Mya Thwet Thwet Khaing cumplió 20 años mientras estaba ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de la capital birmana, Naypydó, tras recibir un disparo en la cabeza. La joven se convirtió en la primera víctima mortal —ya son al menos 54— a causa de los ataques de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que desde hace un mes piden el regreso de la democracia en Myanmar, arrebatada por los militares en un golpe de Estado el 1 de febrero. Su muerte se convirtió en acicate para que más jóvenes, más mujeres, siguieran saliendo en masa a las calles exigiendo la vuelta de la líder elegida por la mayoría de birmanos en las elecciones de noviembre, Aung San Suu Kyi, depuesta por un Ejército, conocido como Tatmadaw, con solo hombres en sus rangos superiores.