarto puesto, la mejor colocación en 40 años. Fue uno de los goleadores, junto a Thomas Müller de Alemania, David Villa de España, Wesley Sneijder de Holanda; y se lo eligió como el mejor jugador del torneo.
Su fulgor no fue breve; su influencia fue duradera. Se convirtió en el máximo goleador histórico de la selección uruguaya de fútbol, con 36 tantos logrados entre 2002 y 2014, una marca que superó después el despiadado Luis Suárez.
Ahora, Diego tiene 37 años y en la cancha las cosas no le salen como antes. Su decadencia futbolística comenzó a notarse probablemente en 2011, cuando pasó una temporada gris en el Internazionale de Milán. Sin embargo, todavía pudo hacer dos goles con la celeste en la final de la Copa América de Argentina (Uruguay 3-Paraguay 0). Su abuelo materno, Juan Carlos Corazzo, ya había ganado ese torneo como entrenador de la selección en 1959 y 1967, en tanto su padre la ganó como jugador en 1967.
Su padre, Pablo Forlán, "El Boniato", fue el jugador menos glamoroso del Peñarol 1966, una máquina legendaria campeón de América y el Mundo.
Pero también fue una rara muestra de longevidad deportiva, un profesional estricto que anticipó lo que sería su hijo. Nacido en Soriano, jugó como lateral durante más de 20 años en Peñarol, São Paulo, Cruzeiro, Nacional, Defensor y la selección uruguaya en tres Mundiales (1966, 1970 y 1974).
Ya se sabe que Peñarol es un equipo acomplejado, que fue grande en el mundo y ya no, y que confunde mística con tumulto. La temporada 2015-2016 resultó particularmente complicada. Tenía todo para ganarla y no podía, salvo porque Nacional, su rival de siempre, hizo las cosas aun peor.
Pareció una carrera hacia atrás, una competencia exasperante entre ambos por perder.
El fútbol uruguayo venera mejor a tipos rudos de cuna humilde, como Obdulio, el "Negro Jefe", o a Luis Suárez, que salió de abajo y ascendió a dentelladas. Pero Diego Forlán es rubio, creció en Carrasco, se educó en un colegio bilingüe, normalmente no golpea a los rivales y es correcto hasta la exasperación, lo que, en principio, lo vuelve sospechoso. (Fabián O'Neill, compañero suyo en la selección uruguaya en la desprolija era pre Tabárez, se sintió obligado en 2011 a reivindicarlo en forma muy peculiar: "Mientras nosotros lo único que hacíamos era tomar vino y jugar al fútbol, él era el hombre que manejaba todo. ¡Qué va a ser del otro lado, si es el que se llevaba todas las minas!").
Diego Forlán fue una de las pocas columnas que rescató Óscar Washington Tabárez cuando inició en 2006 un nuevo proceso futbolístico con la celeste que, como en el tango, retozaba ya perdida en el fangal. Primero debió deslumpenizarla, como Hércules limpió los establos de Augías.
Forlán no hallará paz ni podrá retirarse sintiendo respeto y reconocimiento en un fútbol enfermo y exitista como el uruguayo, que ni siquiera reverencia a estrellas que se apagan, pues lo que más produce es menosprecio, mediocridad, odio y barras bravas estúpidas. Los mejores se van apenas pueden.
"El jugador es respetado en todas partes del mundo y acá no; eso duele", opinó Diego Forlán en la conferencia de despedida.
"Tendría que haber un cambio general. Entiendo el momento complicado del país. La gente pasa cosas complicadas y a veces es más fácil ir a un estadio a gritar y sacarse las ganas que pagar un psicólogo".
El pasado no vuelve y el presente puede ser una condena. Deberá buscar tierras más tolerantes, donde el fútbol sea solo un juego, importante sí, pero sin nuestras habituales connotaciones chauvinistas y dogmáticas.
"¿Viste Forlán los líos que arma?", dijo el presidente Juan Pedro Damiani cuando comenzó la conferencia de prensa en la que se anunciaba el alejamiento de Diego Forlán de Peñarol. "Es un momento un poco agridulce porque justo hoy (el martes) es mi cumpleaños, no era el regalo que quería de Diego, pero en fin, las cosas son como son. A Diego le puedo decir hasta la vuelta porque esta es su casa para siempre. Simplemente le quiero dar este recuerdo que es una medalla que dice 'A Diego Forlán, autor del primer gol en el Estadio Campeón del Siglo".
A partir de allí, la palabra fue del hombre en cuestión quien se despachó en su despedida de la institución.
"Quiero hablar con el corazón. Quiero agradecer a Pablo Bengoechea porque él fue muy importante en mi llegada como Juan Pedro. Formé parte de un gran grupo que fuimos muy criticados, no ha sido un año fácil para nadie. Por lo menos, pudimos salir campeones después de tres años. A todo el cuerpo técnico anterior y al cuerpo técnico de hoy en día también les agradezco. Y al hincha de Peñarol también le agradezco enormemente".
"La gente esperaba mucho de mí. Quiero pedirle disculpas a toda la gente de Peñarol, porque al ser Forlán esperaba mucho más de mí y yo también. Capaz que no colmé sus expectativas. Es el fútbol uruguayo, no es fácil. Hoy tuve la oportunidad de darme el gusto de cumplir el desafío más grande de mi carrera, un desafío muy difícil. Obviamente que me hubiera gustado hacer más goles".
"Un hincha de Nacional amigo me mandó las estadísticas del año y me puso que jugué de 8, de 10, de delantero, de puntero, en diferentes posiciones. Tuve la oportunidad de ser el jugador de campo con más minutos con 37 años, de tener más asistencias y más goles. Y lo más importante de todo, me hubiera encantado hacer un gol en la final y festejar, pero era salir campeón y gracias a Dios y mis compañeros lo pudimos lograr. Cumplí con la gente de Peñarol y cumplí conmigo mismo".
"El jugador en todas partes del mundo es respetado de otra manera y acá no. Eso duele. Tendría que haber un cambio general. Entiendo el momento complicado del país, la gente también pasa cosas complicadas y a veces es más fácil ir a un estadio a gritar y sacarse las ganas a una cancha que pagar un psicólogo. Es entendible y lo respeto. Si la crítica la hacen bien, no tengo problemas, no me gusta cuando buscan cosas que no hay, buscan desestabilizar, la verdad no lo merece nadie".
Se marcha
"Es porque creo que es complicado el fútbol, hoy en día las cosas están bien y mañana vuelven a estar de la misma manera, me parece que a mi edad pasar por eso otra vez no vale la pena. Qué más lindo que irte bien. Soy el que más sufro y quiero hacerme este regalo, irme de la manera que quiero. Hoy todo el mundo habla de eso, de que soy el jugador que más corrí y son el jugador con más años, pero el domingo volvemos a jugar, no corrí una pelota, y van a decir 'ah, está viejo'. Entonces ya está, no quiero volver a pasar por eso y menos acá en mi país. Aprendí una cosa que no sabía: cuando jugaba en Europa venía a mi país de vacaciones. Hoy hasta el portero te mira de una manera u otra según el resultado. Ayer por primera vez salí y me sentía como cuando venía de vacaciones de Europa, tranquilo. No tengo otro lugar para salir, mi lugar es acá, quiero a mi país y mi tierra".
"Sé que soy Forlán y la gente espera mucho de mí. Estoy tranquilo conmigo mismo. Soy autocrítico. Sé que podía haber rendido mucho más. Pero esto es fútbol. Es complicado. La gente piensa que es fácil y no es fácil. Yo también hubiera querido ver lo que fui en los equipos que estuve en otras partes, pero bueno, a veces no se da. Pero sí dejé todo de mí, intenté hacer todo de mí para ser ese jugador que sé que soy. Me voy más que conforme. Nunca en mi vida había jugado por derecha y por izquierda de "8" y de "10" y de la manera en que corrí y lo hice en 120 minutos y había jugadores jóvenes que estaban acalambrados. Yo no estaba acalambrado. Después la gente, va, dice, habla y yo los escucho y no digo nada. Pero cuando tengo oportunidad, cuando no hay nadie que me defienda, me defiendo yo. Y los números están ahí. Y lo hago y no tengo problema y no tengo ninguna vergüenza".
"Esto es Peñarol hay mucho manejo general y esto es chico y nos conocemos todos y cada uno sabe cómo son las cosas. Al otro día de salir campeón leí una portada y lo primero que vi decía 'Peñarol lo dio vuelta de atrás sufriendo todo el partido'. Vamos a ser sinceros muchachos. Yo entiendo que nosotros jugamos mal, pero el otro día no sufrimos. Entonces no se puede hacer una portada así. Peñarol sumó más puntos en el Apertura, fue segundo en el Clausura y ganó la Anual. Entonces, alguna cosa hicimos ¿no? Yo entiendo que hay dos lados y hay gente más de un lado que de otro por ciertos poderes que hay, entonces está bien, los entiendo y los respeto. Pero eso es lo que a veces molesta. Lo puse por gusto para leerlo porque sabía que diría eso. Tengo sentido común, entonces ¿qué más tenés que hacer? Y está la otra parte del fútbol uruguayo. ¿No estará mal el fútbol uruguayo? Porque capaz que pensamos que tenemos un fútbol rico y hablan de otros equipos que juegan mejor y capaz que lo ven dos veces. A Peñarol se lo ve todos los días y se lo marca todos los días y a Nacional también y están con una lupa y la gente está necesitada de títulos. No va a cambiar porque nosotros somos así, es nuestra esencia".
"El segundo semestre fue un poco más complicado, pero lo he disfrutado porque sino después van a titular que 'estaba preocupado'. Disfruté, estaba feliz, pero cuando vine dije que era el desafío más importante de mi carrera y vine convencido. Jugar e ir a mi casa, estar con mi familia y poder estar acá, es muy bueno".
"No sé adonde voy a ir. Quiero seguir jugando, no sé si uno o dos años más. No tengo ninguna oferta. Una cosa que hablábamos en el grupo era que decíamos 'no jugué en Peñarol, salí campeón en Peñarol, y eso es algo espectacular'".
Diego Forlán se cansó. Anunció públicamente su salida de Peñarol y dejó en claro que se aleja del club cansado de las presiones, las críticas y el sufrimiento.
"¿Por qué me voy? Es porque creo que es complicado el fútbol, hoy en día las cosas están bien y mañana vuelven a estar de la misma manera, me parece que a mi edad pasar por eso otra vez no vale la pena. Hoy todo el mundo habla de eso, de que soy el jugador que más corrí pero el domingo volvemos a jugar, no corro una pelota, y van a decir 'ah, está viejo'. Y ya está, no quiero volver a pasar por eso", expresó en conferencia de prensa.
Diego agregó: "Acá hasta el portero te mira de una manera u otra según el resultado. Ayer por primera vez salí y me sentía como cuando venía de vacaciones de Europa, tranquilo. No tengo otro lugar para salir, mi lugar es acá, quiero a mi país y mi tierra".
Forlán dijo que sintió que le faltaron el respeto.
"El jugador en todas partes del mundo es respetado de otra manera y acá no. Eso duele. Tendría que haber un cambio general. Entiendo el momento complicado del país y a veces es más fácil ir a un estadio a gritar y sacarse las ganas que pagar un psicólogo. Es entendible y lo respeto. Si la crítica la hacen bien no tengo problemas, no me gusta cuando buscan cosas que no hay, buscan desestabilizar y la verdad no lo merece nadie".
Consultado sobre su futuro profesional, el 10 dijo que aún no lo tiene definido.
Sufrir por los amigos
El 10 contó una anécdota que vivió en su entorno con amigos y que lo movió a pensar en su salida de Peñarol.
"Es mi país, es mi casa, es acá, vivís todo el día y la gente respira fútbol. Peñarol es grande, es gracioso pero por ejemplo iba a una comida de amigos y conocías a alguien y te tocaba el tema de Peñarol. Y si me miraban con cara de preocupación mis amigos me di cuenta que no valía la pena hacerlos pasar por esa situación".
Forlán concluyó diciendo: "Tengo 37 años, quiero seguir jugando, es difícil darse cuenta cuando es el momento del retiro. Fue un año duro para todos y me parece que es un buen momento, que más lindo que irte bien. El que más sufre soy yo. Sufro las emociones, entonces también me quiero dar este regalo de tener la oportunidad de poder irme de esta manera del club que soy hincha".
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