Los 20 especialistas de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que llegaron en la tarde del viernes a la zona donde se estrelló el jueves el avión de Malaysia Airlines, no tuvieron pleno acceso a la zona del accidente, según informó la propia organización. Thomas Greminge, el embajador suizo ante la OSCE, confirmó que los enviados no tuvieron el acceso y la libertad de movimientos esperada y necesaria para realizar los trabajos de investigación. Según Greminge, "grupos locales, ilegales y armados" impidieron el pleno acceso al lugar a los observadores, que estuvieron en la zona durante 75 minutos.
El diplomático suizo también declaró que los rebeldes que controlan la zona realizaron disparos al aire mientras los miembros de la OSCE trabajaban. Los investigadores regresaron a Donestk y el sábado intentarán acceder de nuevo al área del siniestro. La OSCE, además, ha anunciado que celebrará este viernes una reunión extraordinaria para analizar el siniestro.
El jueves por la tarde un avión Boeing 777 de las líneas aéreas de Malasia (Malaysia Airlines), en tránsito desde Ámsterdam a Kuala Lumpur, se estrelló este jueves en la región ucrania de Donetsk, en la zona de conflicto armado entre las autoridades centrales de Kiev y los insurgentes independentistas prorrusos. En el aparato viajaban 298 personas, 283 pasajeros (entre ellos numerosos niños) y 15 miembros de la tripulación. Todos ellos perecieron en el siniestro.
De ellos, 189 son holandeses, 44 malasios (incluidos los 15 tripulantes y dos bebés), 27 australianos, 12 indonesios (incluido otro bebé), 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, 1 canadiense, 1 neozelandés, 1 usamericano (confirmado por el presidente Obama) y 3 sin nacionalidad verificada, según los datos de la compañía, informa Isabel Ferrer.
Los equipos de rescate en el lugar de los hechos han recuperado 181 cadáveres, según ha anunciado en rueda de prensa un portavoz de Exteriores ucranio. Dos cajas negras han sido halladas.
Entre las víctimas, además, hay un amplio grupo de pasajeros -hasta un centenar, según Interfax Media- que se dirigían a la conferencia internacional sobre el sida que está previsto que comenzara el domingo en la ciudad australiana de Melbourne. Uno de los fallecidos es el holandés Joep Lange, uno de los expertos más reconocidos en el mundo sobre el sida.
El presidente ucranio, Petro Poroshenko, no dudó en calificar el siniestro de “acto terrorista”, mientras que su homólogo ruso, Vladímir Putin, atribuyó la responsabilidad a Kiev por haber reanudado la ofensiva en el Este. El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido este viernes de urgencia para pedir una "investigación internacional independiente" del siniestro además de solicitar a las partes implicadas que permitan el acceso a la zona de los investigadores, informa Sandro Pozzi desde Nueva York.
El Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha negado el viernes la implicación de su país en el derribo. Este viernes, el presidente ruso insistió en que el suceso demuestra la necesidad de que se llegue cuanto antes a un arreglo pacífico del conflicto en el este de Ucrania, según el Kremlin. Putin ha subrayado, además, que el accidente requiere una investigación "escrupulosa y objetiva".
Las agencias de inteligencia de Estados Unidos de América llegaron a la conclusión el jueves por la noche de que el avión fue derribado por un misil tierra-aire, pero todavía no han logrado averiguar quién lo lanzó, informa Silvia Ayuso desde Washington. Una fuente de seguridad dijo a la cadena CNN que un radar había registrado cómo un sistema de misil tierra-aire rastreaba un avión justo antes de que se estrellara el Boeing.
“Esta es una zona en disputa, va a llevar tiempo lograr información sobre las intenciones de quien estuviera involucrado”, declaró otra fuente a The Washington Post.
El vicepresidente Joe Biden dejó claro que el gobierno usamericano no cree que el siniestro se haya debido a un accidente. El avión “aparentemente fue derribado, no fue un accidente”, dijo el número dos del Gobierno desde Detroit. Biden había hablado poco antes con el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, al que reiteró la oferta de ayuda realizada por Barack Obama de colaborar en lo que sea necesario para averiguar “qué pasó y por qué”.
El Boeing volaba a 10.600 metros de altura y se encontraba a 60 kilómetros de la frontera rusa cuando se precipitó al vacío y cayó envuelto en una densa y enorme nube de humo negro en un campo cercano a la localidad de Shajtersk, a 80 kilómetros de Donetsk.
En torno a los restos del aparato, quedaron esparcidos restos mutilados de los pasajeros y sus pertenencias. La zona del accidente se encuentra en territorio controlado por los insurgentes de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD). Las autoridades de Kiev y los independentistas en Donetsk intercambiaron de inmediato acusaciones de haber derribado el aparato.
Anton Geráshenko, consejero del ministro del Interior de Ucrania, precisó este jueves en Kiev que el avión fue derribado por insurgentes mediante un sistema antimisiles Buk. Geráshenko afirmó al canal de televisión Dozhd que su departamento tenía decenas de testigos del lanzamiento de un misil cerca de Snezhnoe (en la zona controlada por los separatistas). Geráshenko acusó también a Rusia de haber entregado sistemas Buk a la RPD. Los rebeldes intentaron hacerse con lanzaderas de este tipo hace un mes cerca de Lugansk, pero sólo capturaron equipos averiados, informó el canal Rusia 24.
Representantes de la RPD declararon a esta cadena que carecen de medios bélicos para derribar un avión a la altura en que volaba el Boeing siniestrado. Alexandr Borodái, el ciudadano ruso que dirige el "gobierno" de la RPD, dijo que sus lanzamisiles portátiles podían alcanzar “como máximo entre 3.000 y 4.000 metros” y acusó a las Fuerzas Aéreas de Ucrania del suceso, que calificó como “una provocación intencionada”.
Borodái dijo que estaba dispuesto a entregar la caja negra del aparato a expertos internacionales, mientras que Andréi Purgin, presidente del Parlamento de la RPD, afirmó que quieren enviarla a Moscú, uno de los temores de Kiev por una posible manipulación.
Por eso, Obama y Poroshenko convinieron en su conversación telefónica en que las pruebas del siniestro deben permanecer en Ucrania para la investigación. Los separatistas dicen haber declarado una tregua “humanitaria” en la zona para facilitarla.
Las informaciones sobre los sistemas de misiles en poder de los independentistas son confusas. La agencia rusa Itar-Tass dijo desde Lugansk que los insurgentes no tenían sistemas Buk, pero en junio había informado de que los separatistas habían logrado el control de una de esas unidades.
Las informaciones de los expertos entrevistados por los canales rusos sobre si los Buk podían haber alcanzado al Boeing tampoco eran suficientemente claras. En 2001, la aviación de Ucrania derribó sobre el mar Negro un avión civil de la compañía rusa Sibir que iba de Tel Aviv a Novosibirsk con 66 personas a bordo. El suceso, sin supervivientes, se debió a un error de cálculo al disparar un misil desde un sistema S-200.
El siniestro de este jueves ha venido precedido de varios derribos de aviones. El portavoz del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Andriy Lysenko, acusó este jueves a Rusia de haber derribado un avión militar Su ucranio el miércoles por la noche. El piloto del aparato se puso a salvo gracias al sistema de eyección con paracaídas.
Las autoridades de Ucrania afirmaron que los misiles que derribaron la aeronave fueron disparados desde el territorio de Rusia. “Es posible que el disparo se realizara por medio de misiles aire-aire de las fuerzas aéreas rusas que estaban patrullando la frontera”, manifestó un portavoz del Ministerio de Defensa.
Fuente:El País de M.
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