El alza desbocada de precios se ha convertido en la mayor preocupación de los argentinos, que ven que los sueldos no crecen al mismo ritmo, y también en un gran quebradero de cabeza para Macri, que prometió bajarla durante la campaña presidencial. A principios de año, el Ejecutivo argentino se había fijado un techo del 25 % para todo el año, pero la inflación acumulada en el primer cuatrimestre está ya a menos de seis puntos del objetivo marcado.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, ha precisado que el grueso del incremento del IPC de abril corresponde al "sinceramiento de tarifas" que fueron hipersubvencionadas durante los 12 años de gestión kirchnerista (2003-2015). Como parte de esa adecuación parcial de los precios al valor del mercado, los servicios básicos se incrementaron entre marzo y abril por encima del 300 % y el valor del billete de trenes y autobuses se duplicó.
Aunque con una incidencia menor, también contribuyeron a la escalada de precios de abril los aumentos "en los servicios educativos, en las remuneraciones del personal de servicio doméstico y en los alquileres de la vivienda", según el informe de la Dirección de estadísticas porteña, que ha dado cifras ligeramente inferiores a las de consultoras privadas. Entre los bienes que más subieron están las prendas de vestir y los medicamentos.
"En este primer semestre lo que estamos haciendo es ordenando la economía, reconstruyendo la confianza", ha declarado este jueves el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a la TV Pública. Peña ha subrayado que las medidas tomadas "son los pasos necesarios para evitar una crisis mayor" y ha remitido al segundo semestre del año para empezar a ver un declive de la inflación y el inicio de
"un proceso de crecimiento". A solo un mes y medio para que comience la segunda mitad del año, también el escepticismo de la población hacia el discurso oficial crece.
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