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martes, 21 de diciembre de 2010

MEXICO: OTRA MUERTE QUE SE SUMA A OTRAS 40.000 MAS

México todo fue sacudido por 3 balazos, tiros que le quitaron la vida frente al palacio de gobierno de Chihuahua la noche del jueves 16 de diciembre 2010 a Marisela Escobedo, una madre que sólo pedía justicia por el asesinato de su hija Rubí, de 16 años de edad, asesinada en 2008 en Ciudad Juárez.


La frase "tragedia sobre tragedia sobre tragedia" se queda corta al intentar describir lo que padeció durante 27 meses la señora Escobedo, una abuela, enfermera pensionista. Cada cabo de este caso apesta, desespera.

La hija de Marisela desapareció el 29 de agosto de 2008 en la ciudad más famosa en el mundo por su violencia. La mató Rafael Barraza Bocanegra, de 22 años de edad, su compañero.

El asesino ocultó los restos destazados de la joven en un tiradero de restos porcinos. La madre movió al sistema. Logró que las autoridades no sepultaran, a su vez, un caso más de una joven asesinada en Juárez, como ha pasado decenas y decenas de ocasiones. Y logró que detuvieran al homicida. Y éste confesó su crimen.

Pero Chihuahua estrena sistema penal con ropas viejas, con añejas carencias: nadie investiga, nadie prueba. Ahora los juicios son orales, y en ellos la confesión no basta.

Tres jueces se pusieron rigoristas, se creyeron en otro mundo, uno ideal, según ellos faltaron pruebas, en realidad les faltó sentido común (por no hablar de humanidad) y dejaron libre al carnicero matón. ¿Qué querían, que los invitaran al asesinato?, clamó la madre, desde el dolor, al saber libre a su ex yerno.

Pero si ya una vez había podido mover a la indolente burocracia mexicana de la procuración de justicia, Marisela Escobedo lo intentaría de nuevo.

Hizo marchas y peticiones a los gobernantes; detective improvisada recorrió Zacatecas buscando pistas del asesino.

Y, como presión final, desde el 8 de diciembre se plantó frente al palacio de Gobierno de Chihuahua, donde despacha el novel gobernador César Duarte, priista que quiere, así lo dijo hace dos meses al asumir el cargo, pasar a la historia como el hombre que puso a su estado en orden.

Amenazada de muerte, doña Marisela declaró su epitafio: "Si me va a venir este hombre a asesinar, que me venga a matar aquí enfrente (del palacio de Chihuahua) para vergüenza del gobierno".

En los viejos tiempos del PRI, los caciques sabían que no se podían dar el lujo de que les mataran a un enemigo, y para ello, dice la leyenda popular, llegaban al punto de poner guardaespaldas a sus adversarios.

Este priista de hoy, el gobernador Duarte, culpa de la tragedia de Marisela Escobedo a los jueces, que ya fueron suspendidos para ser investigados, pero nada dice de las pruebas que los fiscales estatales no aportaron, nada dice de que no debieron dejar a esta abuela a merced de los chacales, incluso si es verdad, como dicen los gobernantes de Chihuahua, que ella había rechazado una oferta de protección policial.

Un gobernante que quiere fama y no infamia no permite un crimen a las puertas de palacio, no se sacude la indignación apuntando a otro lado; no fui yo, fueron los jueces, se la ha pasado diciendo el gobernador sin que nadie le atienda demasiado, porque lo que hoy todos en México ven es el video de la madre que cae muerta a las puertas del edificio más importante de la capital chihuahuense y eso en nada se parece al "orden" prometido por Duarte.

El hijo de Marisela Escobedo dijo que el gobernador Duarte nunca ofreció protección policial a su madre

Ciudad Juárez, julio de 2010, una tonelada de huesos de cerdo fueron analizados para dar con los restos óseos de una joven de 16 años que fue asesinada por su pareja.

Entre los desechos de una marranera (tiradero de desperdicios de cerdo), al oriente de Ciudad Juárez, diez meses después del homicidio a peritos que estaban especializados en antropología forense, encontraron pedazos de hueso de la pierna derecha, del brazo derecho, un omóplato y trozos del cráneo. Eso fue lo que quedó de Rubí Marisol Frayre Escobedo.

El 29 de agosto de 2008 fue la última vez que alguien la vio con vida. Ese día, por la noche, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, de 22 años, su compañero, pidió ayuda a unos amigos para deshacerse del cuerpo de su esposa, a quien, dijo, acababa de matar.

Desde la desaparición de Rubí, Marisela Escobedo, su madre, no ha tenido ni un minuto de respiro. “No pararé hasta ver en la cárcel al hombre que mató a mi hija”, asegura desde Fresnillo, Zacatecas, en donde dice tener indicios del paradero de Sergio Rafael.

Con mucha presión, en el mes de septiembre de 2008 logró que se iniciara la búsqueda de su hija.

Guiada por el instinto materno y el dolor realizó las primeras pesquisas con las que se abrió la investigación. Diez meses después del homicidio, el 19 de junio de 2009, Sergio Rafael fue localizado, por primera vez en la ciudad de Fresnillo, Zacatecas.

Frente a los policías que lo detuvieron y trasladaron a Ciudad Juárez, aceptó que él había matado a Rubí y dio detalles del lugar donde tiró el cadáver.

Esa declaración no fue videograbada, por lo tanto y bajo el nuevo sistema de justicia penal del estado, no tuvo valor probatorio en el proceso penal de primera instancia.

El 26 de abril de 2010 fue presentado ante un tribunal oral para ser juzgado. Luego de tres días de presentación de pruebas, la conclusión de los jueces fue que no se demostró la causa de muerte.

El resultado: una sentencia absolutoria que implicó la inmediata libertad de Sergio Rafael.

Los jueces Catalina Ochoa Contreras, presidenta del tribunal oral; Netzahualcoyotl Zúñiga Vázquez, redactor y Rafael Boudid como tercer integrante, decidieron de forma unánime, después de dos horas de deliberación, que el Ministerio Público no presentó pruebas suficientes para acreditar la participación del imputado en la comisión del “hecho punible” o sea, que no se demostró que Rubí Marisol haya tenido una muerte violenta, ni que Sergio Rafael haya sido el homicida.

En el caso de Rubí, cuya causa penal es la 666, los juzgadores aplicaron el criterio de la duda razonable.

“El tribunal desasoció todas las pruebas que se le presentaron y resolvieron a favor del acusado. Su obligación era resolver conforme a la suma de los indicios”, alega Édgar García Urueta, coordinador de Capacitación de Ministerios Públicos en esa entidad y uno de los fiscales del caso.

La desilusión de la familia y de la sociedad juarense, donde en lo que va de 2010 se reporta la desaparición de 20 mujeres, hizo que las madres de hijas desaparecidas y asesinadas en la ciudad salieran a protestar en las calles.

La Procuraduría General de Justicia de Chihuahua apeló la decisión de los jueces y el Tribunal Superior de Justicia del Estado llevó el caso a la siguiente instancia, un Tribunal de Casación, donde también de forma unánime, tres magistrados decidieron revocar la primera sentencia y emitir una nueva: 50 años de prisión para Sergio Rafael como responsable del homicidio de Rubí Marisol y 40 mil pesos de pago como reparación de daños.

Sergio Rafael ya no se presentó ante los juzgadores, a pesar de que fue requerido. Su abogado, que en ninguno de los juicios presentó pruebas de la inocencia de su defendido, fue quien escuchó la segunda sentencia porque para entonces el homicida ya no estaba en la ciudad.

El caso no terminó ahí para Marisela. Las fallas del sistema, dice, no le impedirán que se haga justicia y que el asesino de su hija vaya a la cárcel.

El 5 de julio Marisela inició un viaje hacia la Ciudad de México y en el trayecto va dejando boletines informativos sobre la búsqueda del homicida.

En los panfletos promueve la entrega de una recompensa de 250 mil pesos para quien proporcione información que permina la captura del acusado.

Sus pesquisas la llevaron hasta Fresnillo, Zacatecas, donde lo detuvieron la primera vez. Ubicó el domicilio de la pareja actual de Sergio Rafael y el martes 13 de julio llegó a la casa y lo vio cuando iba entrando.

De inmediato llamó a la policía. “Llegaron agentes de diferentes uniformes, yo creo que eran como unos cien. Les dije que estaba adentro de la casa pero mientras se metieron a buscarlo, él se escapó por la azotea”.

Agentes ministeriales de Chihuahua llegaron a Fresnillo el miércoles a continuar con la búsqueda “pero se regresan el lunes porque dicen que no está aquí, que anda escondiéndose en El Paso, Texas”.

Carlos González Estrada, vocero de la Procuraduría General de Justicia de Chihuahua, informó que la corporación no tiene la seguridad de que Marisela haya localizado a Sergio Rafael en Fresnillo, Zacatecas, por lo que es posible que el lunes o martes los agentes regresen a Ciudad Juárez.

Sin embargo, Carmen, la actual pareja de Sergio Rafael, comentó ayer a este medio que el martes 13 de julio fue el último día que lo vio. “Se fue cuando llegaron los policías”.

Su testimonio contradice las afirmaciones de la procuraduría porque Carmen asegura que hasta el martes él vivió con ella y que desde que llegó trabaja como albañil.

Mientras Marisela sigue a la caza de Sergio Rafael, el gobierno de Chihuahua creó una comisión interinstitucional para analizar el caso desde el momento en que se reportó la desaparición de Rubí hasta que se emitió la sentencia del tribunal de casación.

Sus conclusiones servirán para el mejoramiento del sistema acusatorio de Chihuahua y de ahí saldrán las posibles sanciones para los funcionarios que intervinieron en la causa penal 666.

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