El mecánico uruguayo Angel Borges, de 70 años, aspira a revolucionar el mundo de la automoción con un motor inspirado en el Sistema Solar que con sólo 40 piezas resulta “más eficiente, barato y ecológico” que uno convencional, aseguró el martes su creador.
El motor “roto–lineal”, presentado por su inventor la semana pasada, es el último prototipo que Borges construyó partiendo de una idea con la que lleva trabajando más de 40 años: trasladar el movimiento de la Tierra alrededor del Sol a una máquina “sencilla y eficiente”, explicó a Efe el mecánico.
El de Borges es un motor a pistón, pero a diferencia de los convencionales no tiene cigüeñal, tapa de cilindro, árbol de levas, válvulas, engranajes, cadenas ni resortes. Se trata de un aparato que con sólo 40 piezas –los motores comunes tienen entre 200 y 250– y a través de un novedoso mecanismo elíptico, logra un mayor rendimiento tanto termodinámico como mecánico.
Imita los movimientos de rotación y traslación de los planetas y su sencillez es fundamental ya que, al tener sólo cinco piezas móviles, concentra un mayor porcentaje de fuerza útil.
“Esto se traduce en menor consumo de combustible y mayor trabajo mecánico al eje motriz”, señaló Borges, quien creó el aparato en su taller de la ciudad de Fray Bentos.
Aún no se ha probado dentro de un automóvil, pero a Borges no le resulta difícil imaginar que su invento traería “grandes ventajas” para todo tipo de vehículos, sobre todo para los utilitarios.
Por un lado, la sencillez de la herramienta, que está construida con los mismos materiales que una estándar, trae consigo un abaratamiento en los costes de producción y de mantenimiento.
Funciona con cualquier tipo de combustible y es más ecológica, ya que su cámara de combustión produce menor contaminación ambiental. Además, “se reduce la contaminación también en la producción, porque es mucho más simple”, explicó.
“Es el motor que el Siglo XXI necesita”, apostilló el inventor, que aún recuerda su fascinación cuando a los 6 años vio el interior de uno de ellos por primera vez.
Tras ingresar a la carrera de Ingeniería en Montevideo, que no terminó, se trasladó a Argentina para estudiar mecánica en la escuela aeronáutica de la Fuerza Aérea de ese país y allí comenzó a gestar la idea de crear la máquina “que más se aproxime a la ideal”.
De vuelta en Uruguay, se instaló en la tranquila ciudad de Fray Bentos, en la ribera del Río Uruguay, donde estableció su taller mecánico y se dedicó a la creación de su motor.
“Han sido años de mucho estudio, muchos cálculos y experimentos, y una profunda observación del Sistema Solar”, contó Borges, que durante décadas tuvo que compaginar su labor de reparar coches y motos con su ambición de crear el aparato que tenía en mente.
Su taller era también su laboratorio y en él dedicó largas horas “y mucha paciencia” a construir un total de cinco prototipos, hasta que el sexto le dio el resultado que “andaba buscando”.
Ya ha patentado el invento, tanto en Uruguay como en Estados Unidos de América y cuenta con un grupo de inversores que apoyan y financian su trabajo.
A pesar de los 40 años que han pasado desde que gestó la idea, en los que “no todo han sido aciertos”, asegura que no le importa esperar algo más para ver hasta dónde llega su hazaña.
“Estamos sólo empezando con todo esto”, apuntó Borges, que aspira a vender el motor “en su estado actual de desarrollo” a alguna gran empresa de la industria automotriz para que pueda ser incluido en algún vehículo de nueva producción.
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