La petrolera estatal brasileña Petrobras ha derramado el pasado jueves 2 de diciembre 2010, cientos de kilos de palomitas de maíz en el río Negro, principal afluente del Amazonas, para simular un gran vertido de crudo y ensayar sus procedimientos de emergencia.
La empresa pretendía reproducir el derrame constante de 800.000 litros de crudo que se produciría si una balsa petrolera se chocara contra unas rocas, según explicaron expertos de la compañía durante el simulacro.
"Las palomitas tienen una buena fluctuación y cuando se lanzan al agua tienden a unirse y adquieren un formato similar a una mancha de aceite, lo que facilita su recogido", han explicado los técnicos de Petrobras.
En la elección de las palomitas se ha tenido en cuenta que son biodegradables e inocuas, a diferencia del polietileno, material que se usaba hace una década para este tipo de ejercicios.
El producto de maíz ha formado varias manchas blancas que destacaban sobre las aguas oscuras del río Negro y que fueron contenidas con 2.000 metros de barreras flotantes y recogidas por cinco navíos conocidos como skimmers, que tenían el apoyo logístico de otros 30 barcos.
Los especialistas de Petrobras y las empresas de seguridad implicadas han acompañado los movimientos del falso petróleo desde una sala montada en un hotel cercano en la que recibían en directo imágenes por satélite y de cámaras infrarrojas.
"La palabra clave en este tipo de situaciones es contingencia", ha explicado el gerente regional de contingencia y seguridad de Petrobras, Marcio Dertoni, responsable de la operación.
El simulacro, el primero de este tipo en Brasil, ha sido de nivel medio en términos de emergencia, según ha dicho Dertoni y ha movilizado a cerca de 100 personas.
La petrolera ha realizado el ejercicio cerca de la refinería de crudo que posee en Manaos, la capital del Estado de Amazonas, en la que se procesa la mayoría del petróleo que extrae en esta región selvática.
Por coincidencia, Petrobras, ha sido condenada este jueves a pagar una indemnización de 6 millones de reales (unos 2,6 millones de euros) a los afectados por un vertido ocurrido en Río de Janeiro en 2001 por la ruptura de la tubería submarina de una refinería.
Dertoni ha explicado que este desastre hizo ver a la compañía la necesidad de hacer unos cambios muy grandes en procedimientos de seguridad. Desde ese año la petrolera ha invertido cerca de 5.000 millones de reales (más de 2.000 millones de euros) en hacer más seguros sus equipamientos y procesos.
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