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viernes, 29 de enero de 2016

VENEZUELA: AL BORDE DEL PRECIPICIO ECONOMICO

En medio de una situación económica definida como catastrófica por el propio presidente Nicolás Maduro, Venezuela debe recurrir, ante la falta de divisas, a la venta de oro para pagar los servicios de la deuda.


Con el país al borde del abismo, fruto de la crisis económica, el presidente venezolano Nicolás Maduro solicitó a la Asamblea Nacional (Parlamento) la aprobación de un decreto de "emergencia económica", lo cual fue rechazado por la mayoría opositora surgida de las elecciones del pasado 6 de diciembre de 2015.

Ante esa negativa, el Gobierno trató de recurrir a empresarios, y se vislumbra un aumento del precio de la nafta, la más barata del mundo, tratando de emitir señales para poner fin al desabastecimiento generalizado, la inflación de tres dígitos y la recesión permanente.

Sin embargo, la salida no parece fácil, ya que se da de bruces con la realidad: la debacle del precio del petróleo, producida por un exceso de oferta y retracción de la demanda, sobre todo a partir de la desaceleración de la economía china.

En promedio, el barril de petróleo vale hoy un 70 % que en junio de 2014, lo cual se torna catastrófico para Venezuela, que alcanza el 96 % de sus ingresos por exportaciones del crudo, convirtiéndose así en prácticamente la única fuente de dólares. Además, el barril venezolano es aún más barato, ya que exige una mayor refinación. Es así que cerró la semana en US$ 21,63 (3 dólares menos que la semana anterior), y con un costo de producción de US$ 18,00, le deja apenas US$ 3,63 por barril para pagar deudas y mantener el país funcionando. El país exporta cerca de 2,5 millones de barriles diarios, según informe elaborado por el diario Folha de Sâo Paulo.

Venezuela, que ostenta las mayores reservas petroleras del mundo, está presionando a los otros países productores a elevar el precio, y el presidente de PDVSA sostuvo que el precio del barril debería estar en los US$ 60,00. Pero, por ahora, los grandes exportadores prefieren mantener el status quo.

El país debe pagar hasta el fin de este año US$ 9.500 millones en títulos de deuda soberana, y dentro de pocas semanas se producirá el primer vencimiento, de US$ 2.000 millones. Y acá surge un gran problema, ya que las reservas del Banco Central ascienden solamente a US$ 15.000 millones, lo que implica que si usan esos escasos dólares para pagar la deuda, habrá menos capacidad de importar y mayor escasez de productos de primera necesidad.

Adicionalmente, y para complicar aún más la situación, la mayor parte de las reservas del Central están en oro y no en billetes, lo que obliga a Venezuela a venderlo para transformarlo en dinero.

Los medios internacionales se hacen eco de la situación generada por la deuda con la industria láctea de nuestro país y las dificultades que tiene Venezuela para cancelar una parte de la misma. Muchos acreedores ven en el horizonte cercano la posibilidad del default.

En tanto, Maduro parece estar apostando a una nueva fuente de endeudamiento, con China. La reducción de los subsidios a la nafta, que cuestan US$ 12.500 millones al año y el cese o merma de los envíos de petróleo a países aliados son otras de las cartas en la maga del Ejecutivo.

El desplome del precio del petróleo ha incrementado los temores de los inversionistas de que Venezuela entre en default y no pague su deuda, que asciende a US$ 120.000 millones.

El petróleo representa el 96 % de los ingresos por exportaciones de Venezuela y la continua caída de su precio ha despertado los temores de los inversionistas, muchos de los cuales especulan con que el país no pueda hacer frente a sus compromisos por la deuda pública, que alcanza los US$ 120.000 millones.

A pesar de ello, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha seguido pagando la deuda en forma puntual, en medio de lo que se puede clasificar como la peor crisis económica del país. Maduro reiteró esta semana la intención del país de hacer sus pagos.

Según informa The Wall Street Journal, en los últimos años, el gobierno ha pagado a los tenedores de bonos en parte al reducir drásticamente la cantidad de dólares destinados a importar bienes, lo que ha producido una escasez generalizada.

La cotización del petróleo Brent, la referencia internacional, repuntó con fuerza el viernes para quedar en US$ 32,77 el barril, pero acumula un fuerte descenso en lo que va del año. Los mercados prevén un barril de US$ 32 por el futuro previsible, una cifra muy por debajo del nivel de más  de US$ 100 el barril del que Venezuela disfrutó durante años.

El crudo aporta 96 % de los ingresos de Venezuela por sus exportaciones. El petróleo más pesado que el país exporta ronda los US$23 el barril, cerca del nivel de entre US$ 17 y US$ 18 que necesita para cubrir sus costos y empezar a generar una ganancia.

Una cesación de pagos en 2016 "se está volviendo cada vez más difícil de evitar", escribió el economista Alejandro Arreaza del banco británico Barclays en un reciente informe. Si el precio del crudo se mantiene a US$ 32 el barril, Arreaza estima que Venezuela necesita dedicar 90 % de sus ingresos petroleros este año al pago de sus obligaciones, incluyendo deuda soberana y dinero que le debe a China.

Maduro reconoció la semana pasada que el derrumbe del petróleo asesta un duro golpe a las finanzas del gobierno. "¿Cuántos países pueden mantenerse con un precio de US$22 por barril?", preguntó en una intervención por cadena nacional el martes por la noche. "Pocos o casi ninguno", respondió.

El mandatario, no obstante, trató de calmar a los inversionistas.

"Venezuela tiene ética y moral. Primero con la patria y también con los compromisos que tiene la República, que ha honrado y seguirá honrando".

El país debe pagar en febrero US$ 2.200 millones de capital e intereses. Esos bonos se transaban la semana pasada a 92 centavos por dólar, lo que indica una probabilidad de casi 10 % de un default, una cifra alta si se toma en cuenta que solo faltan algunas semanas para el vencimiento, según afirma el diario neoyorquino.

Los inversionistas consideran que Venezuela es el país en desarrollo que representa el mayor riesgo y, por ende, al que le cobran las tasas más altas, según el índice global de bonos de mercados emergentes de J. P. Morgan. La semana pasada, Venezuela tenía que ofrecer a los inversionistas 37 puntos porcentuales más de rendimiento que la deuda comparable de Estados Unidos de América, muy por encima de la de Ucrania y Argentina.

El Banco Central informó recientemente que los activos del país en moneda extranjera ascendían a US$ 35.500 millones en el tercer trimestre de 2015 y analistas de Barclays estima que la cifra cayó a US$ 27.600 millones en el cuarto trimestre. El banco británico calcula que la brecha de financiamiento para este año será de US$ 30.000 millones, lo que significa que Venezuela tendrá que usar la totalidad de sus activos en dólares o hallar otra forma de cubrirla.

Fuente: The Wall Street Journal.

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