Eran las cinco menos cuarto de la mañana del domingo 3 de diciembre. Rosario Chalela estaba durmiendo en su casa de veraneo de Playa Hermosa (en las cercanías de Piriápolis), ubicada en la calle 37, cuando escuchó un ruido que venía de la cocina. No se levantó pero miró hacia esa zona y divisó a un hombre en la ventana de aproximadamente 40 años, con una boina. En un principio, todavía medio dormida, pensó que se trataba de un amigo de la familia. Pero enseguida, al mirar la hora, se dio cuenta de que era demasiado temprano. Fue entonces cuando decidió despertar a su marido, que dormía a su lado. Los dos se pararon y no les costó mucho darse cuenta que les habían robado.
Una bolsita, donde Rosario guardaba sus documentos y algo de plata que usaba cuando salía a hacer mandados, estaba en la mesa del exterior, frente al parrillero, cuando por lo general solía estar en la cocina. El dinero —unos $ 300— ya no estaba. Tampoco estaban unos championes que habían dejado afuera.
Al salir al jardín del frente vieron que el bolso que habían traído por el fin de semana estaba tirado en el pasto y la ropa desparramada alrededor. Y cuando Rosario abrió la heladera para tomar una bebida se dio cuenta que la botella de Coca Cola empezada también se la habían llevado.
"No se llevaron nada más. Ni los celulares de arriba de la mesa, ni las botellas de vino, ni el whisky que había", contó a El País sorprendida.
Según dijo, es la primera vez que le roban desde que construyó su casa hace 10 años.
Más robos.
El caso de Rosario no es aislado. Varios vecinos de la zona dicen estar viviendo una ola de robos nunca antes vista. Gerardo tiene 42 años y desde que nació sus padres tienen casa en Playa Hermosa, cerca de la de Rosario y a cuatro cuadras de la de Marcelo Balcedo, el sindicalista argentino que está detenido mientras se lo investiga por lavado de activos, tráfico de armas y defraudación tributaria.
Su vivienda no tiene rejas en el frente, nunca lo consideraron necesario porque la zona era muy tranquila. Solo colocaron en algunas ventanas; el resto de las aberturas tienen postigones.
Hace unos fines de semana Gerardo fue a ver como estaba su casa. "Mi intención era revisar que todo estuviera bien, cortar el pasto y volverme", dijo. Pero al llegar sus planes cambiaron. "Enseguida vi que habían intentado romper tres ventanas: la única que pudieron fue la de la cocina", contó. Una vez adentro vio que la garrafa y el plasma de 32 pulgadas que había comprado hace poco y que estaba empotrado en la pared, ya no estaban. "Lo desamuraron con una pinza mía que luego dejaron arriba del sillón. No rompieron nada. Se ve que estuvieron mucho tiempo y sabían que no iba a llegar nadie". También le robaron un rifle calibre .22 semiautomático con mira telescópica y una chumbera que tenía hace varios años guardada en una caja en el segundo piso de su vivienda.
Luego de ver toda la situación, llamó a la Policía, que demoró cerca de 20 minutos en llegar. En ese tiempo salió a hablar con los vecinos que le comentaron que eran varios los que habían sufrido robos en el último tiempo. "En ese momento miré para el costado y vi que la banderola del baño de mi vecino estaba tirada en el pasto y supuse que a él también lo habían robado ya que no hay nadie durante la semana", dijo. Le comentó a la Policía pero ellos le contestaron que no podían entrar si no estaba el dueño.
"En mi cuadra, de diez casas que hay, ya robaron ocho. La única que se salvó fue la de una vecina que enviudó hace poco y que vive todo el año y no suele salir mucho", dijo. Y agregó: "Nunca había pasado esto. Antes dejabas todo afuera y nadie te robaba nada". Ahora tiene pensado colocar rejas.
Dicen que faltan policías y apuntan a un asentamiento.
Entre las hipótesis que manejan los vecinos está el hecho de que hace poco más de un año, detrás del Cerro del Burro y cerca de las viviendas, se instaló un asentamiento que vino desde Montevideo.
"Yo me pregunto: ponen un asentamiento en un lugar que saben que el 90% de las casas están casi todos los días del año desocupadas. ¿No se les ocurre que puede haber un problema"", dijo Gerardo. "Lo que dice la Policía es que como el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) les da su partida de dinero, pensaron que no iba a haber problema. Pero les dan su partida pero se ve que no les alcanza", agregó indignado el vecino. Asimismo, explicó que cuando realizó la denuncia los policías le comentaron que tienen menos personal que hace casi 20 años cuando en realidad la población que va a veranear al lugar y la cantidad de casas aumentó.
"Hoy en día hay cinco veces más casas, cuando antes lo que predominaban eran terrenos baldíos. Ahora es a la inversa", dijo. Sin embargo, cuenta que hay tres móviles policiales y cerca de 100 efectivos para todo Piriápolis. "Reforzaron el Pado en Maldonado y Punta del Este pero no en la zona de Piriápolis y los robos se corrieron para esta zona", declaró.
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