La revista Fortune lo puso en la lista de
personalidades más importantes del mundo, por su trabajo con energías
renovables en Uruguay. Son 50 y está en el lugar 46. Su plan logró que
por momentos el 100 % de la electricidad que se consume en el país
provenga de este tipo de energías. Además, para 2017 se logrará bajar en
un 88 % las emisiones de carbono. Director de Energía durante los gobiernos de Tabaré Váazquez y José Mujica, en la 2da. presidencia de Tabaré Vázquez la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, lo echó de su cargo, en una acción disparatada, que mereció gran repulsa. Felizmente el Presidente Vázquez reaccionó rápidamente y evitó que este científico de gran reputación internacional emigrara y lo reintegró en otra posición dentro del gobierno.
—¿Por qué cree que consiguió un lugar dentro de la exclusiva lista de líderes mundiales de la revista Fortune?—
La verdad es que fue una sorpresa, ni siquiera sabía
que existía esa lista. En el mundo hay ciertos temas que preocupan
muchísimo. Uno de ellos es cómo se va a seguir desarrollando la
humanidad. Las Naciones Unidas ya han planteado que el cambio climático
es uno de los grandes desafíos del siglo. Y lo que más preocupa es cómo
utilizar los recursos finitos y de qué manera desarrollarnos de una
forma sustentable. El desafío es pasar de una economía carbonizada por
su presencia de combustibles fósiles —y recordemos que el 85% de la
energía que se consume en el mundo se hace a través de petróleo, carbón y
gas natural—, a una en que la producción salga con muchas menos
emisiones de gas efecto invernadero. Por este problema, que es mundial,
en otros países están viendo con mucho respeto e incluso admiración el
proceso que ha hecho Uruguay, que prácticamente hizo desaparecer en el
sector energético el uso de combustibles fósiles y que ha roto con
varios falsos paradigmas que existían en el planeta.
—¿Cuáles son esos paradigmas?
—Primero que se decía que no era posible combinar las
fuentes renovables para satisfacer casi la totalidad de la electricidad
de un país. Nosotros demostramos que se puede hacer una combinación de
energías eólica, hidráulica, de biomasa y solar. Segundo que se decía
que para esto se necesitaba un subsidio muy importante, que era mucho
más caro abastecerse con energía renovable. Nosotros claramente
demostramos lo contrario: Uruguay ha reducido un 40% sus costos de
generación de electricidad a partir de las energías renovables. Tercero,
que se creía que era muy difícil que alguien invirtiera en este cambio.
Nosotros conseguimos casi 7.000 millones de dólares de financiación
privada y de asociaciones público privadas para llevar a cabo la
transformación.
—En el artículo de Fortune se dice que Uruguay
pretende un recorte del 88% de las emisiones de carbono para 2017. ¿Se
va a llegar a esta meta?
—Esto surge de un documento que presentó el gobierno
uruguayo a la convención de las Naciones Unidas de septiembre del año
pasado. Allí se comparaban las emisiones promedio del período 2008 2012,
con lo que se espera para 2017. En los últimos tiempos se han venido
instalando más parques eólicos, así que no hay dudas de que vamos a
llegar a esa meta.
—En Uruguay el 94,7% de la electricidad que se
consume proviene de energías renovables. ¿Se puede seguir avanzando en
este camino o ya se llegó al tope?
—Seguramente hoy estemos en un tope. Lo que se
desarrolló en Uruguay, y no existía en ninguna parte del mundo, es la
complementación entre las diferentes energías renovables. Pero lo que
pasa es que estas no son controladas por el hombre. En este momento, por
ejemplo, el 100% de la electricidad que se está utilizando en Uruguay
proviene de energías renovables, y tenemos picos en que el 60% proviene
solo de energía eólica. Hablo en general, de toda la energía, la de las
casas pero también la de la industria y la de todo el alumbrado público,
por ejemplo. Pero lo que pasa es que si nos llega a tocar un año muy
seco, en el cual las represas no estén tan llenas de agua, o haya
momentos de poco viento, vamos a tener que recurrir a las fuentes
térmicas no renovables. Ahí es que está ese 5% para que se diga que toda
la electricidad en Uruguay proviene de energías renovables.
—Hubo una reducción del 40% en los costos de la
generación de energía. ¿Por qué esto no se ve reflejado en el precio de
las tarifas de UTE?
—Las tarifas en términos reales vienen
disminuyendo desde 2010, es decir que sistemáticamente en los últimos
años estas aumentaron por debajo de la inflación. Incluso en el año 2014
hubo una disminución neta del 5%, independientemente del momento de
ajuste tarifario. Este año sucedió algo particular, porque las tarifas
aumentaron prácticamente al mismo nivel que la inflación, medio punto
más. Entonces, lo que hay es un mantenimiento. Lo que no está pasando es
que se traduzca la fuerte reducción de los costos en una fuerte
reducción de las tarifas. Y esto tiene que ver con que la política
económica es una sola. Lo que ha privilegiado el gobierno, y en
particular la conducción económica, es la transferencia de recursos
hacia el accionista de las empresas públicas, que es el Estado, para
poder utilizarlo en lo que es hoy por hoy la mayor preocupación a nivel
internacional: mantener el déficit controlado.
—¿Cree que esto lleva a que la gente no visualice el cambio que hubo a nivel energético?
—Esto es lo que demuestra la diferencia tan grande
de Uruguay con lo que sucede internacionalmente. En otros países los
usuarios tienen una mirada más a largo plazo. Por ejemplo, en Alemania
se subsidian las fuentes renovables y los consumidores pagan una energía
eléctrica que es mucho más cara que la de Uruguay. Es una visión de
cuidado ambiental y de generación de puestos de trabajo. En Uruguay con
las energías renovables se crearon alrededor de 50.000 empleos, directos
e indirectos. Se aumentó de forma significativa la soberanía
energética. Dejamos de girar dólares al exterior para importar petróleo y
disminuimos de manera importante el impacto ambiental. La reducción de
costos, además, se traduce en el bienestar de la sociedad, porque ese
dinero, esa ganancia en eficiencia, es una posibilidad de generar
políticas públicas; de tener, por ejemplo, más escuelas y mejores
hospitales.
—Entonces le parece justo que ese dinero se administre así…
—Lo único que digo es que Uruguay no ve de forma tan
positiva esto, como se ve en otros lados. Nosotros no valorizamos esto,
nos quedamos exclusivamente en si nos suben o nos bajan las tarifas.
—¿Le parece que estas políticas que se llevan a
cabo a nivel energético tienen correlato con otras prácticas de cuidado
ambiental, por ejemplo en lo que tiene que ver con las aguas de los
ríos?
—Creo que sí. En particular, cuando se detectó lo
que está ocurriendo con el río Santa Lucía hubo inmediatamente una
respuesta por parte de los ministerios involucrados. Existe un control
totalmente diferente sobre las 27 industrias que están allí. Se está
generando una zona pulmón alrededor del río para evitar nuevos
vertimientos por parte de la producción agrícola y ganadera. Es decir,
se reaccionó ante las dificultades detectadas. Lo que sucede es que
evidentemente hay algunas cuestiones en las que los resultados se ven
rápidamente, y hay otras estrategias en las que se demora más para
percibir los cambios. Lo que sí creo es que hay una clara vocación
global para cumplir con lo que dijo el presidente Tabaré Vázquez en la
asunción de su segundo gobierno: que en Uruguay el desarrollo será
sustentable o no será desarrollo. Esto hoy está claramente expresado en
todas las políticas públicas.
Líder que pasó desapercibido.
En 10 años Uruguay logró diversificar su matriz
energética apuntando hacia las fuentes renovables. Lo hizo a tal nivel
que se ha convertido en un referente planetario. Así lo marca el último
ranking de la revista Fortune, que en su lista de 50 líderes mundiales
incluyó solo a cinco latinoamericanos. Y entre ellos, en el lugar 46, a
un uruguayo: Ramón Méndez, el hombre detrás de este cambio, que permitió
bajar un 40% los costos de la generación de electricidad.
Méndez es actualmente el titular del Sistema
Nacional de Respuesta al Cambio Climático. Es licenciado y doctor en
Ciencias Físicas. Obtuvo sus títulos en las universidades de Grenoble
(Francia) y de La Plata (Argentina). Fue director de Energía desde 2008
hasta la asunción del actual gobierno de Tabaré Vázquez, cuando fue
relevado del cargo por la ministra de Industria, Energía y Minería,
Carolina Cosse.
Fortune destaca que fue él quien "dirigió la
transformación capitalizando el clima del país para construir granjas de
viento e interviniendo en la energía hídrica y de biomasa".
La publicación también señala que mientras en 1970
el 50% de la electricidad del país se generaba a partir del petróleo, en
la actualidad el 94,7% depende de fuentes renovables. Y además advierte
que para 2017 Uruguay promete una caída del 88% de las emisiones de
carbono.
Por debajo de Méndez, en la lista de Fortune, se
encuentran, entre otros, Bright Simons, creador de mPedigree, una
aplicación para detectar medicamentos falsificados; y el primer ministro
de Canadá, Justin Trudeau, que tras asumir hizo varios anuncios sobre
el cambio climático, entre otros disminuir las emisiones de metano.
El número uno de la lista lo ocupa Jeff Bezos, líder
de Amazon, y el dos la presidenta alemana, Angela Merkel. También se
encuentra en el lugar número cuatro el papa Francisco y en el veintiséis
el presidente argentino, Mauricio Macri.
Perfil.
Nombre: Ramón Méndez - Edad: 55 - Cargo: Titular del Sistema de Respuesta al Cambio Climático
Fuente: El País
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