“Tomar tu café mientras te relaja una
maravillosa anfitriona no es un sueño”, anuncia el sitio web del
Fellatio Cafe. Los 3 pilares del negocio son: “Un buen café:
seleccionado por expertos. Corto o largo, cappuccino o ristretto, a tu
gusto. No se venderá alcohol, pero sí pastelería y
sandwiches. La “carta” del bar, que estará disponible en iPad,
permitirá elegir al mismo tiempo el café y la señorita que lo
acompañará. Charvet asegura que su proyecto no es sexista y que están
planeando “un servicio para las consumidoras femeninas”. “No se
preocupen, damas, nosotros también creemos en su disfrute”, asegura.
La llegada del Fellatio Cafe
desató posiciones encontradas en Ginebra. “Estoy a favor del libre
comercio. Hay que ser inventivo para reconvertir hoy nuestros cafés. Ya
sabés lo que va a pasar en este, después de todo es como los clubes
swinger”, le dijo a un diario local Helena Rigotti, la dueña de un bar
del casco antiguo de la ciudad, donde se ubicará el nuevo
emprendimiento. El consejero municipal Jean-Charles Lathion en cambio
fue crítico. “¡Es de mal gusto! Especialmente en esta área, donde los
comerciantes luchan por sobrevivir y reinventar sus marcas. Sólo va a
disuadir a otros”.
Desde el Ayuntamiento, explicaron que todavía hay
cuestiones por resolver para habilitar el café. “Este tipo de
establecimiento debe respetar la práctica de que en Ginebra el sexo no
aparece en las vidrieras y que se debe informar a la Policía del trabajo
de las prostitutas, como se hace con los salones de masajes”,
explicaron sus voceros.
Y en Londres, donde planean
instalarse en la zona de Paddington, también hay críticas. Según
difundieron algunos medios, el Ayuntamiento de Westminster no estaría
dispuesto a darle la habilitación. Es que en Gran Bretaña la
prostitución no es ilegal pero sí lo es el proxenetismo, considerado un
delito. Charvet dice que lo suyo está todo dentro del margen de la ley,
pero reconoce que sus abogados están “trabajando” para conseguir el
permiso que le permita abrir su novedoso café.
La iniciativa es suiza y fue publicada en el periódico Le Matin. Bradley Charvet, de la empresa de 'escorts' FaceGirl, ha explicado que llevan unos meses madurando —es un decir— la idea, tomada de Tailandia, ese salvaje oeste del turismo sexual.
Con tantos altos ejecutivos y políticos internacionales reuniéndose lejos de sus familias, tanto tiempo muerto entre el 'check in' y 'check out' del hotel de lujo y tantos miles de euros en dietas —en Ginebra está la sede de la ONU, la OIT, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Foro Económico Mundial o la Comisión Económica para Europa— parece el lugar idóneo para este modelo de negocio. Se acabó el verse obligado a cerrar acuerdos decisivos en países asiáticos a desmano y donde el café es mucho peor.
Los clientes entrarán, pedirán un café y en vez de llevarles una pastita o una previsible chocolatina suiza el servicio les dará una 'tablet' donde podrán visualizar cómodamente la otra parte del menú. Es un negocio redondo porque no se pierde tiempo en quitarse y ponerse prendas y en unos minutos el cliente sale renovado y más despierto que de un burdel al uso, gracias a la cafeína. Esto sí es una 'relaxing cup de café con leche' y no las de Ana Botella en la Plaza Mayor de Madrid.
Será, eso sí, un café más caro de lo normal. Unos 60 francos suizos, que son unos 55 euros.
Alguien acostumbrado a ver los problemas de una trabajadora sexual media podría llegar a considerar esta variación como mejor, más segura y físicamente menos exigente, pero ya se sabe que lo repetitivo puede ser psicológicamente muy duro. Además está la sensación de ser aún más accesoria que en la prostitución propiamente dicha, un añadido tan poco valioso como la taza en la que viene el café. Desde el punto de vista de la 'masajista', este lugar puede tener lo peor de la hostelería tradicional y lo peor de una cadena de montaje.
¿Es legal?
Es posible que sí, si se inscribe como “salón erótico” de la forma correcta. En Suiza la prostitución es legal desde los años 40, pero está muy regulada y hay que pagar tasas y tener permisos aunque se ejerza de forma independiente. Hasta hace poco, incluso era legal contratar a chicas para servicios sexuales desde los 16 años, pero esto cambió gracias a acuerdos para evitar la explotación de menores en armonía con el criterio muy mayoritario al respecto en la Unión Europea, donde la frontera está en los 18.
Grégoire Théry, de la Coalición Internacional para la Abolición de la Prostitución, lo considera una forma más de esclavitud
Sin embargo, lo que no está permitido en Suiza es el proxenetismo y lógicamente las voces que abogan por evitar la mercantilización del sexo, como Grégoire Théry, director ejecutivo de la Coalición Internacional para la Abolición de la Prostitución, lo han considerado una forma más de esclavitud. Antes de que la apertura sea efectiva el Departamento Suizo para la Seguridad y la Economía tendrá que pronunciarse.
Si eres liberal, heterosexual y vas a viajar a Ginebra próximamente, quizá te encuentres con un 'mamading' de lujo, profesional y sin rodeos. El sexo como moneda de cambio, siempre mejor en la próspera Europa.
www.fellatio-cafe.com
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