viernes, 23 de octubre de 2015
SUECIA RECONOCE INDEPENDENCIA DEL SAHARA OCCIDENTAL
Mohamed VI prepara cambios profundos en la ineficaz diplomacia marroquí que no ha sabido prever la brecha abierta por Suecia al reconocer la independencia del Sáhara Occidental, la “gran cuestión nacional” de Marruecos, y la posibilidad de que la decisión sueca sea seguida por otros países de la UE. El rey ha tomado represalias y suspendido la inauguración de un gran centro de Ikea en Casablanca.
Mohamed VI está muy irritado por la ineficacia y la pasividad de su aparato diplomático en relación al conflicto del Sahara Occidental. La crisis entre el Reino alauí y Suecia ha sido la gota que ha acabado con la paciencia del rey.
Las decenas de altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, de los servicios de inteligencia y del entramado palaciego que se ocupan cada día de “la gran cuestión nacional”, es decir, de la marroquinidad del Sáhara Occidental, no han sido capaces de ver venir el golpe que significa que Suecia reconozca al movimiento independentista de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada hace cuatro décadas por el Frente Polisario en los campamentos de refugiados del Tinduf, en el suroeste de Argelia.
Mohamed VI cambiará a los responsables diplomáticos y de seguridad por no haber prevenido el apoyo de Suecia a la independencia del Sáhara
Las autoridades de Estocolmo, sin embargo, venían anunciando su intención de reconocer a la RASD que disputa a Marruecos la soberanía del territorio de la antigua colonia española.
Suecia ha puesto un empeño particular en el seno de las instancias comunitarias para intentar bloquear el acuerdo de pesca entre la UE y el Reino de Marruecos, porque a su juicio incluía las aguas saharianas. Hizo lo mismo boicoteando la compra de productos agrícolas marroquíes que han ganado una buena parte del mercado europeo por su calidad.
Suecia vende su participación en las minas de fosfatos
El país nórdico también ha vendido sus participaciones en el capital de las empresas vinculadas a la producción y comercialización de los fosfatos marroquíes. El Gobierno sueco argumentó que una parte de los mismos procede de las minas saharianas de Foss Bucraa, en el territorio de la antigua colonia española.
Todos estos indicios fueron minimizados por los funcionarios marroquíes que veían en ellos sólo una pequeña tormenta de verano, herencia de la sensibilidad de Olaf Palme por las causas tercermundistas en el en el seno de la socialdemocracia y de la sociedad suecas.
Represalias contra Ikea
Cuando los diplomáticos y políticos marroquíes han querido reaccionar ya era demasiado tarde. El Palacio Real ha tomado represalias contra la empresa Ikea, suspendiendo la inauguración de un gran centro en Casablanca (400 puestos de trabajo directos y 1.000 indirectos), anulando contratos y congelando relaciones económicas y comerciales, y enviando delegaciones de todos los colores a Estocolmo para presionar al Gobierno sueco.
El portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa Jalfi, declaró que el boicot obedece tanto a razones políticas como económicas porque “Suecia lleva tiempo perjudicando de forma sistemática los intereses de las compañías marroquíes en la UE”. Rabat teme que la postura sueca se extienda a otros países de la UE, después de 40 años sin resolver el conflicto del Sáhara
Por su parte, la consejera de la embajada de Suecia en Marruecos, Wiktoria Dageras, en una nota de prensa enviada a varios periódicos marroquíes explica explicaba que su Gobierno respeta la misión de la ONU en el Sáhara Occidental “que busca una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptada”. El término de “mutuamente aceptada”, en alusión al Gobierno marroquí y al Frente Polisario, ha caído como un jarro de agua fría en el Palacio Real.
El rey contra los “funcionarios incompetentes”
Mohamed VI se ha tomado el asunto como una afrenta personal. Ya este verano lanzó una sorpresiva diatriba contra “los burócratas” del aparato diplomático y los “funcionarios incompetentes” de las delegaciones consulares marroquíes en el mundo, anunciando medidas correctivas.
Esta vez quien se encuentra en el punto de mira es el ministro de Asuntos Exteriores, Salaheddine Mezouar, que, según fuentes diplomáticas magrebíes consultadas por MIL21, estaría ya haciendo las maletas para despedirse del ministerio.
Sustitutos del ministro de Asuntos Exteriores
Las mismas fuentes barajan dos nombres para ponerse al frente de la ofensiva diplomática ordenada por el rey. El que cuenta con más apoyos es Driss el-Yazami, un prisionero político de la época de Hassan II, atraído por el entorno de Mohamed VI.
El-Yazami forma parte del núcleo de antiguos militantes de la izquierda marxista-leninista que siguiendo los pasos de su mentor Abraham Serfaty han volcado sus fuerzas en “el nuevo régimen” de Mohamed VI al creer posible hacer avanzar las libertades democráticas y el Estado de Derecho.
El otro candidato para ocupar el puesto de jefe de la diplomacia marroquí es Mohamed Cheij Biadillah, que hasta este mes ocupaba el cargo de Presidente del Senado, o Cámara de Consejeros. Médico de profesión, Cheij Biadillah es probablemente el mejor experto en la cuestión del Sahara Occidental.
Nació en la ciudad santa saharaui de Smara de una familia de raíces nacionalistas. Luchó contra la presencia española, pero a diferencia de su hermano que se unió a las filas del Frente Polisario del que fue uno de sus fundadores, Cheij Biadillah defendió desde un principio la pertenencia histórica de la ex colonia española al Reino de Marruecos ante cuyo Sultán las tribus del Sáhara, o al menos una gran parte de ellas, juraban pleitesía.
Gran Bretaña, a favor de los derechos humanos
También se esperan cambios en el cuerpo diplomático. La embajada marroquí en Londres, a cuya cabeza se encuentra una prima de Mohamed VI, tampoco vio venir el empecinamiento de Gran Bretaña en el Consejo de Seguridad para pedir la ampliación de prerrogativas de la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) a la cuestión de los derechos humanos. Dentro de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Londres es el más beligerante contra la propuesta marroquí de autonomía.
Los consejeros de Palacio, en particular el principal de entre ellos Fouad Alí el Himma, amigo personal del rey y ex compañero de pupitre en el Colegio Real, cuentan con ambos políticos, El Yazami y Biadillah, para poner en marcha un plan más ambicioso y agresivo destinado a convencer a la comunidad internacional de los beneficios de la “solución marroquí” a la crisis del Sáhara.
Promesa de una “autonomía avanzada”
Mohamed VI promete “una autonomía avanzada” como solución institucional del conflicto, en el que la población del territorio elegiría sus órganos representativos, controlaría la economía regional y dispondría de todos los atributos que puedan tener modelos autonómicos como los existentes en España, en Alemania o en Suiza.
El Estado marroquí se reserva el dominio de la soberanía territorial, las Fuerzas Armadas, acuñar la moneda y la representación diplomática en el exterior. Mohamed VI trata de convencer a Europa de que un Sáhara marroquí impedirá el avance del yihadismo
El Palacio Real ha enviado instrucciones a todas las embajadas marroquíes urgiendo a elaborar una “hoja de ruta” destinada a convencer a los gobiernos, partidos políticos y sociedad civil de los respectivos países, de la conveniencia de la propuesta autonómica, que Rabat vende como una fórmula destinada a inmunizar la región sahariana contra el peligro terrorista que amenaza a Europa desde el norte de África.
Un argumento que hace mella en las filas independentistas, ya que la mayoría de militantes y seguidores del Polisario no quieren verse envueltos en ninguna “aventura yihadista”.
Las organizaciones islámicas radicales que pululan en la región del Sáhara-Sahel, como los Murabitunes, Al Qaeda del Magreb Islámico, Boko Haram y el Estado Islámico, están al acecho para intentar implantarse en el Sáhara Occidental y en los campos de refugiados del suroeste argelino.
Fuente: mil21.es
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