Los dos anteriores ministros de Defensa de Israel, el conservador Moshe Yaalon y el ex laborista Ehud Barak, ambos antiguos generales jefes del Estado Mayor, (y en el caso de Barak, además fue el décimo primer ministro de Israel, desde 1999 hasta 2001) han llamado a derribar en las urnas el Gobierno de Benjamín Netanyahu, considerado como el más extremista en la historia del Estado judío, por estar conduciendo el país al borde del abismo y aislándolo del resto del mundo.
“Por primera vez en años, Israel cuenta con una oposición digna de tal nombre”, sostenía este viernes el corresponsal político del diario Haaretz, Barak Ravid, “y hay dos pesos pesados que desafían abiertamente al primer ministro”. Las intervenciones hipercríticas de ambos exgenerales, a las que se sumaron las de otros dos antiguos jefes de la cúpula militar —Gabi Ashkenazi y Benny Gantz— en la Conferencia de Herzliya, uno de los principales foros políticos anuales de Israel, han sacudido a la opinión pública israelí, aletargada desde las elecciones de marzo de 2015, en las que Netanyahu logró su tercer mandato consecutivo como jefe de Gobierno.
Yaalon dimitió hace un mes como titular de Defensa a raíz de la incorporación al Gabinete de coalición del ultraderechista Avigdor Lieberman, quien fue precisamente designado su sucesor en el cargo. En la primera intervención pública tras su renuncia, anunció el jueves su intención de formar un nuevo partido político de centro-derecha para presentarse a los próximos comicios “ante la creciente fractura abierta en el seno de la sociedad israelí, la erosión metódica de los valores fundamentales, los intentos de causar daños a las Fuerzas Armadas y por el demagógico liderazgo del país”.
Yaalon, que era calificado como un dirigente moderado y pragmático en el Likud, el partido encabezado por Netanyahu, acusó al jefe de Gobierno de “sembrar el miedo y agitar la división entre judíos y árabes, y entre izquierda y derecha, con tal de permanecer en el poder”.
Netanyahu se apresuró a replicar a las invectivas de Yaalon. “Uno no puede decir que confía completamente en el liderazgo del país cuando forma parte de él y completamente lo contrario cuando está fuera”, resaltó el primer ministro. “Uno no puede decir en la Conferencia de Múnich hace cuatro meses que Irán amenaza la existencia de Israel y negarlo ahora en Herzliya”.
El anterior ministro de Defensa se alejó del jefe de Gobierno tras el incidente registrado el pasado marzo en Hebrón (Cisjordania) en el que un soldado remató de un tiro en la cabeza a un atacante palestino malherido que yacía en el suelo. Yaalon era partidario de castigar con mano dura la conducta del militar, mientras Netanyahu se mostró contemporizador después de que las encuestas revelaran que un 57% de los ciudadanos estaba en contra del arresto del militar.
Desde el Likud y los servicios de prensa del Gobierno calificaron los discursos de Herzliya como propios de izquierdistas, aunque, como destacaba este viernes en Maariv el columnista Ben Caspit, “nadie puede tildad a Yaalon de lunático izquierdista, él solo muestra que en Israel hay otro tipo de derecha —razonable, liberal, con sentido de Estado—, lo que fue una vez el Likud”. También salió del laborismo para fundar un partido centrista el ex primer ministro y antiguo responsable de la cartera de Defensa Ehud Barak, quien fue aún más contundente horas después en el mismo foro:
“Si este Gobierno no rectifica, tenemos que alzarnos para derribarlo a través de las protestas civiles y de las urnas antes de que sea demasiado tarde”. Este dirigente de centro-izquierda, que se retiró de la política activa tras abandonar el Gobierno hace tres años, considera que se ha producido una “OPA hostil del Likud” por parte de “un núcleo fanático de ideología extremista que ha purgado a quienes anteponen los valores democráticos sobre el populismo”.
Al igual que Yaalon, Barak también podría haber criticado abiertamente a Netanyahu cuando formaba parte del Gobierno, como resalta este viernes el analista político de Yedioth Ahronoth, Nahum Barnea. “Ambos tienen ahora razones de sobra para sentir remordimientos”, argumenta el columnista, “pero no se puede menospreciar su discurso. El Gobierno está empezando a pagar el precio de su deriva y su demagogia. Lo está pagando en todo el mundo y también en Israel. Barak y Yaalon son solo la punta del iceberg”.
El mensaje de Barak iba dirigido también contra la línea de flotación de la política exterior de Netanyahu, quien, según dijo, ha sometido a un proceso de “hitlerización todas las amenazas regionales, al equipararlas a un nuevo Holocausto”. “Vamos camino de convertirnos en las antiguas Belfast o Bosnia, incluso en Johanesburgo (…) mediante una agenda oculta hacia un Estado del apartheid, que caería en el ostracismo antes de colapsar, o hacia un Estado binacional —en el que los judíos acabarán siendo minoría en una o dos generaciones— que desembocaría en una guerra civil”.
Netanyahu parece haber vuelto a topar con el Ejército. El pasado mes de mayo ya tuvo un encontronazo con el número dos de las Fuerzas Armadas, general Yair Golan, quien en un discurso equiparó a la sociedad israelí actual con la de la Alemania nazi. En un acto conmemorativo de la aniquilación del pueblo judío bajo el régimen de Hitler, Golan lanzó esta reflexión: “Si hay algo que me inquieta sobre el recuerdo del Holocausto es el reconocimiento del nauseabundo proceso que se registró en Europa en general, y en Alemania en particular hace 70, 80, y 90 años, y encontrar signos de ese mismo proceso entre nosotros hoy”.
Como militar, Ehud Barak dirigió arriesgadas operaciones de comando en los años setenta en Oriente Próximo y en África. Como gobernante, ordenó la retirada del Ejército israelí de Líbano hace 16 años tras casi dos décadas de ocupación del sur del país vecino. Ya retirado de la contienda política, asegura ahora que “en las capitales del mundo, ningún líder cree ni una palabra de Netanyahu y de su Gobierno”. “Solo una persona ciega, ingenua, ignorante o servil puede dejar de reconocer que en Israel existe un proceso de erosión de la democracia”, apostilló Barak en su discurso en Herzliya, “y que este Gobierno hunde sus raíces en el fascismo”.
Fuente: El País de M.
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