Policías declararon en una sede penal que tienen cada vez más dificultades para ingresar a barrios como Marconi, 40 Semanas y el Borro. Días atrás recibieron pedreas generalizadas, 2 móviles fueron rotos y les soltaron perros Pitbull. "Es cierto lo que dijeron los policías en el juzgado: tenemos dificultades, pero tratamos de resolverlas. Si no podemos entrar con 5 policías, vamos con 10 o con 1.000. Pero la Policía, que es la cara visible del Estado, entra en todos los barrios". Dijo el jefe de la Zona III, Inspector José Luis Roldán.
El jueves 16, efectivos de la Seccional 12 (Borro y zonas aledañas) y de Unidades de Respuesta Rápida de Montevideo (URPM) concurrieron a una casa ubicada en el barrio 40 Semanas para detener a el "Locura", un individuo sin antecedentes penales que había sido denunciado por vecinos por hostigamientos y amenazas.
Los policías llegaron a la casa de el "Locura" y éste se desacató. Con una llave inglesa hirió en una mano a un oficial. Varios policías lograron reducirlo. En ese momento, corrió la voz en el barrio que se estaba produciendo una detención por parte de la Policía. Poco después, las piedras llovieron sobre los agentes. Era tanta la cantidad de cascotes que el propio "Locura" recibió dos pedradas en el cuerpo.
En el Juzgado Penal de 18° Turno, los policías insistieron en que cuando hacen detenciones en zonas rojas de Montevideo, como Borro, 40 Semanas o Marconi, deben salir rápidamente del lugar porque comienzan a llover pedradas contra ellos y los móviles policiales.
El magistrado actuante procesó con prisión a el "Locura" por los delitos de atentado —hirió a un oficial en la mano— y violencia privada.
Días atrás, a instancias del Juzgado Penal 18° Turno, efectivos de la Seccional 12° realizaron un allanamiento en el Marconi donde también sufrieron pedreas. En la última semana, policías de la Zona III efectuaron 15 allanamientos en esos barrios para detener personas y hubo incautaciones de armas.
"Las pedreas son de orden. Ocurren todos los días. El otro día tiraron hasta un water para adentro de una camioneta policial. También hubo roturas de dos móviles en el Marconi. Nos sueltan perros Pitbull. Pero los procedimientos igualmente se hacen", reiteró Roldán.
Hace 10 días, un efectivo de la Zona IV que pasaba en su moto por una calle adentro de la jurisdicción de la Zona III, recibió una pedrada en la cara. Debió ser hospitalizado.
Cobertura.
Según Roldán, las pedreas se tratan de resolver pidiendo el apoyo de la Guardia Republicana o del Grupo de Respuesta Táctica que realizan un control perimetral y otorgan cobertura para que los policías de las seccionales o Policía Técnica puedan actuar sin inconvenientes.
En ocasiones, cuando las pedreas o los obstáculos que colocan los vecinos son de entidad, la Policía se repliega.
"No es cobardía. La Policía debe actuar en forma planificada para minimizar los riesgos de su personal y de la población. ¿Quién paga si lastimamos a gente inocente? La Policía no es una banda. Debe actuar siempre por dentro del marco de la ley", explicó Roldán.
Enseguida agregó: "Somos la cara visible del Estado. Nos podemos equivocar pero no es a propósito. La realidad es muy dinámica y nos obliga a planificar mucho. A veces hay que hacer concesiones para no dañar a personas ajenas al procedimiento", insistió.
En varias ocasiones, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi y el director Nacional de Policía, Julio Guarteche, afirmaron que ese enfrentamiento de vecinos hacia fuerzas policiales se debe a un proceso de feudalización ocurrida en barrios periféricos donde traficantes de drogas quieren sustituir al Estado y dictar sus propias normas. Muchos vecinos trabajadores que viven en esos barrios no realizan denuncias o soportan las directivas de traficantes por temor a represalias contra ellos y su familia.
Bonomi relató en varias oportunidades que vecinos que denunciaron "bocas" de venta de drogas fueron incendiadas o apedreadas sus casas y advirtió que, en dos casos, hasta mataron a familiares directos de denunciantes obligándolos a mudarse de barrio. En ese proceso de feudalización, muchas personas se acostumbran a vivir en esa zona gris y consideran al Policía como su enemigo.
"Sabemos de casos donde los traficantes ordenan a los vecinos hasta apagar las luces de sus casas para poder actuar en la oscuridad", explicó Bonomi. Al igual que en Brasil, niños que fingen jugar al fútbol en entradas de los asentamientos avisan a narcos cualquier presencia extraña. También utilizan sistemas de silbidos o tambores. En los "Palomares" de Cerro Norte, los traficantes mandan en el día a día. Enseguida detectan la presencia de cualquier extraño caminando por los innumerables pasillos del complejo habitacional.
En un informe realizado ante el Parlamento, el director Nacional de Policía, Julio Guarteche dijo que la Policía identificó a distintas bandas que actúan en Uruguay. "Obviamente, en la actualidad tenemos un escenario cambiante y muy dinámico, y por eso estamos identificando, como trabajo de la Policía, a los distintos grupos de delincuentes", dijo.
La Policía identificó a varios tipos de delincuencia: traficantes internacionales de droga, grupos territoriales, los grupos de asaltantes, las bandas especializadas en hurtos, la delincuencia común, la minoridad infractora, el orden público y el vandalismo.
Los "grupos de tráfico" integrado por delincuentes internacionales y otros nacionales asociados que tratan de pasar inadvertidos y llegan a cometer homicidio como último recurso cuando el problema es demasiado grave. En tanto, dijo, los "grupos territoriales" procuran mediante la violencia dominar determinado territorio.
"A su vez, existen los asaltantes, que son rapiñeros que no solo tienen relación directa en las rapiñas más elaboradas sino que han tomado como objetivo a los narcotraficantes", expresó el jerarca policial.
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