El mortal ataque, en el que también resultó herido leve otro hombre, se produjo hacia las 13.00 (hora local), después de que la diputada concluyera un encuentro público con vecinos en la biblioteca de Birstall, una localidad cercana a Leeds. Cox quedó tendida en el suelo en un charco de sangre y policías armados llegaron al lugar un cuarto de hora después del ataque. A las 13.48 fue declarada muerta. La diputada había sido trasladada en helicóptero a un hospital de Leeds.
Joe Cox, madre de dos hijos, fue directiva de la ONG Oxfam y era diputada desde 2015. Ella y su marido habían participado activamente en los actos destinados a convencer al electorado laborista para que respalde la adhesión a Europa. El día antes de morir, tuiteó una fotografía de su marido con sus dos hijos navegando el Támesis en una zódiac durante un acto de campaña por la permanencia en la UE. “Mi maridito y mis hijos en la batalla del Támesis. Porque somos más fuertes dentro”, escribió Cox.
La noticia sobre una agresión cuyo móvil todavía es muy confuso ha conmocionado a la sociedad y la clase política británica, inmersos en una campaña con ataques crecientemente duros por parte de los defensores de la permanencia y la salida de la Unión Europea. Representantes de todo el espectro político mostraron su horror y su repulsa ante el asesinato de la joven diputada. Ambas campañas suspendieron sus actos en señal de duelo.
“Hoy es el comienzo de un nuevo capítulo en nuestras vidas. Más difícil, más doloroso, menos feliz y menos lleno de amor”, declaró el marido de Cox, antiguo asesor del Partido Laborista y directivo de la ONG Save the Children hasta el año pasado. “Yo mismo y los amigos y familiares de Jo trabajaremos cada momento de nuestras vidas para amar y criar a nuestros hijos y luchar contra el odio que mató a Jo”.
La prensa británica recogió los testimonios de diversos testigos que declararon haber escuchado al agresor gritar “¡Britain first!”. La frase, que significa “Gran Bretaña primero”, da nombre a un partido político de extrema derecha. Jayda Fransen, líder adjunto de la formación, declaró sentirse “extremadamente sorprendida” por esos testimonios “sin confirmar”. “Este no es absolutamente el tipo de comportamiento que podamos aprobar”, añadió.
La operación policial para esclarecer los hechos seguía abierta ayer por la noche. La policía tomó declaración a varios testigos y se incautó de diversas armas, incluida una de fuego. No confirmó oficialmente la identidad del sospechoso, detenido poco después de la agresión. Pero, según The Guardian, responde al nombre de Thomas Mair, tiene 52 años, y su vivienda fue acordonada por la policía.
Llegó al Parlamento británico hace solo un año pero Jo Cox ya era considerada como una de las diputadas más prometedoras. Apasionada de la política y la filantropía, al ocupar su escaño por el Partido Laborista dejó atrás una sólida carrera en la cooperación, que la llevó a trabajar en algunos de los más peligrosos conflictos armados del mundo. Fue directiva de la ONG Oxfam, y trabajó como asesora de la fundación Bill y Melinda Gates y de la esposa del ex primer ministro Gordon Brown.
Hija de una secretaria de una escuela y de un trabajador en una fábrica de dentífricos, nació en Batley, cerca de Leeds, la localidad que representaría en el Parlamento desde las elecciones del año pasado. Estudió en Cambridge y allí, según declaró a un medio local, nació su vocación política al comprobar lo mucho que importaba “dónde has nacido, cómo hablas y a quién conoces”.
No es fácil para un diputado nuevo destacar en una cámara con 650 escaños, y menos desde la bancada de la oposición. Pero Cox no tardó en hacerse ver con brillantes intervenciones en cuestiones como la intervención en la guerra de Siria, que defendió por motivos humanitarios, o en el propio debate europeo. Fundó el grupo parlamentario sobre Siria, presidió una red de mujeres laboristas y trabajó en Bruselas como asesora de una eurodiputada.
Fue una de los 36 diputados que nominó a Jeremy Corbyn en la contienda por liderar el partido para enriquecer el debate ideológico, aunque luego votó por la más moderada candidata Liz Kendall y escribió un artículo en el que lamentaba haber nominado a quien se convirtió en el nuevo líder. En los últimos meses, no ocultó sus críticas a Corbyn por su escasa implicación en la campaña por la permanencia en la UE, en la que ella sí participó activamente.
Deja un hijo y una hija pequeños, y un marido que este jueves, desolado, aseguró que Cox “no habría tenido remordimientos” y que “vivió cada día de su vida al máximo”.
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