El diario español El Mundo presenta un informe bastante bueno, sobre el motivo de los nombres laicos de semanas y fechas en Uruguay, que en otros países son religiosas. Se omiten algunas cosas, que permitirían enfocar mejor el análisis histórico, como que los cementerios y el registro civil pasaron a la órbita del estado, varias décadas antes, en el siglo XIX, pero en lo referente a las fechas y sus nombres es un interesante relato.
La historia de este país cuenta que un presidente ateo y activista anticlerical, José Batlle y Ordoñez, quien gobernó a principios del siglo XX, cargaba todos los Viernes Santos una parrilla hasta la puerta de una iglesia para preparar, desafiante, su asado a las brasas.
Esa férrea devoción irreligiosa llegó al paroxismo en 1919 cuando retiró todos los crucifijos de los hospitales y logró cambiar por ley el nombre de las fiestas religiosas.
Un escándalo para muchos, pero que marcó para siempre la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado.
Fue a partir de esa norma que en Uruguay la Semana Santa dejó de llamarse así, para pasar a ser la Semana de Turismo (a través de esa ley, por cierto, también se cambió el ‘Día de la Virgen, por ‘El Día de las Playas’, el ‘Día de Reyes’ por el ‘Día de los Niños’ y ‘el Día de Navidad’ por el ‘Día de la Familia’).
“Si bien ha habido algunos intentos pastorales para despertar devociones, la religiosidad del pueblo uruguayo fue decreciendo, y con ella, las manifestaciones públicas de fe en estas fiestas”, explica el antropólogo Daniel Vidart.
Pero aunque la idiosincrasia laica uruguaya date de tanto tiempo atrás, no nació por generación espontánea; al menos, eso demuestran las costumbres del siglo XIX, cuando en Semana Santa se respetaba de forma obediente el ritual cristiano traído por los españoles de la colonia.
“En esa etapa hay un núcleo religioso definido que acata piadosamente lo que la Iglesia había decretado, desde el domingo de Ramos hasta la Pascua de resurrección, con un viernes Santo en el que se comía pescado con visitas a las iglesias. Era una semana en la que había pesadumbre, se celebraban los últimos días de Jesús en el Monte de la Calavera”, puntualiza Vidart.
Como si fuera una resaca de esa época, actualmente por estas fechas en los supermercados aparecen bacalao y huevos de chocolate. Y se consumen, aunque muchos lo hacen sin conocer muy bien los orígenes de esa tradición. En realidad, son pocos los feligreses cristianos que celebran la resurrección de Cristo.
Sin embargo, en la semana se detienen las actividades, sobre todo entre el jueves santo y el domingo de Pascua. La fiesta y el jubileo de tradiciones paganas predominan en el país. Y el buen clima. Los últimos días antes de que llegue el frío austral, permite que se realicen numerosas actividades al aire libre.
Alternativas a 'Santa'
Algunos la conocen también por el nombre de ‘Semana Criolla’, que desde 1925 reúne en Montevideo a los hombres de campo, herederos de los gauchos, que viajan a la capital para exhibir sus destrezas en la doma de caballos.
Otros uruguayos, en cambio, prefieren llamarla ‘Semana de la Cerveza’, y se celebra en la localidad de Paysandú, donde la gente lleva su carpa para instalar en el camping, se organizan conciertos de música y, claro,se bebe cerveza.
Para los fanáticos de la bicicleta se trata de la ‘Semana de la vuelta ciclista’, y es cuando se sale a las calles a ver pasar a los deportistas que pedalean por todo el país hasta que llegan a la meta en la capital el domingo de Pascua.
Para los apasionados de la caza y la pesca, es el momento de salir con los amigos y la escopeta: “Esa tradición nace en 1886, cuando unos jóvenes montevideanos decidieron que en esta semana se iban a cazar en lugar de cumplir con los decretos de la Iglesia. Mientras las mujeres seguían los cultos, los hombres volvían cargados de liebres y perdices para el Domingo de Resurrección”, cuenta Vidart.
Y desde no hace tanto, los residentes de Montevideo se dedican a unas maratónicas jornadas de cine en el festival internacional de Cinemateca, que se encarga de traer películas extranjeras fuera del circuito comercial. Va por su XXVIII edición.
A pesar de que poco queda de la religión en esta semana, el lunes después de Pascua el país recupera su ritmo. De hecho, hay un antes y un después de estas fechas, no sólo en el sistema educativo, sino en las actividades productivas y las tareas legislativas.
Tanto que hay un dicho popular que asegura que tras las vacaciones de verano, el país recién comienza a funcionar después de semana de Turismo.
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