Abdelaziz consideraba que la convocatoria de un referéndum sobre la independencia del Sáhara Occidental era irrenunciable. Pero el Estado marroquí, hoy por hoy, solo acepta negociar el estatus del Sáhara Occidental como provincia autónoma dentro de Marruecos. Ante los suyos, ante Marruecos y ante la comunidad internacional Abdelaziz amagaba una y otra vez con retomar las armas. Hasta que su amenaza fue perdiendo credibilidad.
No obstante, el conflicto del Sáhara Occidental vive ahora tal vez el momento más tenso desde que se creara en 1991 la Misión de las Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) con el fin de preparar la celebración de un referéndum. El Frente Polisario pretende elegir a su nuevo presidente una vez cumplidos los 40 días de luto nacional decretados ayer.
Abdelaziz alcanzó la presidencia del Frente Polisario en 1976, el mismo año en que España retiró a sus tropas del Sáhara Occidental, el Frente declaró la guerra a Marruecos y Mauritania y decenas de miles de saharauis se establecieron como refugiados en la desértica región argelina de Tinduf.
Durante el resto de su vida, los campamentos en el exilio de Tinduf serían el hogar de un hombre que era hijo de un nómada, estudió medicina en Marruecos, sufrió dos heridas como combatiente del Frente, estaba casado y tuvo siete hijos. Abdelaziz no dominaba la lengua española, al contrario que muchos saharauis de su generación.
El diario El Pais de Madrid lo entrevistó en 1996 en su cuartel general del Frente
Polisario, a 30 kilómetros de los campamentos de refugiados en Tinduf.
El té lo servía un prisionero de guerra marroquí. Hacía solo cinco años
que se había firmado el alto el fuego con Marruecos. Abdelaziz reconoció
la existencia de mercado negro en los campamentos con productos
recibidos desde España y que habían aumentado el desorden interno en los
campos. Pero insistió en que la dirección del Frente no se había
distanciado de la base, tal como criticaban algunos cooperantes
españoles consultados por este diario.
Se definía así: “Estoy casado y tengo seis hijos [después tuvo un séptimo]. Nací en el Sáhara y no soy marroquí, como pretende difundir el Gobierno de Hassan II. No practico deporte, salvo alguna vez tiro y voleibol. Y el último libro que leí fue en marzo [era junio]. Se trataba de Sáhara Occidental y plan de paz, de una autora francesa”.
Mohamed Abdelaziz advertía entonces: “Si al final de año la política del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el proceso de identificación para el referéndum no nos convence, pasaremos a la lucha armada”. Casi 20 años después, en la última entrevista mantenida con este diario, en 2014, insistió: “El pueblo saharaui nos presiona y nos pide que tomemos el camino de la lucha armada inmediatamente. Desde el año pasado, [Marruecos] amenaza con retirar la Minurso del Sáhara Occidental. Si sucede, Marruecos impondrá inmediatamente una guerra, porque el Polisario y el pueblo saharaui no se van a quedar con los brazos cruzados. Los saharauis iremos a la guerra”.
A comienzos del pasado abril, Marruecos expulsó de la ciudad saharaui de El Aaiún a 73 miembros civiles de la Minurso y la misión se quedó con solo 28 empleados civiles, sin posibilidades reales de organizar un referéndum sobre la independencia. A finales del mismo mes, el Consejo de Seguridad de la ONU, alentado por Estados Unidos de América, se pronunció sobre “la necesidad urgente de que la Minurso vuelva a funcionar a plena capacidad”. Ahora Marruecos deberá decidir si asume esa “necesidad urgente”. Y el nuevo presidente del Frente Polisario tendrá que sopesar si continúa por la misma senda marcada por Abdelaziz durante 40 años.
Se definía así: “Estoy casado y tengo seis hijos [después tuvo un séptimo]. Nací en el Sáhara y no soy marroquí, como pretende difundir el Gobierno de Hassan II. No practico deporte, salvo alguna vez tiro y voleibol. Y el último libro que leí fue en marzo [era junio]. Se trataba de Sáhara Occidental y plan de paz, de una autora francesa”.
Mohamed Abdelaziz advertía entonces: “Si al final de año la política del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el proceso de identificación para el referéndum no nos convence, pasaremos a la lucha armada”. Casi 20 años después, en la última entrevista mantenida con este diario, en 2014, insistió: “El pueblo saharaui nos presiona y nos pide que tomemos el camino de la lucha armada inmediatamente. Desde el año pasado, [Marruecos] amenaza con retirar la Minurso del Sáhara Occidental. Si sucede, Marruecos impondrá inmediatamente una guerra, porque el Polisario y el pueblo saharaui no se van a quedar con los brazos cruzados. Los saharauis iremos a la guerra”.
A comienzos del pasado abril, Marruecos expulsó de la ciudad saharaui de El Aaiún a 73 miembros civiles de la Minurso y la misión se quedó con solo 28 empleados civiles, sin posibilidades reales de organizar un referéndum sobre la independencia. A finales del mismo mes, el Consejo de Seguridad de la ONU, alentado por Estados Unidos de América, se pronunció sobre “la necesidad urgente de que la Minurso vuelva a funcionar a plena capacidad”. Ahora Marruecos deberá decidir si asume esa “necesidad urgente”. Y el nuevo presidente del Frente Polisario tendrá que sopesar si continúa por la misma senda marcada por Abdelaziz durante 40 años.
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