Una tras otra las publicaciones independientes de Marruecos se ven obligadas a cerrar. Multas, cierres, inspecciones fiscales, incautaciones. Todo le sirve a la monarquía para acallar a los que piensan diferente. La última en renunciar a seguir apareciendo, ha sido, este fin de semana, Nichane, el principal semanario en árabe de Marruecos.
Pese a su tirada Nichane no tenía anuncios.
Ha sido "víctima de un boicoteo publicitario constante iniciado por el holding real ONA/SIN, el grupo económico más importante de Marruecos secundado después por grandes compañías vinculadas al régimen", señala un comunicado de la empresa editora del semanario publicado el viernes por la noche.
"Nos vemos obligados a acabar con la hemorragia financiera (...)", añade. "La responsabilidad de la muerte de Nichane incumbe, en primer lugar, al primer círculo del poder en el Reino de Marruecos".
Fundado hace cuatro años, Nichane era incómodo para el régimen. Dedicó algunas de sus portadas a temas tabúes como "El culto de la personalidad real", "Marruecos primer productor mundial de cannabis" o "El sexo y la homosexualidad en la cultura islámica".
De ahí el boicoteo de los anunciantes empezando por el que más gasta en campañas publicitarias, el conglomerado empresarial que dirige de hecho Mounir Majidi, secretario particular de Mohamed VI.
Los ministerios, otras grandes empresas siguieron ese ejemplo y hasta multinacionales, como la francesa Vivendi, renunciaron a aparecer en las páginas de Nichane y prefirieron hacerlo en publicaciones de menor tirada.
Además del boicoteo el semanario fue prohibido durante tres meses, su anterior director fue condenado a tres años de cárcel aunque no ingresó en prisión y también fue incautado en tres ocasiones.
En dos de ellas la policía destruyó toda la tirada, algo que no permite la legislación marroquí.
La última confiscación se produjo en agosto de 2009 por atreverse a publicar un sondeo sobre la monarquía pese a que el resultado que arrojaba era muy favorable al rey Mohamed VI.
"Sólo en el último año", recuerda la periodista marroquí Zineb el Rhazaoui, "han cerrado el semanario Le Journal y el diario Al Jarida al Oula, otro rotativo, Akhbar al Yaoum, fue suspendido temporalmente y la revista Al Michaal quedó descabezada mientras su director permanecía siete meses detrás de los barrotes" por hacer un comentario sobre la salud del monarca alauí.
"Nuestra desaparición es el último episodio del grave deterioro de la libertad de prensa en Marruecos", explica Ahmed Benchemsi, director de Nichane y que también dirige el semanario francófono Tel Quel, una de las pocas publicaciones independientes que subsisten pese a estar también sometido al boicoteo publicitario.
"Las autoridades marroquíes parecen decididas a seguir el modelo de Túnez dónde sólo se tolera a la prensa que está al servicio de los intereses del poder", concluye Benchemsi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario