Para el economista y académico del Colegio de México, Gerardo Esquivel, las estadísticas son “la confirmación de una tendencia histórica, no diferente a la situación de años anteriores”. A la hora de buscar las causas, el experto se refiere a dos dimensiones: la política fiscal y los programas sociales. En el primero, destaca la “inefectividad” del modelo. “Cuando se aplican impuestos y transferencias en la mayor parte de los países de la OCDE disminuye la desigualdad, pero en México no. Esto se debe a que los impuestos son menos progresivos y redistributivos que en otras naciones, de tal manera que en México el que más gana no es obligatoriamente el que más paga”, explica.
Por otro lado Esquivel considera que el gasto publico en otros países está mejor enfocado en programas sociales que reducen la desigualdad. “Algunas de estas ayudas tienen un efecto contrario al de la redistribución. Los subsidios a la gasolina o algunos de los programas de apoyo de la Secretaría de Agricultura acaban beneficiando a los productores más grandes, que son aquellos que tiene mayores ingresos".
Los datos contenidos en el informe de la OCDE se refieren al año 2011, por lo que no registran los efectos de la reforma fiscal que entró en vigor a comienzos de este año. Para el economista, sin embargo, el cambio en la ley apenas se notará en los próximos estudios. “Algunas de las modificaciones van en la dirección correcta a la hora de hacer los impuestos más progresivos, como la carga al capital o la eliminación de la tarifa especial en la frontera norte, que es la parte más rica del país”, explica.
“Pero este tipo de medidas, se va a ver compensada con otras que han tenido el efecto contrario”, como el gravamen a los alimentos calóricos, un impuesto que tiene por objetivo reducir los elevados índices de obesidad en el país, uno de los más altos del mundo. “El precio de los alimentos aumenta, y esto perjudica fundamentalmente a aquellos hogares que dedican la mayor parte de sus ingresos a la comida, que es lo que sucede en los de nivel adquisitivo más bajo”.
Esquivel insiste en que en este tipo de estudios la dimensión del problema se aprecia en la comparativa entre países, no en términos absolutos. “Todas las estadísticas que hay subestiman dramáticamente el ingreso de los ricos, es decir, los que más cobran, los grandes empresarios, no aparecen reflejados en estos índices”. Los informes se realizan mediante encuestas presenciales en los hogares, por lo que las probabilidades de que un magnate abra la puerta de su casa y responda al cuestionario, son siempre menores a que lo haga una familia de ingresos medios.
Según el estudio de la OCDE México se coloca también como la economía con un nivel de pobreza más alto, el 21,4 % frente al 11,5 % de media del conjunto de la organización.
En el rango de edad de 25 a 65 años la tasa es del 18,6 % frente al 10 % de promedio de los 34 países. México encabeza también la tasa de pobreza laboral, es decir, la población que pese a tener trabajo, no cuenta con los recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas, con una tasa del 19 %. En la OCDE el promedio es del 8,5 %.
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