Pocos tienen presente en 2011, quién es Jean-Marc Bosman. Basta con decir que los números que se manejan en salarios y fichas de jugadores, que permiten lujos inconmensurables a los europeos que se dedican al fútbol, tienen que ver de manera directa con él. El inició la revolución que les permite tener esos ingresos.
Bosman jugó hasta junio de 1990, en el RFC Lieja de la Liga belga. Después de una controversia con la dirección del club le redujeron su sueldo en un 60 %. Bosman quería entonces fichar por el equipo francés de segunda división USL Dunkerque.
El RFC Lieja, le pidió a Bosman 800.000 dólares de USA para obtener la libertad, cantidad que el club francés no podía pagar. Luego se negó a jugar en el RFC Lieja,
Bosman regresó en enero de 1992, después del rechazo de la justicia belga. Cuando no encontró nuevo club, presentó una solicitud de desempleo, pero fue rechazada.
Bosman inició un proceso legal ante UEFA y FIFA
Tras nueve años después del inicio del juicio, recibió en torno a 780.000 euros como indemnización.
La cruzada de Bosman arrancó en 1990 y terminó cinco años después con el fallo en su favor conocido como la 'ley Bosman', piedra fundamental del mercado de jugadores de fútbol de la actualidad.
"Rooney gana 200.000 libras semanales gracias a esa sentencia. Gané una batalla legal de la que se beneficiaron todos" dijo Bosman en una entrevista reciente al diario "The Sun", en la que contó el triste presente que atraviesa.
El ex jugador se encuentra hoy desempleado, viviendo en el garaje de la casa de sus padres y acarreando una adicción al alcohol.
El único dinero que maneja este hombre de 46 años son los 700 euros mensuales de la ayuda social que se otorgan en Inglaterra. "Busco trabajo, pero no lo encuentro" dice Bosman, explicando su actualidad.
Un hombre perdido, presente solo en el recuerdo de algunos memoriosos que todavía tienen vigente las páginas de diarios llenas de novedades sobre el caso Bosman a lo largo de los cinco años de proceso. Mientras otros suman billetes gracias a su pelea, él lucha por sobrevivir a una existencia miserable.
Una historia triste que habla a las claras de lo injusto que puede ser el fútbol. El que portó el estandarte por los derechos de los jugadores es hoy un personaje olvidado.
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