En estos días nos hemos enterado todos, que el Centro Hospitalario estatal Pereira Rossell, se encuentra en una situación crítica por la falta de anestesistas para realizar operaciones, las que tuvieron que ser suspendidas. 100 están suspendidas, de las cuales 20 son oncológicas, el resto son de patologías benignas y ligaduras tubarias.
“La situación es muy grave”, aseguró al diario Ultimas Noticias el presidente de la Sociedad de Ginecología del Uruguay (SGU), Francisco Cóppola.
20 de las operaciones suspendidas son oncológicas y no pueden esperar, sin embargo deben hacerlo hasta ser intervenidas en otro hospital cuando haya lugar, explicó.
Para el ginecólogo, el traslado de las pacientes hacia otros centros es complicado y la urgencia de la operación depende de la patología de la mujer.
“No deberían esperar nada”, agregó.
Ultimas Noticias señaló semanas atrás que la SGU denunció la situación en el Pereira por la falta de anestesistas que apenas rebasan los 300 en todo el país, la mayoría en el sector privado donde les pagan lo mismo por un menor horario.
“En su momento dijimos que estábamos rebasando el límite de lo seguro y es así. Requerimos una solución urgente”, indicó Cóppola.
“Desde hace varios meses y mucho más en la última semana se vienen suspendiendo las operaciones ginecológicas, sobre todo las oncológicas”, informó el presidente de la Asociación de Residentes de Ginecología y Obstetricia del Uruguay (Argou), Martín Barboza.
“La ausencia de anestesistas provocó el traslado de pacientes hacia otros hospitales”, explicó Barboza. “Los residentes estamos trabajando bajo mucha presión y con malas condiciones laborales”, agregó.
“Tendría que haber tres anestesistas (como mínimo dos) en la guardia ginecológica, pero solamente tenemos uno”, advirtió Barboza, “y este es el hospital de referencia nacional en el área de la mujer”, agregó.
De lunes a viernes se realizan operaciones coordinadas de ginecología. Desde abril los médicos vienen notando una disminución de las mismas y en “el último mes se suspendieron todas las coordinaciones de Ginecología”, afirmó Barboza.
El Sindicato Médico del Uruguay (SMU) manifestó su apoyo a los residentes del Pereira Rossell y su “inquietud” por la “falta de técnicos en la institución”, aseguran en un comunicado.
El SMU afirma que “iniciarán conversaciones con las autoridades del hospital a los efectos de encontrar en breve una solución a las dificultades”.
Son 31 los residentes de Ginecología en el Pereira Rossell y 20 en el resto de los servicios, son la primera “línea de combate” en los hospitales.
Tienen una formación de tres años haciendo guardias semanales de 24 horas en preparto con las embarazadas a punto de dar a luz y también atienden en la Puerta de Emergencia de Ginecología.
“Son los que dan la cara”, aseguró Cóppola, en este marco los ginecólogos pedirán a las autoridades que prorroguen el cargo de los residentes en el hospital, porque si no habrá “dos o tres generaciones de gente sin la preparación adecuada”, indicó Cóppola.
Los residentes necesitan de las intervenciones quirúrgicas para sumar experiencia y aprender.
Razones de la escasez de especialistas
Samuel Blixen (Semanario Brecha)
En Uruguay hay tres millones de corazones haciendo su trabajo rutinario de sístole y diástole: algunos bien, otros más o menos, y otros con serias dificultades.
Para atenderlos hay apenas 15 cirujanos cardíacos con título de posgrado.
Hay tres millones de vejigas, uretras, próstatas y el doble de riñones, que llegado el caso quedarán en manos de 46 urólogos.
Hay seis millones de ojos, límpidos, acuosos, bizcos, miopes, ciegos y 89 oftalmólogos para atenderlos.
Hay tres millones de yoruguas que llevan a cuestas su complejo sistema nervioso, pero si fallan las meninges, la pituitaria, la médula espinal o si hay un desorden en la irrigación del cerebro, habrá que disputar la atención de alguno de los 16 neurocirujanos que cubren todas las necesidades cuando se presenta una patología.
¿ Son muchos o pocos ?
En una medicina que exhibe una acentuada “cultura de la especialización”, todo sugiere que algunos especialistas con título habilitado están abarrotados de trabajo o que hay pacientes sin asistencia.
Y las cifras no reflejan toda la realidad, porque no hay información confiable. La cantidad de especialistas por cada modalidad surge de los datos aportados por el Sistema de Gestión de Bedelías de la Universidad de la República, que consigna la cantidad de egresados por año de la Escuela de Graduados.
Pero no hay forma de saber cuántos de los 16 neurocirujanos que obtuvieron el posgrado entre 1973 y 2006 fallecieron, se jubilaron, emigraron o se dedicaron a otras actividades.
Seguramente son menos, como son menos los urólogos y los cirujanos cardíacos.
Y sin embargo los registros oficiales –que ofrecen diferencias con la Encuesta Médica Nacional realizada por la empresa Factum– revelan que entre 1989 y 1992 no hubo ningún residente de la Cátedra de Urología que obtuviera el título; tampoco en 1994 ni en 1996.
Según los registros de Bedelía de la Udelar, en 1987 egresó un cirujano cardíaco y recién otro en 1993; hubo que esperar otros tres años para que se otorgara otro título de posgrado y después de 1996 sólo se recibió uno en 2002.
¿ A qué se debe la incapacidad de la Facultad de Medicina para formar especialistas en anestesiología, cirugía cardíaca, neurocirugía, traumatología, oncología radioterápica, nefrología, urología, para mencionar algunas de las especialidades mejor pagadas ?
Hay quienes sostienen que obedece al sistema de cupos que limita el acceso de residentes a las cátedras.
En 2007 la Escuela de Graduados admitió un solo residente para cirugía cardíaca, uno para neurocirugía, tres para urología y nueve para cirugía general.
El posgrado de cirugía cardíaca requiere un mínimo de 4 años; urología, 4; oncología radioterápica, 4; nefrología, 3; neurocirugía, 6; oftalmología, 3; anestesiología, 4; cirugía general, 4; traumatología, 4.
Pero, aunque no fue posible obtener la información exacta, los egresos por año en algunas especialidades demuestran que el posgrado se extiende mucho más en el tiempo.
Así, en 2006, cirugía cardíaca (que acepta un residente por año) registró 4 egresados; urología, con un cupo de tres por año, tuvo 7 egresados en 2006; oftalmología tuvo 16 egresados en 2003 sobre un cupo anual de cinco.
Si en esos años hubo muchos egresados es porque muchos residentes “arrastraron” sus estudios duplicando el período mínimo exigido.
En la Facultad de Medicina de la Udelar (Estatal) hay cátedras únicas para cada especialidad.
Para algunos, la razón de los cupos y del alargamiento del posgrado radica en la imposibilidad de acortar la “curva de aprendizaje”, es decir la experiencia que es necesario acumular para adquirir el conocimiento, la habilidad y la destreza exigibles para ejercer la especialidad.
Ello explica, en principio, que cirugía cardíaca admita un solo residente por año; la práctica de esta especialidad se realiza en el Clínicas, donde faltan pacientes y hay carencias tecnológicas, de infraestructura y económicas.
A un ritmo de una operación por semana, el residente se ve obligado a prolongar su residencia. Y la situación es similar para todas las modalidades de medicina altamente especializada.
Pero hay quienes estiman que inciden otros factores distorsionantes.
Si las limitaciones de pacientes, de infraestructura y de tecnología imponen los cupos, ¿ por qué la facultad no acuerda con las mutualistas y las instituciones privadas para que acepten residentes o por qué no multiplican las residencias en otros hospitales estatales ?, se preguntan.
Instituciones de asistencia médica colectiva como el Casmu, el Evangélico y la Asociación Española ya tienen esos convenios, pero limitados y como denuncian los estudiantes de Medicina, tales cupos de residentes se utilizan para resolver problemas asistenciales de las instituciones, más que para ampliar la posibilidad de formación.
Las limitaciones y los cupos, argumentan los críticos del sistema imperante, refuerzan la iniquidad de un mecanismo que forma especialistas mediante la práctica con pacientes pobres para después volcar la experiencia acumulada en el sector privado, al que acceden usuarios con mayor capacidad económica.
“Aprendemos con los pobres para trabajar para los ricos o los que pueden pagar las cuotas”, dijeron.
Un catedrático grado 4 que prefirió no identificarse afirmó que la regulación de la curva de aprendizaje encubre una regulación del mercado.
“Siempre se mantiene una cifra constante de pocos especialistas en actividad. Con ello, en lugar de regular desde la demanda, se regula desde la oferta.
Esa regulación de mercado se realiza desde las sociedades científicas, donde confluyen los docentes y los especialistas no docentes. Estas sociedad se han transformado en pequeñas corporaciones gremiales.
Otros académicos dijeron a Brecha que el nuevo sistema de salud necesitará más médicos de medicina general, en una estrategia de medicina preventiva.
El nuevo sistema no permite por ahora determinar cuántos especialistas requerirá cada área.
Pero parece evidente que las limitaciones a los posgrados favorecen a aquellos pocos especialistas que casi monopolizan la actividad.
En 2006, según cifras del Fondo Nacional de Recursos, se realizaron 2.046 cirugías cardíacas.
Si los datos del Sistema de Bedelías son correctos, en promedio los 15 cirujanos cardíacos registrados realizaron cada uno 134 intervenciones, sin contar los cateterismos y las angioplastias.
Los actos médicos de medicina altamente especializada se concentran en pocas empresas médicas, cuyos titulares son a la vez, en muchos casos, los docentes que controlan los egresos de posgrado.
Mientras el Clínicas carece de pacientes para la formación de especialistas o está imposibilitado de realizar un número mayor de intervenciones quirúrgicas, algunas empresas médicas privadas realizaron en un mes la misma cantidad de actos médicos que las cátedras realizaron en un año.
El control de los egresos por la vía de los cupos limita la cantidad de especialistas y ello, según el catedrático consultado, “otorga a esos pequeños grupos un enorme poder.
En Uruguay, con una economía capitalista y liberal, los médicos se posicionan con el más absoluto control del mercado. Y ello les da la posibilidad de bloquear áreas sustantivas de la salud cuando la instrumentación del nuevo sistema de asistencia eventualmente afecte sus intereses corporativos”.
Revisarán programa de formación ante falta de especialistas médicos.
Anestesistas y pediatras son las dos áreas con mayor déficit.
La formación de recursos humanos en especialidades médicas donde hay carencias es una de las cuentas pendientes del sistema sanitario. El nuevo decano de Medicina reconoció que se avanzó poco en un programa destinado a ese fin.
Es un problema de larga data y pasará mucho tiempo hasta llegar a una solución real. En Uruguay hay escasez de profesionales en determinadas especialidades médicas y esto complica cada vez más al sistema de salud.
En los últimos 10 años, por ejemplo, se formaron en promedio 11 anestesistas por año, y los docentes asumen que no es suficiente.
La Federación Médica del Interior (FEMI) advierte que para el año 2013 la salud privada en el interior del país necesitará 400 médicos más de los que tiene actualmente.
La falta de anestesistas posterga operaciones en los hospitales públicos (se están suspendiendo cirugías en el Maciel y el Pereira Rossell); la escasez de pediatras en el interior del país aumenta las consultas en Montevideo; la carencia de radiólogos en la emergencia del Hospital de Clínicas suspende estudios médicos y dejan aparatos inutilizados.
Son sólo algunos ejemplos de lo que provoca el déficit de especialistas en el país.
Hace un par de años hubo una intención, una idea, para comenzar a solucionar esta situación.
La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) acordó con la Facultad de Medicina la creación del Programa de Fortalecimiento para la Formación de los Recursos Humanos de los Prestadores Públicos de Salud (Programa UDAS). Con esto se buscaba formar especialistas de acuerdo a las necesidades puntuales del sistema sanitario.
Pero poco se ha logrado avanzar en esta iniciativa. Fernando Tomasina, nuevo decano de la Facultad de Medicina y ex integrante de comisión asesora técnica de este programa, lo admite: "Soy consciente de las múltiples dificultades que han existido desde el inicio del programa", escribió en su propuesta de trabajo enviada a la Asociación de Estudiantes de Medicina.
"Existieron varios problemas operativos en la convocatoria, en la evaluación propuesta y sobre todo en la instrumentación", agregó.
El nuevo decano se comprometió a "impulsar" el programa durante su gestión, aunque consideró que se tendrían que realizar "ajustes" y "mejoras".
"Por eso debemos iniciar las gestiones políticas conjuntamente con ASSE para asegurar partidas presupuestales para el próximo quinquenio", señaló y agregó que como segundo paso se debe "ampliar el programa incluyendo otras áreas".
"Deberíamos pensar en la posibilidad de integrar a las disciplinas básicas al programa como forma de contribuir a la integración clínico-básica necesaria también para el éxito del nuevo plan de estudio", dijo.
Tomasina sostuvo que este programa es una "interesante oportunidad para el desarrollo de diferentes aéreas docentes de la Facultad" y una herramienta para "dar respuesta social a necesidades derivadas de la reforma de salud operada en el país".
Residencias. La especialización médica se realiza por dos vías: el residentado (que es remunerado) y el posgrado convencional.
Ambas modalidades incluyen prueba de ingreso, tienen una duración de tres a cinco años con entrenamiento en servicio, evaluación continua y por pruebas regulares, monografía final y examen con pruebas clínicas ante un tribunal integrado por las máximas jerarquías académicas.
En 2006 hubo un llamado para 206 cargos de residentes, y en años sucesivos se fue ampliando el cupo, "por especial insistencia de la Facultad en ampliar la oferta formativa", señaló el ex decano de la Facultada de Medicina, Felipe Schelotto.
Sin embargo, el año pasado Schelotto denunció que si bien el Parlamento le asignó a ASSE $ 47 millones para llamar un promedio de 200 residentes por año, el último llamado disminuyó 70 cargos con respecto al año anterior.
El ex decano citó como ejemplo que para formar especialistas en oncología hubo siete ofertas en el 2008 y en 2009 se redujeron a dos. Este año aún no se han definido los llamados.
En un estudio publicado sobre la formación médica, Schelotto defendió el sistema de residencias para formar especialistas.
Dijo que es un "régimen de calidad, que no tiene prácticamente deserción, que tiene ingreso por concurso y que es evaluado estrictamente".
Anestesistas: pocos y con más demanda En Uruguay hay algo más de 300 especialistas en anestesiología, una cifra que se ha mantenido estable a lo largo de los últimos años.
La cantidad de anestesistas en actividad representa, aproximadamente, el 2,4% del cuerpo médico nacional.
"Es un número razonablemente apropiado, pero requiere incrementos para proyectos de progreso", reflexionó el ex decano de la Facultad de Medicina, Felipe Schelotto, en un documento realizado hace dos años por la Facultad de Medicina y de la Escuela de Graduados sobre la formación de especialistas.
El ex decano apuntó además que existen dos factores que distorsionan la relación entre necesidades y oferta formativa: en primer lugar, puntualizó, se está produciendo una mayor demanda de anestesistas, vinculada a la realización de procedimientos diagnósticos y no sólo de actos quirúrgicos. Y en segundo lugar se ha ampliado el fenómeno migratorio.
"Entre 2004 y 2007 emigraron 32 anestesistas a España (por lo menos 6 más han emigrado a Chile y otros destinos). Esto representa más de un 10% del capital humano de la especialidad en nuestro país y cuatro generaciones de anestesistas formados por la Facultad de Medicina", señala Schelotto en el documento.
En los últimos días, la falta de especialistas volvió al foco de atención pública debido a que por ese motivo se suspenden por día una decena de intervenciones quirúrgicas en hospitales públicos.
El delegado de los anestesistas, José Vera, ha insistido en que se declare emergencia nacional y reclama políticas de Estado.
Fuente: El País
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