-- --

Buscar información

Facebook y Twitter

martes, 8 de abril de 2014

DR. H. ENGLER: UN GRAN CIENTIFICO URUGUAYO

“Las enfermedades no entienden de derecha, ni de izquierda. Si vos sos bueno o malo. A la mejor o la peor persona del mundo, te agarran igual. Ellas no discriminan, y nosotros debemos atacarlas”, señala el destacado científico uruguayo Dr. Henry Engler. Dirigente histórico del MLN-T, rehén de la dictadura en condiciones infrahumanas. Después viene el exilio en Suecia, la carrera de medicina, hecha nuevamente desde cero y con 42 años de edad. Una investigación sobre el Alzehimer lo proyecta como científico brillante en el mundo, el regreso a Uruguay, el nacimiento de su “cuarto hijo”, el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim). A continuación trascribimos parte de un reportaje con Henry Engler publicado por el diario La República.


¿Cómo se inicia su relación con Suecia y posterior desarrollo de las técnicas de imagenología que lo hicieron famoso a nivel mundial?
Estando en Uruguay recibí una invitación del gobierno sueco porque mi hermano estaba refugiado en ese país. Como estaba de rehén y se hablaba de mis condiciones mentales, los suecos creían que estar junto con mi hermano me iba a hacer bien y me iba ayudar a recuperarme.
Pero ¿ibas con la idea de quedarte tantos años?
No, pensaba quedarme por un período corto, pero allá conocí a mi actual compañera, y me quedé.
¿Y qué hacías allá?
Trabajaba ayudando a recibir refugiados. Les enseñaba los caminos a seguir allá, a conseguir apartamentos, amoblarlos y los contactos con las autoridades suecas. Después quise ejercer la medicina, pero mis conocimientos eran viejos y no podía hacerlo. Entonces, a instancias de mi compañera, envié una solicitud para volver a empezar a estudiar Medicina, la cual fue aceptada y con 42 años arranqué la carrera allá de cero. Lo único que me aceptaron fue algunas clases prácticas, como la disección en anatomía, pero el resto no. Terminé y empecé a trabajar en un centro parecido al Cudim, porque un médico amigo se fue a otro lugar, a trabajar con Arvidsson, un científico que había ganado el Nobel. Me ofrecieron el puesto porque yo era bueno para trabajar con computadoras.
Había aprendido a manejarlas porque en 1987 hacía música con ellas, y todo el mundo pensaba realmente que seguía estando loco porque hacía música con máquinas. Pero a mi gusto sonaba bien. Por esa experiencia, pude hacer un programa de Neurología, junto con un profesor sueco, en un centro de investigaciones de Uppsala, de primerísimo nivel, especializado en PET, técnica que aún no estaba tan desarrollada. Allí aprendí mucho de científicos de primer nivel.
¿Cómo fue que llegaste a desarrollar tus ideas en la imagenología?
En esas épocas nos contactamos con investigadores estadounidenses que estaban en la pista de Alzheimer, quien describió la toxina que provocó la enfermedad y ulterior muerte de un paciente. Él hizo la autopsia y logró colorear esa sustancia. Nosotros empezamos a trabajar con la gente de Pittsburgh, buscando una sustancia que pudiéramos inyectar a pacientes para ver esa toxina con nuestras cámaras. Ellos desarrollaron una sustancia, nosotros le pusimos una gota de radiactividad y yo la inyecté por primera vez en pacientes en Uppsala, investigación que fue muy premiada. Luego en 2002 presenté estas imágenes en el Congreso Mundial de Alzheimer en Estocolmo, lo cual fue reconocido incluso en la revista científica “Science” como la noticia de la semana.
Todos los periódicos de Suecia lo tenían en sus portadas, y esa noticia llegó a Uruguay informando que tres suecos eran los descubridores. Como en la foto yo tenía una camiseta con el mapa de Uruguay del dibujo de Torres García, se difundió que uno de los suecos era uruguayo. En 2004 publicamos el artículo con todos los resultados, y nos dieron el premio al mejor artículo sobre imagen publicada en el mundo entre 2002-2004. En 2004 me invitaron a dar una charla en el hotel Conrad sobre este tema, y ahí me encontré con un gran amigo, el doctor y profesor Hormaeche, que fue profesor en Newcastle y jefe de microbiología en Cambridge, Inglaterra. Él me llevó a Maldonado donde nos encontramos con el Dr. Dighiero, y con Ricardo Ehrlich, de la Facultad de Ciencias. Se firmaba el acuerdo para la construcción del Pasteur. Y ahí le pregunté a Dighiero de hacer una instituto como el Pasteur, pero de Imagenología en Uruguay. Recién había asumido Tabaré Vázquez y yo iba ministerio por ministerio explicando la idea. Después de una enorme cantidad de idas y venidas, se fue logrando concretar el proyecto.
Paralelamente ¿ibas armando un equipo de profesionales para que llevara adelante esa idea?
Sí, porque en esos tiempos aún iba y venía desde Suecia. Tenía contacto acá con gente de las facultades de Química, Medicina y en el origen, Ingeniería, todos profesionales muy capaces que formaron el núcleo inicial. El PNUD nos dio dinero para el comienzo. Mucha gente nos dio una mano. Hubo personas obtusas que nos hicieron problema, pero salimos adelante. Algunos decían: ¿si no hay lo básico, por qué vamos a hacer esto tan sofisticado? De todos modos ese grupo de pioneros que estuvo en el arranque hoy está en la dirección del Cudim.
Y ese ímpetu ¿se ‘frenó’ con las acusaciones de la empresa Siemens de que había corrupción en el Cudim?
Eso unió aún más al equipo. Los acusadores erraron el camino y nos llevaron ante el Juzgado del Crimen Organizado y tuvimos dos meses parados, pero salimos adelante. Eso quedó claro y se comprobó que no pasó nada de lo que nos acusaban. Quedé defraudado con la prensa, porque les dieron destaque a las acusaciones y cuando se aclaró nuestra inocencia, prácticamente nadie sacó la información verdadera.
¿Y no llevaron adelante una contrademanda?
Lo pensamos, pero después preferimos seguir para adelante y no perder más tiempo con eso.
Luego de todas esas idas y venidas, ¿finalmente en el 2010 empezó a funcionar el Cudim?
En octubre de 2010 hicimos el primer examen.
¿Ya estaba todo pronto el edificio?
No, había una parte hecha y nosotros nos mudamos allí, protegiendo los equipos y con la autorización correspondiente comenzamos a funcionar.
¿Nada es fácil acá?
Así es. He discutido con el Fondo Nacional de Recursos, con la ANII, pero después nos arreglamos luego de explicarles, para que entendieran cómo funcionamos, y que necesitamos recursos en determinados momentos para poder seguir. Y por eso, estamos funcionando muy bien.
Y los suecos ¿dónde quedaron en todo esto?
Nos han dado una enorme ayuda. Nos han dado conocimiento. Eso es invalorable. Ahora estamos muy independientes, gracias a eso, y necesitamos de Suecia para desarrollarnos aún más. Quiero que los jóvenes nuestros aprendan de los suecos, y para eso hay que verlos hacer. Para eso ahora entramos en la etapa de hacer presencia internacional en investigación, ya que estamos dando un servicio de atención médica muy bueno y continuo.
¿Y qué servicios, más allá de atender gratuitamente a las personas, está en condiciones de brindar el Cudim?
Podemos ahorrarles mucho dinero a las empresas farmacéuticas con las pruebas de medicamentos que estamos en condiciones de hacer y con un nivel tanto europeo como estadounidense. Eso abarataría el precio final de los remedios y acelerar los tiempos de los tests gracias a la tecnología que tenemos. Etapas que a las compañías farmacéuticas les salen varios miles de millones de dólares, nosotros lo podríamos hacer por algunos millones, lo que a ellos les serviría, y a nosotros para seguir patrocinando nuestras investigaciones y dando más servicios a la comunidad. No solo de Uruguay sino de la región. Eso nos daría la sustentabilidad necesaria que ansiamos.
¿En qué etapa está el centro en ese camino de seguir creciendo?
Hay que imaginar un cohete que tiene como destino otro planeta. Cuando lo lanzan tiene tres fases. La primera es la de lograr la asistencia clínica de diagnóstico a pacientes. Luego, la segunda, que es contar con todas las técnicas que existen en el mundo para estos diagnósticos. Para llegar a la tercera etapa, que es poner el cohete en órbita, necesitamos ayuda de la sociedad, del gobierno y de una mentalidad-país. Es la etapa en que la investigación nos lleva a luchar contra enfermedades como el cáncer o el mal de Alzheimer. Es la investigación de primera línea. Aquí necesitamos a las compañías de medicamentos y a los comités de ética. Muchos piensan solo en los riesgos, y nunca en los beneficios. Los Comités de Ética a veces piensan que las empresas solo quieren ganar. Y sí, quieren ganar y si no, no apuestan. Pero ellos tienen que cumplir y seguir una serie de controles, porque si fallan, desaparecen. No pueden hacer daño a los pacientes, porque si no, desaparecen. De modo que hay que controlarlos, pero no correrlos con imposiciones absurdas.
¿En qué campos podríamos ayudarlos?
En el campo de los antibióticos, donde hay muchos problemas, ya que todos los días aparecen nuevas clases de bacterias, algunas resistentes a todo lo que tenemos. Ahí hay un campo enorme de testeo de medicamentos. En el cáncer, en el Alzheimer, tenemos problemas a solucionar. Debemos generar confianza e invitarlos a que nos conozcan y vean que podemos serles útiles y con calidad. Que se instalen en el Uruguay para interactuar con el Cudim sería formidable. Tienen que tener la certeza de que podemos desarrollar medicamentos acá, con ahorro de tiempo. No vamos a ser ‘conejitos de Indias’ en Uruguay. Todo debe ser aprobado y avalado. Pero no debemos ponernos fundamentalistas como los talibanes.
Y en nuestro país, ¿qué imagen tiene el Cudim? ¿Qué le dicen?
La gente a veces me reconoce y me paran en la calle, o en la feria, el cine o en algún recital y me preguntan, ¿cómo pueden atender tan bien a la gente siendo un servicio gratuito? El espíritu de servicio es lo fundamental. Esperamos que nunca tenga que poner en el Cudim un cartel que diga que el paciente es lo primero. Nuestro personal lo sabe. Si es necesario, cambiamos horarios y actividades por nuestros pacientes. Esto es el principio de empatía. De sentir lo que siente otra persona. Ponerse en su lugar. Pienso que si viene alguien y es chico, es mi nieto. Que si viene un joven, es mi hijo. Si es un poco más grande, puede ser tu hermano, si es un poco mayor tu madre, y si es mucho mayor, tu abuela. Así hay que pensar la atención al paciente. Hay que comprometerse sentimentalmente y eso no hace mal. Suma, no resta. A veces lo único que podemos hacer con la enfermedad es consolar. Hay tantas cosas que no sabemos, ni podemos entender. Lo que sabemos es un rayo de luz, nada más, en la gran oscuridad.
¿Se están haciendo pruebas buscando ayudar a curar el Alzheimer y, dentro de las mismas, se ha probado con las moléculas del vino?
Sí, es que el vino tiene sustancias que son interesantes. Hay moléculas del vino que pueden interactuar con la toxina que aparece en la enfermedad de Alzheimer y que no dejan pegarse la toxina de esa enfermedad entre las células. Son los primeros pasos. Queremos ver si pueden bloquear la toxina en el cerebro viviente, lo cual sería fantástico. Estamos haciendo una investigación muy interesante. Además estamos trabajando en varias investigaciones, probando. Pero con esto del vino esperamos que las bodegas nos apoyen, porque se han encontrado estos “polifenoles” particularmente en la variedad Tannat. Los vinos pueden tener buen efecto y mal efecto, las dos cosas. Lo bueno con estos polifenoles es que ayudan contra ciertas enfermedades y lo malo es el etanol (alcohol). Siempre digo que el vino es como la Biblia, si la leés con moderación, te da paz, te ayuda a superar problemas y una vida muy saludable, pero si vos te comés la Biblia todos los días, capaz que salís a matar musulmanes. O a hacer una inquisición. También hay varias plantas nativas uruguayas que estamos estudiando para ver cuáles tienen interacción con enfermedades. Buscamos la esencia del efecto de esas plantas que es mucho más potente que, por ejemplo, un té.
¿Qué es el PET?
La tomografía computada te da una imagen de la anatomía, ves con precisión los órganos, pero no te dice nada de cómo están funcionando. La Tomografía de Emisión de Positrones (PET, por su sigla en inglés) mide la función, y si un órgano funciona mal, lo muestra. Acá unimos las dos cosas. La base de la técnica es a través de inyectar una sustancia, como el azúcar, que tiene un poquito de radioactividad y que recorre el cuerpo y va haciendo como ‘disparos’ al chocar con los electrones del cuerpo. Y se genera un mapa metabólico de tres dimensiones que muestran la historia de esa molécula en el cuerpo. A los tumores los captás claramente, porque se ponen de color rojo, cuando lo normal sería ver todo azul. Ves su tamaño, dónde está, si se desparramó o si ya invadió huesos, órganos. Esa es la gran ventaja de la PET. Y ahora le vamos a sumar la resonancia magnética, que en noviembre va a empezar a funcionar. La combinación de las tres técnicas nos hace únicos para Latinoamérica.
¿Eso significa que van a venir personas de los demás países de la región a hacerse esos estudios tan completos acá? ¿Esa podría ser una forma de financiar el centro?
Ayudaría, porque a esas personas les cobraríamos. Ya vienen pacientes de Argentina, así como también técnicos extranjeros a estudiar lo que hacemos. Como somos muy abiertos, lo que atenta contra nuestra financiación, les explicamos todo y ellos ahora ya están haciendo algunas cosas que antes solo hacíamos nosotros. Pero va a favor de la colaboración con la ciencia y con a gente, sobre todo. A los cubanos los estamos ayudando. Se han formado algunos acá y yo he ido a dar charlas allá sobre el PET. Es que ellos nos han ayudado con sus oftalmólogos y creo que esto se lo debíamos. Han hecho cosas por nuestra gente y se lo retribuimos de esta forma.
¿Lo bueno es que trasciende lo político?
Las enfermedades no entienden de derecha, ni de izquierda. Si vos sos bueno o malo. La mejor o la peor persona del mundo se enferma igual. Ellas no discriminan, y nosotros debemos atacarlas, porque es la humanidad luchando por sobrevivir.
¿Cuántas personas se atienden por año?
Partimos de un presupuesto anual de 48 millones de pesos más cerca de 1,5 millones de dólares por atención de pacientes. Eso nos daba solo para atender 150 personas mensualmente, pero ahora atendemos a 300 pacientes al mes. Al ajustarnos al Fondo Nacional de Recursos este aumentó, estamos más aliviados. Además teníamos un préstamo del BROU con intereses muy altos, pero bajamos nuestra deuda, también gracias a una partida extra que nos otorgó el Ministerio de Economía. La tasa bajó de 10% a menos de la mitad. Eso nos posibilitó comprar la resonancia magnética. La OPP también nos ha ayudado mucho. De afuera no llega ningún ingreso, salvo de pacientes.
Política, economía, la basura y el tránsito
“No podemos encarar el futuro como país si no incluimos a todos”
Engler, al ser consultado de cómo ve al país, dijo: “Viajo mucho, y al comparar con otros países creo que se notan los cambios en Uruguay. Hay algunos formidablemente positivos, y hay otros que me preocupan. Igualmente en el conjunto, el saldo es favorable para bien. Tenemos un recorrido enorme aún por hacer”.
Acerca de lo que le quita el sueño, el ex militante tupamaro manifestó que “me preocupa mucho la redistribución de la riqueza, tema en el que deberíamos ir más rápido. A los uruguayos nos cuesta demasiado erradicar la pobreza. Va marchando, pero a veces me entra la impaciencia. El consumismo va a otra parte con un ritmo mucho más rápido”.
El director del Cudim destacó: “Me impresiona cómo han aumentado los sueldos con una marcha normal, de ajustes, sin presiones de los asalariados en muchos sectores. Igual aún hay una desigualdad muy grande y no sé cómo hacen muchos para llenar la canasta básica y agregó que “con los niveles de bienestar que hemos alcanzado no debería haber pobreza”.
Sostuvo Engler que “dicen que hay gente que no quiere trabajar, que son unos vivos. Creo que hay un porcentaje, no menor al 10% que tienen realmente problemas. Nosotros no podemos encarar el futuro como país si no entendemos que tenemos que incluir a todos, y a ese sector en especial de alguna forma y por más que sean improductivos. Tenemos que sacarlas de esa situación embromada. Capaz que no vamos a lograr que todos se integren al trabajo, que dejen de consumir drogas, pero es una obligación nuestra cargar con ese peso, porque ese grupo se repite en todos los países. Son parte de nuestra población. No creo más en que son avivados, sino que tienen problemas muy serios, algún trastorno. Tratar de vivir de otros no es normal. Es una enfermedad, como la droga, como el alcoholismo”.
Como ciudadano y habitante de Montevideo, el científico ve también con preocupación el tema de la basura, y no solo como una política deficitaria comunal, sino “un tema de mentalidad de las personas. Eso tenemos que reverlo. La gente por no caminar amontona en los tachos de basura chiquitos en vez de ir dos metros más hasta el contenedor”, agregando que “es una cuestión de sentir que la ciudad te pertenece, y parece que no les importa nada la ciudad donde viven”. Es como que tiraras basura en tu cama, en tu cuarto, en tu casa.
La misma situación con el tema de la basura, Engler lo traslada a la “poca cultura” de tolerancia existente en el tránsito y en el no respeto a las señales y las reglas que el tránsito tiene.
¿Cómo acceder?
“Un médico le dice al paciente que tiene una sospecha de que presenta algún inconveniente en su salud y que en vez de hacerle múltiples exámenes para identificarlo, le vamos a hacer un PET. Entonces el doctor –de cualquier mutualista que integra el SNIS y gratuitamente- entra a nuestra web y completa un formulario con los datos del paciente y su valoración del caso. Pulsa ‘enter’ y el pedido llega a nosotros. Al final del día la chica que hace esa tarea los revisa y los cataloga. A los que amerita hacérselo, nos comunicamos con ellos y les damos hora. El día que el paciente viene tiene que traer el formulario que le dio su médico firmado por el director de su mutualista.
 Cifras:
7.862. Es el número de exámenes que se han hecho desde octubre del 2010 en el Cudim, utilizando 9 sustancias que se han obtenido en el centro, de las cuales 5 son exclusivas para Latinoamérica.
739. Son los exámenes realizados en lo que va de 2014.

No hay comentarios: