El cantante español Joaquín Sabina está haciendo marchar "El penúltimo tren", su nueva gira 2011 que promete no ser una despedida, por toda América y el pasado martes 29 de marzo tocaba estar en la "estación" Montevideo. En esa ciudad se generó la fumata de la discordia.
Un día antes, después de sus exitosas presentaciones en Argentina (en Buenos Aires y en Córdoba), dio una conferencia de prensa en un salón del hotel Sheraton de la capital uruguaya.
Encendió un cigarrillo y fue dejando los restos en un cenicero que estaba sobre la mesa. Después le trajeron un vaso de cerveza.
Pero lo que chocó al auditorio fue el pitillo.
Un periodista de la Televisión Nacional de Uruguay le preguntó si no sabía que estaba violando la ley antitabaco de este país. La norma prohíbe fumar en cualquier sitio cerrado de uso público y en toda área laboral.
"Llegué, me senté y vi un cenicero; si uno ve un cenicero, no puede ser descortés con los uruguayos. Éste es un local privado donde quien quiere, viene. Si no hubiera visto el cenicero no hubiera fumado, pero ahora no tiro el pucho ni muerto", respondió en tono jocoso y con jerga rioplatense el rockero español.
Y así fue que el Ministerio de Salud Pública del Gobierno del izquierdista José Mujica reaccionó el martes anunciando que multará al Sheraton por incumplir la legislación.
La sanción para estos casos oscila entre los 853 y los 7.821 euros, y no se aplica sobre el fumador sino sobre el responsable del sitio donde se cometa la infracción.
La restricción data del Gobierno del antecesor de Mujica, su correligionario Tabaré Vázquez (2005-2010), un médico oncólogo.
El director del Programa Nacional de Control de Tabaco, Winston Abascal, dijo al diario El País de Montevideo que es probable que la multa supere el valor mínimo: "Esta situación tiene agravantes, por ser una conferencia de prensa, con trabajadores presentes, y, según dijo el propio Sabina, con la presencia de un cenicero".
La mano que puso el cenicero en la mesa se ha transformado en el misterio para resolver el caso.
La gerente de relaciones públicas de Sheraton Uruguay, Anabella Jünger, dijo que lo había puesto la comitiva del cantante: "No contamos con ceniceros en las áreas públicas. Nuestra suposición es que se lo acercó uno de sus managers o él mismo lo trajo desde su habitación".
A su vez, la productora uruguaya que organizó el concierto en Montevideo, Verónica Roldán, se quitó culpas y responsabilizó a la cadena hotelera norteamericana: "No tuvimos nada que ver. Él (por Sabina) dice que fue el Sheraton el que puso el cenicero".
En un plazo de alrededor de dos meses, el Sheraton deberá pagar la multa.
"El hotel respeta cualquier norma que sea comunicada y en caso que sea impuesta una multa, la va a pagar, pero eso depende del departamento legal", dijo Jünger, de Sheraton.
La productora uruguaya de Sabina también se mostró dispuesta a aportar algo: "Vamos a colaborar en todo lo que podamos, pero todavía no hay nada resuelto".
Jünger declaró que el personal del hotel intentó que su famoso huésped apagara el cigarro: "Se le solicitó parar, como siempre lo hacemos en cualquier situación similar, pero tampoco queríamos un problema".
Claro que esa petición no se hizo en público y no quedó registrada en la rueda de prensa.
"En medio de la conferencia era imposible pararse y decirle que apagara el cigarro. Seguramente, se paraba y se iba", opinó Roldán.
En cambio, Sabina justificó su decisión de seguir fumando ante la pregunta del periodista de Televisión Nacional.
Aclaró que no era un "liberal", pero consideraba que el Estado muchas veces regulaba demasiados aspectos de la vida, como el hecho de prohibir el cigarrillo en un sitio privado.
"Igual en mi país son muchos más estrictos", admitió, con razón, Sabina.
Fuente:El País
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