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domingo, 12 de agosto de 2018

A. AHJAM: SIRIO SALIDO DEL CAMPO DE CONCENTRACION YANQUI DE GUANTANAMO, SE ESFUERZA POR SALIR ADELANTE EN URUGUAY

 Un stand vacío entre locales con el que por estos días se topan de frente los caminantes en el Mercado Agrícola lleva un cartel que da la pista de lo que se está por inaugurar. "Ahmed Ahjam, gastronomía árabe", dice en la isla que lleva el nombre del exprisionero de Guantánamo sirio que el lunes comenzará a vender al público productos típicos de su región. Baklava (dulce con nueces, canela y pistachos) y nabulsiye (postre con pistacho y quesos) son dos de los que se señalan como protagonistas en un video.
Ahjam, que en 2001 fue detenido en Pakistán acusado de haber combatido junto con Osama bin Laden y que llegó a Uruguay en 2014 como refugiado en el marco de un acuerdo entre Barack Obama y José Mujica, concretará uno de sus "sueños" al abrir en el MAM, dijo en el programa La mañana en casa de cnal 10 el 31 de julio.

El cartel de la isla lleva además los logos de la Intendencia de Montevideo (IMM) y de Cedel. El espacio es propiedad de la IMM y fue financiado con presupuesto de Cedel, organización municipal que le dio apoyo económico pero sobre todo social a Ahmed en su camino emprendedor. La idea es que Ahjman pueda utilizar ese espacio "hasta que se fortalezca", señaló la directora de Cedel, Verónica de Gregorio.

Con la idea de trabajar y progresar para quedarse en Uruguay, Ahmed Ahjman quiso lanzarse a emprender. Sin embargo, el de la cocina no era su ámbito más conocido. El sirio, antes de pasar años en Guantánamo, se dedicaba a la producción de joyas en la ciudad de Alepo.

"Es muy diferente la producción de joyas en aquel país y en el nuestro, y el mercado es bien diferente. Acá no había ni mercado ni maquinaria para que pudiera desarrollar su profesión", señaló De Gregorio. Fue así que encontró que traer la gastronomía árabe para Uruguay podía no solo acercarlo un poco más a sus raíces, sino que también llevarlo a abrir su propio negocio.

"Estamos apostando a este proyecto porque tiene un perfil emprendedor y lo viene demostrando en todo este proceso desde 2016", añadió De Gregorio.

Con ayuda de las recetas enviadas desde Siria por sus hermanas, comenzó a elaborar en su casa. Como muchos emprendedores, empezó con conocidos. "Para poder llegar a otros canales de comercialización precisa una cocina habilitada, un apoyo diferente", dijo De Gregorio.

Luego Ahjman llegó a Cedel, luego de pasar por la IMM, con el emprendimiento gastronómico en mente. Se empezó por formalizar su pequeña empresa y desde ahí "no ha parado de trabajar", contó De Gregorio.

Una vez que Ahmad planteó a Cedel que uno de sus deseos era instalarse en el Mercado Agrícola, elaboraron un proyecto para comprobar su viabilidad y lo presentaron primero a la IMM y luego al MAM.

"Estamos apostando a este proyecto porque tiene un perfil emprendedor y lo viene demostrando en todo este proceso desde 2016", añadió De Gregorio.

La organización cuenta con una cocina grande en la que Ahjman comparte sus jornadas y conocimientos culinarios junto a los demás emprendedores apoyados por Cedel. Pero el apoyo también consistió en acercarlo a espacios de comercialización, como las ferias gastronómicas Degusto, la Fiesta de las Migraciones, o las que se realizan en el hall de la IMM. "Allí no es solo lo que ha comercializado en esos días, sino la visibilidad que genera y los pedidos firmes que luego le hacen", apuntó la directora de Cedel. Estos eventos, así como las ventas particulares a través de la página Facebook (con más de 8.000 seguidores), le permitieron financiar los insumos que necesita.

Según De Gregorio, Ahjman "quiere al Uruguay", tiene ganas de quedarse, seguir trabajando y formar una familia. "Se siente muy a gusto y eso ayuda a que el emprendimiento funcione", agregó.

En una tarde otoñal pero con temperatura de verano, más de mil personas recorren el Parque Grauert, en Carrasco, entre aromas de comida y música folk. Allí se desarrolla el festival culinario Degusto, que congrega a más de 50 emprendimientos gastronómicos.

Perdido entre los puestos de chivitos, hamburguesas gourmet, pastas caseras y jugos naturales hay un stand ofreciendo baqlavas, un pastel dulce tradicional en Medio Oriente.

El que las cocinó y ahora las vende a $100 cada una es Ahmed Ahjman, uno de los seis exprisioneros de Guantánamo que llegaron a Uruguay en diciembre de 2014, en el marco de un acuerdo entre el gobierno de José Mujica y el de Barack Obama.

Ahjman, acusado en su momento por Estados Unidos de haber combatido en las filas de Osama Bin Laden, y capturado en Pakistán a fines de 2001, es hoy el hombre detrás de Nur Dulces Árabes, un pequeño emprendimiento con el que busca iniciarse en el negocio de la cocina.

El camino

Todo empezó el año pasado, cuando concurrió a la Intendencia de Montevideo procurando ayuda para desarrollar un proyecto gastronómico. La Secretaría de Equidad Étnico Racial de la comuna capitalina tomó cartas en el asunto y así fue que el intrincado camino de Ahmed se cruzó con Cedel Carrasco, una organización municipal que apunta a impulsar y viabilizar pequeños emprendimientos locales.

La coordinadora del organismo, Verónica De Gregorio, lo describe como "un centro de desarrollo", que detecta ideas comerciales y ayuda a apuntalar los negocios emergentes en la economía local. 

Además de dar capacitaciones, Cedel se encarga de ayudar a los beneficiarios en los trámites necesarios para desarrollar sus negocios, como los permisos bromatológicos o los estados contables.
Ahjman, acusado en su momento por Estados Unidos de haber combatido en las filas de Osama Bin Laden, y capturado en Pakistán a fines de 2001, es hoy el hombre detrás de Nur Dulces Árabes, un pequeño emprendimiento con el que busca iniciarse en el negocio de la cocina.
"Vimos que él tenía habilidades culinarias y que podía producir una mercadería aún no explotada comercialmente", cuenta Sandra Segovia, responsable de comunicación del organismo y encargada de darle una mano a los emprendedores en la visibilidad de sus proyectos.

Si bien Cedel auspicia a otros 19 emprendimientos además del de Ahjman, Segovia dice que el sirio precisa una atención especial porque es el único extranjero. "Aparte de ayudarlo a despegar en lo comercial, él necesita una mano en lo referente a la integración y lo social, así como con la  comunicación", afirma Segovia.

Igual se las ingenia bastante bien. La página de Facebook, que hasta el momento es el único canal de ventas de Nur Dulces, la maneja él con algo de ayuda. "Baqlava, Nabulsiye y otras delicias árabes elaboradas a mano, con ingredientes de alta calidad y mucho amor. Desde oriente directamente a tu merienda", se puede leer en la descripción de la página, que cuenta con más de 800 'me gusta'.

"Me escriben por ahí y se coordina el envío", dice Ahjman a El Observador. "Son recetas de mi tierra", agrega, en un discreto español que asoma cuando logra vencer su timidez.


Una compañera del grupo, que está a su lado vendiendo licores caseros y parece conocerlo bien, lo alienta a explayarse un poco más, aunque sin mucho éxito. "Contá que es una linda historia la tuya, yo te hago las preguntas si querés", bromea, y ante la insistencia de la muchacha, devenida en ocasional periodista, Ahjman se limita a sonreír y decir que "son buenos postres para acompañar con un café".


Mientras algún curioso se detiene a mirar sus platos y Ahmed vende su baqlava número 16, la coordinadora de Cedel comenta que lo ve "con ganas de quedarse en Uruguay y desarrollarse acá". De Gregorio cuenta en las jornadas de integración que realizan ocasionalmente se nota su intención de adaptarse y progresar. Segovia, por su parte, valora que quiera "salir adelante en base a esfuerzo y dedicación" y destaca su empeño por investigar lo que no sabe.


Su pasado intentan dejarlo a un lado. "Hay que tratarlo de forma natural. Para nosotros es simplemente Ahmed".





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