“Entran a su cerebro y no pueden volver a su colmena”, dijo Mikaila, de Austin, Texas, a la televisión local. “O se llevan el polen con plaguicida a la colmena, y entonces, todas sus compañeras mueren”, agregó la menor.
Con la intención de juntar dinero para idear ayudas para las abejas, esta niña comenzó a vender limonada de linaza, sacada de una vieja receta de su abuela, y le agregó un poco de miel. El resultado de “Bee Sweet Lemonade” fue un éxito.
Envalentonada con las positivas opiniones de su clientela cercana, fue a un programa de tv, en que un panel de personas decide si invertir o no en los negocios que la gente le propone.
Logró sacar de ahí US$ 60 mil como inversión inicial, sin saber que se había ganado la atención de una importante cadena de supermercados que se especializa en la venta de alimentos orgánicos (Whole Foods Market).
Fue esta visionaria empresa la que decidió ofrecer a Mikaila un millonario negocio: La limonada se vendería en 55 tiendas a lo largo del sur de Estados Unidos y firmarían un contrato por US$ 11 millones. No es de extrañar que tras lograrse este acuerdo, la niña fuera invitada por Barack Obama hasta la Casa Blanca, y que fuera nombrada en su región como una de las 10 empresarias más innovadoras del año.
Con todo, Mikaila, quien se encuentra buscando nuevos sabores para su refresco, insiste en que su principal motivación es ayudar a las abejas.
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