Haspel trabajó 33 años en la agencia y fue responsable de dirigir una cárcel clandestina en Tailandia en 2002, donde al menos un prisionero fue sometido al ahogamiento simulado y otras torturas.
Haspel también supervisó la destrucción de las grabaciones de video que registraban la tortura infligida a prisioneros en esa cárcel clandestina. Su confirmación se produjo después de que algunos senadores demócratas se unieron a la mayoría de republicanos para votar a su favor.
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