Es el nivel más alto de la serie histórica del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), iniciada en 2012.
El dato preocupa porque indica un aumento de la apatía y la desgana ante la situación económica actual.
Paradójicamente, en las estadísticas, el paro disminuyó, gracias al incremento de vacantes en el mercado informal.
El índice cayó del 13 % al 12,4 % en el segundo trimestre del año, en comparación con el primer trimestre, sumando 13 millones de desempleados.
Si la comparación se realiza con las cifras del mismo trimestre del año pasado, la situación no es muy alentadora: al mismo tiempo que un millón de personas adquirieron algún tipo de ocupación, un grupo mayor, de 1,2 millones de brasileños, abandonó la fuerza de trabajo.
El aumento de la cantidad de ocupados del último año, según explica el economista Fernando Montero, se debe al avance de la informalidad y, en menor grado, al empleo público.
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