Mucho se ha hablado de los motivos por los cuales la selección de Uruguay (la celeste) perdió con la de Costa Rica (los ticos), este excelente análisis de Santiago Torrado para la agencia noticiosa A.P. permite sacar las conclusiones más lógicas del suceso.
La hazaña de alcanzar las semifinales de la Copa del Mundo de Sudáfrica prometía el inexorable regreso de Uruguay, el primer campeón mundial, a la elite del fútbol. Pero la Celeste salió desdibujada de su estreno en Brasil, una derrota 3-1 frente a Costa Rica que mostró desgastado al monarca de América y evidenció que cuatro años después sus principales armas pueden estar ya demasiado anunciadas.
"Hace ocho años que venimos jugando así, si usted nos vio en Sudáfrica no sé qué diferencia puede haber ahora", dijo el técnico Óscar Tabárez para defenderse de los cuestionamientos al estilo de juego de su equipo, habituado a una férrea defensa, la tradicional "garra charrúa" y jugadas en largo.
"Los caminos que llevan al éxito son infinitos, y para mí defender no es una mala palabra. Está muy relacionado con cómo se ataca", replicó el maestro Tabárez, que recordó que en el Mundial anterior no superaron a ningún equipo en porcentaje de posesión de la pelota y sin embargo llegaron hasta las últimas etapas. Pero eso podría ya no ser suficiente.
De entrada, pesó la ausencia del estelar Luis Suárez, que se sometió el 22 de mayo a una operación de meniscos y vio la derrota desde el banco. Pero en el campo estaban Edinson Cavani, figura del acaudalado París Saint-Germain, y Diego Forlán, dos veces mejor goleador de Europa.
Tabárez concedió que, a pesar de las evidentes diferencias en su estilo de juego, los uruguayos se habían visto en el espejo de España, la campeona del mundo que fue vapuleada 5-1 por Holanda en su debut. Pero las precauciones no evitaron la caída, en otro ejemplo de que muchas cosas pueden cambiar de un Mundial a otro.
Como España, Uruguay comenzó ganando pero fue incapaz de manejar el marcador y después se vio desbordado en el segundo tiempo. Y si bien la derrota de la celeste no fue una goleada estrepitosa como la de los actuales campeones, en un grupo que pinta tan cerrado como el que los sudamericanos comparten también con Inglaterra e Italia podría terminar por ser imposible recuperar terreno.
Quizá el problema radica en que sus rivales ya conocen a un equipo que, a pesar de ese ciclo exitoso, no ha podido encontrar mediocampistas creativos que alimenten de maneras más elaboradas a su delantera de lujo. La Celeste termina por depender de una defensa que sufrió ante la velocidad, regate y potencia de Joel Campbell, de lejos la figura del triunfo costarricense.
La experiencia, que puede ser virtud, se tornó en desventaja. Sí, son casi los mismos semifinalistas de Sudáfrica y campeones de América, pero cuatro años más viejos. El plantel tiene un promedio de edad de 28,5, entre los cinco más altos del torneo. Y aunque Uruguay se ha ganado el respeto y admiración de los rivales, sus avenidas podrían estar muy cantadas.
"Tabárez es un maestro para nosotros en Sudamérica", dijo Jorge Luis Pinto, el técnico de Costa Rica. Pero también explicó que una de las claves del juego fue trabajar para controlar el poderoso juego aéreo uruguayo, especialmente el de los defensas Diego Godín y Diego Lugano. Y explotar sus debilidades con el electrizante Campbell.
"Sabíamos que teníamos que sacarle provecho sobre todo a dos centrales que tienen otras virtudes pero que en el espacio y en el mano a mano y en el desequilibrio dan algunas ventajas", analizó Pinto.
Posiblemente el mejor reflejo del inevitable paso del tiempo fue Forlán, el relevo de Suárez, quien suma más de 100 partidos con su selección, más que ningún otro jugador en la historia del fútbol uruguayo. En su tercer Mundial, el delantero de 35 años, hoy en el Osaka de la liga japonesa, fue apenas una sombra del artillero que en Sudáfrica marcó cinco goles y fue elegido el mejor jugador del torneo. Apenas tuvo momentos, con un par de centros peligrosos al área gracias a su privilegiado golpeo del balón, entre ellos el que produjo el penal con el que Cavani abrió el marcador, y un remate envenenado que salvó el guardameta Keylor Navas cerca del descanso. Salió relevado en el segundo tiempo.
El contraste con Campbell, que apenas supera los 20 años, fue impactante. El delantero, propiedad del Arsenal inglés, impuso su deslumbrante físico y además de marcar el empate transitorio, desquició con sus carreras, gambetas y potentes remates a la otrora inexpugnable saga uruguaya.
Como con España, sólo los próximos dos partidos confirmaran si se trata del fin de una era. Pero en cualquier caso el crédito se ha recortado para Uruguay, que además deberá enfrentar a Inglaterra el jueves en Sao Paulo sin poder contar con el defensa Maximiliano Pereira, expulsado en los últimos minutos contra Costa Rica por una falta innecesaria sobre Campbell.
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