Más de 300 personas han acudido a Casa de América para escuchar a Mujica en un acto en el que también han participado el director de la institución, Tomás Poveda, y el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, Julio L. Martínez. Aforo completo. Ante ellos, el expresidente uruguayo ha lamentado que la globalización carezca de dirección política, con Gobiernos nacionales preocupados “por quién ganará las próximas elecciones”. “No tenemos una estructura política para la civilización que hemos desatado. Funciona por los intereses del mercado. Es el problema más dramático de nuestro tiempo”, ha apuntado. Por ello, después de enumerar contradicciones como que haya perros en Europa “que comen mejor que ciudadanos africanos”, ha instado al ser humano a pensar globalmente: “El hombre puede llevar el agua al Sáhara. Nunca tuvo tantos recursos en la mano. Pero el hombre no razona como especie. Apenas está razonando con intereses nacionales, y eso en el mejor de los casos”.
El reto al que ha aludido Mujica constituye un asunto político y no existen excusas. “No podemos escudarnos en falta de recursos en un mundo en el que gastamos dos millones de dólares al minuto en presupuestos militares”, ha añadido. En la opinión del expresidente, es preciso atajar los problemas ecológicos y la pobreza de forma global. “Inventamos un comercio de cosas superfluas para poder mantener la economía. Y no tenemos el coraje de aplicar un keynesianismo para los indigentes del mundo. La economía del mundo tiene problemas de demanda, pero de cosas útiles: de casas, de escuelas, de aguas, de medidas contra la desertización… No tenemos que andar inventando un teléfono nuevo todos los meses para que las multitudes vivan pagando cuotas”.
Por primera vez en una década los gobernantes de América Latina hablan entre ellos”
“[En América Latina] pensábamos que la salvación vendría por Europa. Pero nos equivocamos. Está metida en su digestión y sus problemas, que no son poca cosa”, ha afirmado Mujica. “Ha aparecido China. Lenta, segura, sistemática. Por lo menos la parte de Latinoamérica a la que yo pertenezco, el sur, no puede renunciar a comerciar con China. Se lo ofrecimos a Europa. Pero no lo vieron”, ha continuado antes de diagnosticar el problema de América Latina, “le falta estatura”. Por eso pidió al papa Francisco, al que considera un amigo –“y lo dice un hombre que no cree en Dios”–, que le diera “una mano en la sesera a los gobernantes” para que construyan la integración. “A la Iglesia católica le tengo respeto político porque es uno de los ejes de la cultura latinoamericana”, ha reconocido. “A pesar de todos sus pesares”, ha matizado.
Mujica ha instado a trabajar por profundizar en los avances tecnológicos. Aunque ha hecho una advertencia: “Que el esfuerzo técnico no esté alejado de la moral. La ciencia, sin ética que la oriente, no necesariamente es factor del progreso. Puede ser factor de explotación y sumisión”.
El exmandatario ha animado a aprender a vivir con lo necesario. “Mi mayor bien es la vida. Las posibilidades de no estar vivo son enormes. No me complica la cuestión material. Ya tengo 80 años. [El dinero] en la mortaja no vale”, ha afirmado. “Hay que ser como la mayoría de la gente, y no como la minoría. Allá ellos [los que acumulan dinero]. A mí lo que me interesa es que paguen impuestos y no estafen. Y si ganan más, más les vamos a cobrar para repartir”.
Mujica, el hombre “que de joven quería cambiar el mundo” pero ahora se limita a “intentar arreglar la vereda de su país”, el dirigente que pasó 15 años encarcelado, dice que se equivocó. “Ser joven tiene muchas ventajas, ser pujante, no tener calambres en las piernas… pero se ve cortito porque se ha vivido poco. Yo creía que la ayuda social simplemente remendaba el sistema. Y yo quería cambiarlo. Pero son dos frentes de lucha. Hay que cambiar el mundo. Pero hay que comprometerse con el que no tiene para comer”.
Fuente: El País de M.
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