La fiscalía de Roma ha ordenado a la policía financiera italiana incautar 23 millones de euros depositados en el Instituto para las Obras Religiosas (IOR), la banca del Vaticano.
Fuentes cercanas a la investigación han afirmado que el banco dirigido por Ettore Gotti Tedeschi habría incurrido en un posible delito contra las normativas europeas del lavado de dinero negro al no haber comunicado a las autoridades italianas los nombres de dos clientes que ingresaron hace unos días en el Instituto 20 millones de euros y tres millones de euros, respectivamente.
Gotti Tedeschi y el director general del IOR han sido declarados sospechosos por la fiscalía.
La Santa Sede ha manifestado su "perplejidad y asombro" por la iniciativa de la fiscalía y ha expresado la máxima confianza en ambos dirigentes, según se lee en una nota de la Secretaría de Estado.
"Es conocida nuestra clara voluntad ya manifestada por las autoridades de la Santa Sede de actuar con plena transparencia en lo referido a las operaciones financieras del IOR. Ello implica el cumplimiento de todos los trámites destinados a prevenir el terrorismo y lavado de capitales".
Según el Vaticano, los datos referidos a la operación investigada están ya disponibles en la oficina competente del Banco de Italia.
El Vaticano ha informado además de que el IOR está en contacto con el Banco de Italia, con la OCDE y otros organismos competentes para que la Santa Sede sea incluida en la llamada lista blanca, la lista de países que no son considerados paraísos fiscales.
Los posibles delitos cometidos por el IOR son contrarios al decreto ley número 231 del 2007, aprobado por el gobierno de Romano Prodi, que incorpora al derecho italiano la normativa comunitaria sobre la prevención del lavado de dinero.
Su violación implica la reclusión de seis meses a un año y una multa de entre 5.000 y 500.000 euros.
Gotti Tedeschi, ex presidente del Santander Consumer Bank, la división italiana del Grupo Santander, es un economista muy próximo al Opus Dei.
Su nombramiento al frente del IOR en septiembre del 2009, aprobado por la comisión cardenalicia que supervisa el banco de la Santa Sede, se interpretó como un intento de poner orden en las controvertidas finanzas vaticanas.
En 2009, la publicación del libro Vaticano S. A, de Gianluigi Nuzzi, sacudió los cimientos del banco ya que el periodista italiano revelaba, gracias a los documentos legados por un ex dirigente del IOR, que el Instituto llevaba años lavando dinero de la mafia y abriendo cuentas secretas a nombre de políticos como Giulio Andreotti, banqueros y empresarios.
En 1982, la banca vaticana protagonizó el mayor escándalo de su historia con la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano, entonces la mayor institución privada italiana y muy cercana al IOR que presidía el arzobispo usamericano Paul Marcinckus, máximo dirigente del banco entre 1971 y 1989.
El arzobispo masón se libró de ser juzgado y arrestado gracias a su pasaporte vaticano.
El caso incluyó las muertes (todavía no aclaradas) de Roberto Calvi, presidente del Ambrosiano y miembro de la logia masónica Propaganda Due (P2), que apareció colgado en el puente de los Frailes Negros de Londres en 1982 y del financiero siciliano Michele Sindona, también masón y conocido como el banquero de la mafia, que murió envenenado con una taza de café en la cárcel en 1986 mientras cumplía cadena perpetua por haber ordenado el asesinato de Giorgio Ambrosoli, el inspector del Banco de Italia que investigaba a los bancos de Sindona.
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